Sección digital Otras reseñas Agosto de 2009

La existencia como reflejo del pensar [*]

Una sobria inquietud. Karl Löwith y la filosofía. Donaggio, Enrico Katz, Buenos Aires, 2006.

Matías Esteban Ilivitzky [*]

 

En esta relevante obra biográfica encontraremos los cambios que el primer discípulo directo de Martin Heidegger experimentó a lo largo de su existencia en el plano del pensamiento. Donaggio no se propone retratar los aspectos personales o desconocidos de uno de los filósofos contemporáneos más incisivos, sino que por el contrario se aboca principalmente a narrar como las ideas, intereses, escritos, clases y conferencias de Löwith van mutando con el paso del tiempo, a fin de establecer continuidades y discrepancias en una obra vasta y que, de no efectuarse este recorrido, sería interpretada como fragmentaria.

El único contacto personal de relevancia que el biógrafo está interesado en explorar es el que el protagonista de este libro mantiene con su maestro, apodado el Mago de Messkirch. Este factor igualmente no contradice la tesis de la biografía estrictamente intelectual que es Una sobria inquietud, debido a que la relación entre el alumno y su profesor estará marcada por las variaciones que uno y otro sufren tanto en los aspectos teóricos como en los de índole práctica. Como ejemplo paradigmático de este último caso se encuentra la llegada del nazismo, la que definitivamente separará sus destinos. Heidegger avalará al régimen y asumirá por un año los destinos de la universidad de Friburgo, mientras que su discípulo, debido a su ascendencia judía, deberá abandonar Alemania para embarcarse en un largo exilio que lo llevará por Italia, Japón y los Estados Unidos.

Donaggio comienza describiendo a Löwith desde su madurez, cuando cumple sesenta años y recuerda que, más allá de los percances y desventuras sufridos, los mejores años de su vida fueron los que pasó como estudiante y joven profesor de filosofía en la República de Weimar. Evidentemente un clima proclive a las discusiones y debates teóricos que reunía a figuras como Walter Benjamin, Max Weber, Edmund Husserl, Martin Heidegger, Leo Strauss o Hannah Arendt no podía dejar de ser un hito en la historia personal de cualquier pensador del siglo pasado.

Como hecho paradojal los primeros intereses del autor de De Hegel a Nietzsche se dirigieron, inicialmente, tanto hacia la biología como la poesía, esta última a través de la cercanía con el círculo de Stefan George. Luego de servir como voluntario en la Primera Guerra Mundial, Löwith se inicia en sus estudios tomando cursos tanto de ciencias naturales como de humanidades, hasta que finalmente se inclina por la filosofía, en particular en la entonces inédita corriente denominada “fenomenología”, desarrollada en esos momentos Husserl, con quien comienza a formarse en 1919.

Sin embargo pronto se ve extrañado por las enseñanzas husserlianas (a pesar de que posteriormente lo recuerde con mayor aprecio), y es precisamente este hecho el que, a juicio de su biógrafo, lo conducirá a familiarizarse con un joven asistente del  fenomenólogo, Martin Heidegger. Como relata Löwith: “Comprendí inmediatamente que usted - y no Husserl – era mi maestro [...]” (p.28, cursivas en el original).

A partir de esta y otras revelaciones irá conformándose la trama de la historia, la cual a pesar de esta convergencia inicial opondrá a los dos protagonistas en un sutil in crescendo, hecho que confirma, para Donaggio, que la relación docente-alumno no pudo ser quebrada por ambas partes. Es que junto con Nietzsche, a quien le dedica su tesis doctoral de 1923, será el autor de El ser y el tiempo el que influencie primordialmente sus consideraciones filosóficas.

Luego de una juventud que se describe sucintamente como atormentada y rayana en el suicidio, Löwith descubrirá, a través de una estadía inicial de un año en Italia, la vía de la simplicidad, como él la denomina, por la cuál decide aferrarse a la vida, posición que lo distancia de las consideraciones heideggerianas en relación a la muerte. Pasan entonces más de cuatro años hasta que presenta su escrito de habilitación, por el cual es aceptado en 1928 para ejercer la docencia en la Universidad de Marburgo. Es en ese tiempo en que decide finalmente hacer de la filosofía, al igual que la ciencia en el caso weberiano, su vocación.

Es en este contexto epocal en donde se establece la clave que permite interpretar tanto la decisión de Löwith de dedicarse a filosofar como su posterior ruptura con su maestro: “Emanciparse de Heidegger, o fijar al menos la justa medida frente a una figura tan fuerte, no era tarea fácil. Para todos los que entablaron con él una relación intensa, ello representó directamente la tarea de una vida”. (p.67) El deber de su existencia será entonces contraponerse a la ontología existencial desarrollada por el mago de Messkirch a través de un proyecto autónomo, la antropología de la modernidad, signado por la revelación de una secularización incompleta, con una gran presencia de la religión, que vuelca a los sujetos hacia el nihilismo por la ausencia de referentes vitales que doten de un sentido heterónomo a una existencia que se reconoce independiente.

Luego de la llegada de Hitler al poder Löwith deberá emigrar forzadamente de Alemania, a pesar de su manifiesto desinterés por las cuestiones políticas. Por medio de una beca de la fundación Rockefeller se dirige nuevamente a Italia a principios de 1934, en donde permanecerá hasta octubre de 1936. Su nueva estadía posee resultados opuestos a la anterior, ya que siente una gran carencia de estímulos intelectuales en momentos en los que precisamente el régimen fascista tendía hacia un mayor grado de intolerancia. Por lo antedicho, y habiendo sido infructíferas gestiones para trasladarse a Turquía o los Estados Unidos, parte hacia Japón en donde permanecerá hasta enero de 1941.

Será en su estadía en la nación asiática en donde sentirá la gran impronta filosófica de la tradición occidental de la cual es parte. Comprende que es ardua su integración a la sociedad japonesa debido a la falta de un marco valorativo común con el cuál entender los respectivos horizontes existenciales, lo que explica que su tarea docente fuera impartida en su propio idioma materno, y dirigida por cierto a estudiantes que estaban ansiosos por escucharlo. Y nuevamente, al encontrarse en otro Estado aliado al régimen nazi, deberá partir en forma forzosa a la New School for Social Research en Estados Unidos, de la que solamente poseía una invitación para ejercer la docencia sin remuneración garantizada. Por último, habiéndose asimismo extrañado del ambiente académico norteamericano y guardando un distanciamiento prudencial al finalizar el conflicto bélico, resuelve regresar a Alemania en 1954 bajo el prestigioso cargo de titular de la cátedra de filosofía en Heidelberg, en donde permanecerá hasta 1964. El puesto fue conseguido en parte gracias a las gestiones de su amigo y también discípulo de Heidegger, Hans Georg Gadamer.

Como resultado de sus últimos años de trabajo se encuentra plasmada su crítica al existencialismo heideggeriano en el volumen Heidegger, pensador de un tiempo indigente [1] , en el cual intenta explicar el compromiso de su maestro con el nacionalsocialismo basándose en sus categorías filosóficas. También corresponde a este período Historia del mundo y salvación. Los presupuestos teológicos de la filosofía de la historia [2] , en el cual elabora una fundamentada crítica hacia el historicismo y sus resabios provenientes de la teología, debido a que a su parecer el pensamiento no debía sostenerse ni en un credo religioso ni en uno aparentemente secular, como el que observa poseen los adeptos al autor de Sein und Zeit.

Hacia el final de sus días Löwith sostenía que “[...]quien no logra encontrar un sentido en su propia breve vida, lo buscará en vano en las épocas de la historia o en una teoría que pretenda develar su fin último.” (p.99). Será para Donaggio la filosofía misma, ese inquieto e incesante camino reflexivo, el que le permitió dotar al protagonista de esta obra la iniciativa y la capacidad necesarias para otorgarle un sentido no solo a su obra teórica sino también, y con mucha mayor intensidad, a su completa existencia.


[*] CONICET, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: ilivitzky@gmail.com

[1] México, Fondo de Cultura Económica, 2006.

[2] Buenos Aires, Katz, 2007.

 

 

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