Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades | Sección digital
Sección digital Otras reseñas Septiembre de 2008
Pablo Rodríguez, María Emma Manarelli (coordinadores), Historia de la infancia en América Latina, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2007, 673 p.[*]
Frédérique Langue
El reto planteado por este libro está a la medida del amplio proyecto editorial que conlleva. Como lo subrayan los coordinadores al evidenciar abrupta aunque certeramente su propósito, no existe otro ser menos visible en la historia latinoamericana que el niño. Tanto las historias patrias, colmadas con héroes, como las grandes síntesis económicas, sociales y políticas, suelen hacer caso omiso de aquéllos pequeños actores de la historia que, sin embargo, si han dejado huella tanto en lo cotidiano como con motivo de acontecimientos más relevantes a nivel de las naciones. Sólo de forma muy ocasional, historiografías orientadas preferentemente hacia temas de historia cultural de historia de las representaciones, como en el caso de Brasil, les devolvió vida propia y existencia histórica al poner de relieve esta historia esquiva. En otros casos, que no difieren mucho de los avances registrados en otras partes del mundo occidental y pese a unas cuantas publicaciones de relieve (P. Ariés, D. Julia, P. Fass o los acercamientos de A. Lavrín), la historia de la familia o la demografía histórica tienden a ocultar este grupo en todo caso poco homogéneo en lo social, y olvidar al mismo tiempo la centralidad que tienen en la vida cotidiana de los adultos.
Tratándose por ejemplo de la Colonia (que bien conocen la mayoría de los autores aquí reunidos y especialmente los coordinadores de esta obra), la gran mayoría de los estudios tienden a hacer hincapié en el tema de los niños abandonados (expósitos) o en la servidumbre y hasta en la esclavitud (véase dentro de este libro los artículos de M.E. Mannarelli, R. Salinas Meza, M. Florentino o J.R. Pinto de Góes), o también en la lectura que de la normativa vigente hacen unos padres poco deseosos de que sus hijos se mezclen con unas castas inferiores. Más adelante, y más allá de las jerarquías heredadas de la Colonia, el tema laboral (caso de la ciudad de Bogotá estudiado por E. Bridikhina) o guerrero, o la búsqueda educativa (los jóvenes letrados de Tlaltelolco en México o los niños de la Ilustración en el Perú, estudiados respectivamente por Pilar Gonzalbo y C. Rosas Lauro) y la mirada de la medicina (P. Rodríguez, L.E. Beláunde) llegarán a incidir en la percepción que de la experiencia infantil se tiene. Para el siglo XX, la legislación latinoamericana en su conjunto cobra especial importancia al expresar una mayor preocupación del Estado hacia las madres y los infantes (S. Romero). Los patrones educativos participan de esta forma del enfrentamiento de los paradigmas educativos, ya sean laicos o bien clericales (véase el caso quizás más ejemplar de México). Y por participar de la formación del adulto, un elemento aparentemente tan alejado de lo cotidiano infantil como lo es la violencia en sus distintas expresiones, también está presente en la vida del niño. Los niños combatientes son partes de este escenario histórico, como lo demuestra el caso de los guerreros invisibles en los conflictos civiles colombianos del siglo XIX o XX (C.E. Jaramillo; O. Vergara González) o la vivencia de los niños en el México revolucionario de principios del siglo XX (A. del Castillo Troncoso) hasta las comisiones de la verdad en distintos países (E. Acha) o la visión cinematográfica de la infancia (J. Tuñón, T. Tal).
De ahí la participación de varios autores, de procedencias tan variopintas (Argentina, Bolivia, brasil, Colombia, México, Perú, España, Estados Unidos, Alemania e Israel) en esta imprescindible empresa encaminada a rescatar sensibilidades del pasado y del presente, así como a ofrecer una lectura diferencial de las fuentes de la historia social. Además, hay que recordar que entre los olvidados de la historia académica están los niños y, más aún, las niñas, desprovistas de su condición elemental de sujeto de la historia. Este libro combina por lo tanto una amplia variedad de enfoques, fuentes (oficiales, normativas, expedientes civiles y judiciales, memorias y relatos, gacetas, crónicas, imágenes, películas etc.) y metodologías.
Esta nueva mirada a la historia de América Latina en el tiempo largo y verdadera aventura intelectual busca también producir una historia comparativa, junto a unas perspectivas panorámicas o más puntuales. El eje del análisis compartido por la mayoría de los autores apunta hacia la importancia de situar la experiencia infantil entre complejas tensiones formadas en un reparto de poder entre estructuras de parentesco y un Estado que no siempre se distingue de aquellas. El control social realizado tanto por las instituciones como por los dueños de poder político, social y moral como las normativas vigentes en cuanto a expresión o silencio de las emociones, de los sentimientos y de las sensibilidades, sustentan este enfoque que abarca tanto el período prehispánico como tiempos más modernos. No tuvimos la oportunidad de mencionar aquí a todos los autores que son parte de esta relevante empresa intelectual. Este libro requeriría en realidad un estudio mucho más pormenorizado y una discusión más profundizada de las distintas propuestas temáticas y metodológicas que afloran a lo largo de estas páginas y que una simple reseña apenas logra restituir. Por eso mismo, esta obra magistral es una primera muestra ejemplar y modélica por cierto de lo que podría ser una historia que no duda en salirse de los caminos trillados y que en el futuro merecería ser ampliada y compartida.
[*] Reseña originariamente publicada en la revista Nuevo Mundo / Mundos Nuevos.