Sección digital Otras reseñas marzo de 2009

Reseña del libro: “Peronismo y prensa escrita: abordajes, miradas e interpretaciones nacionales y extranjeras”, Raanan Rein y Claudio Panella (compiladores). La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 2008, 359 pp. ISBN 978-950-34-0482-9

M. Victoria García Martín | Universidad Nacional de La Plata, Argentina

 

El rol de los medios de comunicación escritos durante los años peronistas así como los múltiples aspectos de la relación entre la prensa y el gobierno de Perón, constituyen una temática abordada por no pocos investigadores durante los últimos años, confirmando el interés que sigue suscitando el estudio del período denominado peronismo clásico (1946-1955). La originalidad de este libro consiste en el tratamiento de la relación entre la prensa escrita y el peronismo desde una perspectiva más amplia, al analizar las distintas expresiones vertidas sobre el gobierno peronista desde la prensa nacional y la prensa extranjera, permitiendo realizar nuevas apreciaciones.

La primera parte del libro está dedicada a los periódicos nacionales. El primer trabajo, de Claudio Panella, nos introduce en la visión que el periódico La Vanguardia - órgano oficial del Partido Socialista- tuvo de los orígenes del peronismo, y particularmente de los acontecimientos del 17 y 18 de octubre de 1945. Panella reconoce el significativo rol político que cumplió La Vanguardia durante la campaña presidencial: voz de las visiones incluso más reaccionarias, expresó su apoyo al embajador norteamericano Spruille Braden y convocó persistentemente a las fuerzas opositoras a la creación de una alianza política para enfrentar a Juan D. Perón. Sobre la posición de La Vanguardia durante los sucesos de octubre, el autor resalta la creciente virulencia en la ofensiva discursiva del periódico hacia Perón y sus seguidores, a su vez atravesada por la incomprensión y la subestimación del fenómeno peronista, caracterizando La Vanguardia como “lúmpenes” y “marginales” a los manifestantes, negando el carácter de clase de lo que comenzaba a ser “el  peronismo”.

Myriam Pelazas analiza el apoyo “condicionado” a Perón desde las páginas de Democracia, un diario dirigido a los sectores medios de la sociedad. La autora distingue claramente dos etapas en la vida del diario: desde 1945 hasta inicios de 1947, en que Democracia surge para apoyar la candidatura de Perón como un espacio de promoción y discusión de ideas pero también como un espacio de crítica; y una segunda etapa desde enero de 1947, en que el diario es comprado y su función pasará de discutir a difundir las obras del gobierno, particularmente la obra de la Fundación Eva Perón.

Claudio Panella explora cómo, a través de un apoyo incondicional a Perón, el diario El Laborista colaboró significativamente a la victoria de Perón. El diario acompañará detalladamente la campaña, minimizando y ridiculizando los actos de la Unión Democrática. También transcribía editoriales y noticias de diarios extranjeros, así como publicó fragmentos del “Libro Azul” refutando cada uno de sus argumentos, relacionando el accionar del embajador Braden con la Unión Democrática y analizando las vinculaciones entre los Estados Unidos, los partidos políticos, los medios de comunicación y los grupos económicos. El Laborista era un diario de lucha, cuya misión en la campaña electoral fue encarada por el diario como “una cruzada hacia la renovación política y democrática”.

 Marcelo Fonticelli aborda las interpelaciones a la política internacional del gobierno peronista por el diario La Hora, órgano oficial del Partido Comunista. El choque entre el internacionalismo proletario y la tercera posición es estudiado por el autor a través de tres hechos. En primer lugar, la relación del gobierno peronista con el régimen de Franco, en la cual la ayuda argentina a España será denunciada por La Hora, debido a que así se garantizaba la supervivencia del régimen español. En segundo lugar analiza la crisis de Berlín de 1948: la participación argentina en la ONU, y especialmente del canciller Bramuglia como mediador en dicho conflicto, será caracterizada por el diario como el fracaso de la política de la tercera posición del gobierno argentino. Por último, el autor indaga en el affaire Conde Magdaleno, luego del cual las declaraciones del agregado obrero de la Embajada Argentina en Moscú develan negativos aspectos de las condiciones de vida en la URSS, apreciando en cambio la verdadera justicia social del peronismo en la Argentina. La Hora considera a dichas declaraciones parte de una maniobra para enturbiar las relaciones entre la Argentina y la URSS. Fonticelli advierte que las posturas del diario parten de la estrategia del Partido Comunista, quien trataba de no desligarse de las bases del movimiento peronista hasta que los trabajadores madurasen y encontraran la conciencia de clase, arrebatada según dicho partido desde 1943.

La difícil convivencia entre el gobierno peronista y la prensa opositora es analizada por Alicia Poderte en su trabajo sobre el diario El Intransigente, de Salta, donde la censura del diario -expresión de una tendencia del radicalismo salteño- y el encarcelamiento de su propietario y director, David Michel Torino, se entrecruza con la división de la herencia de una familia que lideraba el negocio de la producción vitivinícola en la región andina. Ante la irrupción del peronismo el mencionado periódico se constituye como un espacio desde donde la familia Michel Torino y el radicalismo salteño expresaban su odio visceral al peronismo, adhiriendo a las expresiones del Libro Azul y asociando frecuentemente las figuras de Perón, Rosas y Hitler, pero jamás publicando imagen alguna de Perón o de Evita en sus páginas. El Intransigente ataca la Constitución de 1949, la labor del IAPI y señala la persecución a la prensa “independiente”. Poderti describe cómo la lucha política se mezcla con los intereses económicos de la familia cuando las dificultades del juicio requieren la intervención de la justicia salteña por parte del gobierno nacional, fallando la Corte en contra de la poderosa familia. Si bien El Intransigente había sido cerrado en 1949, David Michel Torino lanzaba un boletín clandestino con ataques mucho más feroces al oficialismo, lo que produjo su encarcelamiento. El cierre del diario tuvo eco a nivel nacional e internacional, logrando adhesiones de medios como La Nación, la revista Time y la Sociedad Interamericana de Prensa.

Claudio Panella explora los borrosos límites entre la libertad de prensa y libertad de empresa al abordar la problemática que llevó a la expropiación del diario La Prensa en 1951, retomando el debate que tuvo lugar en aquellos años: “¿ataque a la libertad de prensa o acto revolucionario?”. Las características del conflicto gremial que dio origen a la disputa entre el gobierno peronista y el diario, así como el problema con la provisión de papel -que afectaba los ingresos de los diarios en publicidad- son detalladas por el autor, si bien el fuerte del trabajo es el lugar proporcionado al debate parlamentario del cual se vislumbran dos grandes campos, a favor y en contra de la expropiación del diario opositor, tomando el caso dimensión internacional. Las relaciones argentino-norteamericanas se ven complicadas en el nuevo y delicado contexto de guerra fría cuando  la prensa internacional, asociaciones de periodistas y agencias de noticias como la United Press –vinculada por intereses económicos a La Prensa-, reclaman la mediación del gobierno estadounidense en el asunto.

En el último trabajo de la primera parte del libro, César Arrondo estudia las elecciones de 1951 vistas por el diario La Nación. La cobertura de los comicios presidenciales por La Nación  se desarrolla al calor la campaña que inicia el gobierno por la expropiación de su colega La Prensa, al cual el diario fundado por Bartolomé Mitre expresa su solidaridad, pero no lo imita en su accionar. Arrondo aprecia una disminución de la virulencia en las críticas de la La Nación a ciertas políticas del gobierno, principalmente la Constitución de 1949 y la reforma de la Ley Electoral. El periódico informa y otorga siempre la primera plana a todos los actos oficialistas, a la vez que sigue detalladamente la campaña de Unión Cívica Radical - quien tenía restringido el uso de la radiodifusión-, si bien relegándola a páginas interiores. No se vislumbra una posición explícita a favor de la fórmula radical por parte del diario; la actitud dual de La Nación –señala Arrondo- durante las elecciones de 1951 obedecerá quizás tanto a la influencia del problema con la prensa cómo a que el programa radical no expresaba realmente a los intereses que defendía el tradicional diario de la familia Mitre. 

La segunda parte del libro, dedicada al análisis de los periódicos extranjeros y el peronismo, tiene como inspiración la persistencia de la imagen negativa de Perón en la prensa norteamericana, y los grandes esfuerzos que se hicieron desde dentro y fuera del gobierno para desmitificar la imagen de fascista del líder justicialista que le adjudicó el mundo anglosajón de manera permanente.

Nicolás Quiroga indaga en el rol de los corresponsales, editorialistas y viajeros en la producción y reproducción de las representaciones sobre el peronismo en el New York Times entre 1945 y 1951. El autor explora las características de la actividad periodística de estos hombres, de las que se destacan el uso del “archivo”, para reconstruir una imagen de lo que es el peronismo, y la frecuente recurrencia al intertexto de editoriales y noticias de medios opositores locales -indicador de cierta “camaradería”, cuando no de intereses económicos en común. Asimismo vislumbra ciertos cambios que se producen en las prácticas de los corresponsales, cuya línea se aleja de la que mantiene el diario, y que les permite cuestionar las concepciones vigentes sobre la región latinoamericana.  Dos asuntos son claves en torno a las representaciones del peronismo que realiza el New York Times, y que contribuirá a instaurar en la escena política: el cómo desde el diario “se tamizaba” el accionar político de Perón y el “problema de la prensa”, cuestión que concentra la mayor cantidad de noticias durante el período estudiado y que devela la posición asumida por el diario.  

Gwyn Howells investiga la relación de la prensa británica y el peronismo a través del análisis de publicaciones como el Guardian, Mail, Sunday Express, The Times y Economist, entre otros, distinguiendo tres etapas en dicha relación. La primera, signada por la influencia del legado ideológico de la guerra en la prensa inglesa y la imagen de la Argentina fomentada por los informes de Washington, que varios medios toman al pie de la letra aunque a otros –principalmente a la derecha- les preocupaba más el suministro de carne barata argentina. La segunda etapa, atravesada por el objetivo del gobierno laborista de renovar el pacto bilateral sobre comercio de carnes y por el conflicto con La Prensa, cuestiones que, reflejadas en la prensa británica, son utilizadas para asestar golpes contra los adversarios políticos internos. En la tercera etapa, las condiciones políticas y económicas en Inglaterra dejan lugar a una mayor objetividad en la cobertura de los sucesos, aunque el enfrentamiento político en ese país se traslucirá en la cobertura de los asuntos argentinos, con la expresión de distintas visiones sobre el funcionamiento y los propósitos del estado. El autor resalta el desconocimiento que aquejaba a los periodistas ingleses sobre las políticas nacionalistas y desarrollistas del Tercer Mundo, la incapacidad para poder pensar más allá del estilo de la democracia occidental y la ausencia de compromiso en los periodistas a la hora de informar los acontecimientos argentinos.

Raanan Rein analiza el deterioro de las relaciones bilaterales argentino-españolas y el activo papel que cumplió la prensa en ese distanciamiento. Durante los años de la alianza Franco-Perón, diarios como ABC (monárquico), Arriba (falangista) y Ya (católico) no mostraron interés en el fenómeno peronista en la Argentina, sino que hicieron hincapié en las relaciones entre ambos países, con el objetivo de que estas derivaran en un reforzamiento del régimen franquista. Cuando la conexión económica –base de la alianza- se rompió, el deterioro se trasladó también a otras esferas, expresándose con graves agresiones a través de la prensa, que provocaron intercambios entre diplomáticos y funcionarios argentinos con sus pares españoles y con los directores de los diarios por como era juzgado el gobierno argentino, llegando a ser necesario el diálogo entre Franco y Perón para aclarar rumores políticos vertidos por la prensa. Las posiciones de la prensa española en torno al peronismo distaron sin embargo de ser homogéneas, lográndose ver más claramente luego del derrocamiento de Perón. La aprobación de actos peronistas contra la dictadura y el reclamo por la causa del asilo a Perón, pronunciados desde  Arriba y Pueblo (sindicalista), dan cuenta de los diversos matices ideológicos y políticos, expresiones de las distintas corrientes y facciones que pujaban bajo el poder político de Franco.

El último trabajo del libro, también de Raanan Rein, indaga en las divergencias en la comunidad judía en torno al gobierno peronista, las cuales eran  expresadas en la prensa israelí y en la prensa internacional. La importante influencia de la comunidad judía en la norteamericana se evidenciaba en medios como el New York Times, Time y Life, que expresaban gran hostilidad hacia el peronismo. El estudio de la prensa israelí –pasando por el diario de extrema derecha Herut, los liberales Maariv, Hatzofé, y Haaretz, el socialdemócrata y órgano de la central de trabajadores israelí Davar, el socialista opositor Al Hamishmar y el Kol Haam, órgano del Partido Comunista- permite a Rein señalar en cambio la heterogeneidad de la imagen de Perón en ese país; si bien la minuciosa cobertura de eventos centrales para las relaciones entre Israel y la Argentina nunca llegaba a interpelar la realidad política argentina. El autor destaca en la mayoría de las publicaciones –expresiones de la diversidad de ideas en la sociedad israelí- la voluntad de enfatizar el progreso de los lazos en diversas áreas, resaltando los logros del gobierno israelí en política exterior y dejando de lado las hostilidades de la comunidad judía en Argentina y en Estados Unidos hacia Perón.

En su conjunto, los artículos aquí reunidos realizan un aporte historiográfico de gran valor: por el estudio pormenorizado de la prensa de la época –valioso para los especialistas en la temática-, y por la novedad de un análisis desde una perspectiva más amplia, que invita a reflexionar sobre el importante papel que tienen los medios de comunicación – y específicamente los periódicos, como actores políticos que son- en la vida de las sociedades.

 

 

ISSN 0327-7763  |  2010 Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades  |  Contactar