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Judith Butler & Gayatri Chakravorty Spivak, ¿Quién le canta al Estado-Nación? Lenguaje, política y pertenencia

Buenos Aires, Editorial Paidós, 2009, 146 pp.

Mariela Solana [1]

 

El libro comienza con una serie de preguntas sugerentes: “¿Por qué relacionar literatura comparada y estados globales? ¿Qué tiene que ver la crítica literaria académica con los estados globales?” (p. 43). La réplica a estos interrogantes nunca será formulada ni directa ni explícitamente, pero podríamos arriesgar que el fin de este breve pero profundo escrito es el de aventurar una respuesta.

Las dos autoras de este libro son profesoras de Literatura Comparada en distintas universidades de los Estados Unidos. Judith Butler es profesora de la Universidad de Berkeley y ha realizado numerosos estudios en las áreas de teoría de género, políticas de la identidad, y teoría performativa. Gayatri Chakravorty Spivak, por su parte, es profesora de la Universidad de Columbia y se ha dedicado a los estudios postcoloniales.  Teniendo en cuenta la trayectoria literaria de las autoras, la publicación de un libro acerca de la globalización y los Estados-nación puede parecer insólita, pero es también lo que constituye, a mi entender, el mayor aporte del libro, a saber, una mirada fresca y original acerca de una problemática hartamente estudiada por las ciencias políticas.

Dado que se trata de la transcripción de una conferencia pronunciada por las autoras en mayo de 2006 en la Universidad de California, el libro está articulado en dos momentos: la exposición de Butler seguido de la exposición de Spivak. A diferencia de la versión original en inglés – editada por Seagull – que comenzaba directamente con la intervención de Butler, sin ninguna explicación previa acerca de las circunstancias de producción de la conferencia, la edición en castellano incluye una introducción en la que se repone la situación que convocó a las autoras y contiene un prólogo a cargo del sociólogo Eduardo Grüner.

La apuesta de analizar los estados globalizados desde la teoría literaria no resulta tan sorprendente una vez que reconocemos la estrecha vinculación entre el Estado-nación y el lenguaje. Es justamente la reflexión en torno a un caso de traducción aquello que bautiza y da lugar a las reflexiones que componen este libro. En la primavera del 2006, mientras el Congreso estadounidense se debatía a cerca de los derechos de residencia y ciudadanía, un grupo de inmigrantes ilegales protestó en las calles de California a favor de sus derechos. Durante esa manifestación los inmigrantes, en su mayoría hispanohablantes, entonaron el himno nacional de los Estados Unidos en español. La respuesta oficial fue contundente: el presidente Bush sostuvo que el himno norteamericano sólo podía ser cantado en inglés.

La práctica de exclusión constante de las minorías por parte de los estados nacionales, encarnada en las palabras de Bush, constituye el objeto de estudio de esta conferencia. Al fin y al cabo, como señala Butler “si el Estado es lo que vincula, también es claramente lo que puede desvincular” (p. 45). El objetivo y la apuesta del libro es, a su vez, pensar y proponer, en nuestro mundo globalizado contemporáneo, nuevas formas de pertenencia ciudadana que vayan más allá de la nacionalidad, pero sin abandonar al Estado como estructura legal e institucional. En otras palabras, lo que se cuestiona y se pretende superar son las teorías nacionalistas que consideran el guión ortográfico que une las palabras “Estado-nación” como una cadena inquebrantable.  

La primera parte del libro, donde se reproduce la intervención de Judith Butler, está centrada en la noción de apatricidad [statelessness]. Butler recurre a las consideraciones de Hannah Arendt en Los Orígenes del Totalitarismo para reflexionar en torno a la  manera en que los Estados-nación logran constituirse a través de la expulsión y exclusión de ciertos individuos. Con el propósito de alcanzar la unidad fundamental que encuadre a todos los ciudadanos bajo una identidad nacional, el Estado mismo deberá producir, necesariamente, apátridas. El punto fundamental es que la expulsión de los ciudadanos ilegítimos no es un fenómeno accidental o contingente, sino que está enraizado en la estructura misma del Estado-nación, es decir que el Estado-nación necesita, para ser lo que es, dicha expulsión.

El segundo elemento que Butler retoma de Arendt es su idea de que existe un derecho de todos los hombres a tener derechos. Los inmigrantes ilegales que protestaron en las calles de California estaban ejerciendo sus derechos, el derecho a la libertad de expresión y de libre asamblea, aún cuando la autoridad encargada de asegurar esos derechos se los estaba denegando. Este ejercicio, no obstante, implicaba una contradicción performativa, ya que ejercían derechos que no poseían legítimamente. Pero los derechos que ejercían eran de otro tipo: eran sus derechos a tener derechos, es decir, derechos previos y más fundamentales que los garantizados por el derecho positivo. Es esta contradicción performativa, para Butler, el elemento político fundamental de la movilización californiana.

La autora culmina su exposición preguntándose si este tipo de protesta puede ayudar a desmantelar el nacionalismo y, a su vez, si podemos pensar en formas de pertenencia que vayan más allá de la nacionalidad.

Es esta pregunta a la que intentará dar respuesta Spivak en su intervención. Esta segunda parte del libro, proporcionalmente más breve que la de Butler, nos introduce al mundo global contemporáneo por medio de ejemplos, análisis y observaciones políticas de corte empírico.

El concepto clave para pensar en nuevas formas de pertenencia no-nacionales, para Spivak, es el de regionalismo crítico. Por un lado, la noción de regionalismo es conveniente para superar los nacionalismos ya que las regiones abarcan en su seno a diferentes etnias y comunidades. Sin embargo, Spivak pone el acento en el carácter crítico del regionalismo, ya que las regiones, tal como están organizadas hoy en día, parecen ser meras ficciones geográficas. La región del sur de Asia, por ejemplo, que incluye a India y Palestina, no da cuenta de que esos dos países continúan siendo candentes enemigos. Los antiguos límites trazados en los mapas postcoloniales deberán ser repensados por el regionalismo crítico para no caer en absurdos de este tipo.

Si bien tanto en la intervención de Spivak como en la de Butler hay una apuesta por la superación del Estado-nación, ambas autoras dejan en claro la necesidad de conservar una forma – si bien como estructura abstracta – de Estado. Lejos de caer en un cosmopolitismo naïf, las autoras reconocen que un gobierno global corre el riesgo de no trabajar a favor de todos los ciudadanos por igual. Por ende, todavía es necesario, aún cuando fuera a título de mero medio redistributivo, la estructura jurídico-legal del Estado.

Las incursiones de Butler y Spivak en temas en los que no son especialistas las ha expuesto a una serie de críticas por parte de sus lectores, quienes les reprocharon que su estatus académico no les daba licencia para hablar sobre cualquier tema. Sin embargo, desde una mirada más benévola, podemos apreciar que es justamente esta distancia entre los temas abordados en el libro y la trayectoria intelectual de las autoras lo que hace de este texto una contribución significativa y una bocanada de aire fresco para la comunidad académica y para el público general. 


[1] Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires | mariela.solana@gmail.com

 

 

ISSN 0327-7763  |  2010 Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades  |  Contactar