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Reseña sobre Rein, Raanan y Panella, Claudio (Comps.), El retorno de Perón y el peronismo en la visión de la prensa nacional y extranjera.
La Plata, Editorial de la Universidad Nacional de La Plata, 2009.
Mg. Emmanuel N. Kahan | CONICET- CISH/UNLP- NEJ/IDES
Durante la presentación del libro El retorno de Perón y el peronismo en la visión de la prensa nacional y extranjera, Raanan Rein se interrogó- tras un breve repaso del estado de la cuestión en torno del peronismo- si continuaba siendo viable y relevante la investigación en torno de los orígenes, las facciones y los conflictos suscitados por el movimiento liderado por Juan Domingo Perón. Si bien la pregunta podía parecer retórica- el orador estaba presentando un nuevo libro compuesto por investigaciones acerca del peronismo-, la respuesta resultó significativa: las representaciones acerca del peronismo fueron tan diversas, cambiantes y difusas, que cada nueva pesquisa ilumina un poco más la particularidad de la experiencia peronista.
No obstante, la compilación de artículos realizada por Rein y Panella no pretenden desentrañar las intrigas y disputas de las facciones peronistas durante los álgidos años de la primera mitad de los setenta- sobre los que existe una escasa y a la vez relevante bibliografía. La preocupación de los investigadores reunidos en este volumen se centra en la posibilidad de explicar cuáles fueron las representaciones producidas sobre “el retorno de Perón y peronismo” al poder tras dieciocho años de proscripción. Significativamente, los posicionamientos de diversos medios gráficos en torno de los episodios que jalonan el “retorno de Perón” hasta la irrupción de la Junta Militar- el 24 de marzo de 1976- forman parte del corpus analizado por los autores: el viaje de Perón a la Argentina en noviembre de 1972, la contienda electoral y posterior asunción de Héctor Cámpora como Presidente de la Nación en 1973, la masacre de Ezeiza, la renuncia de Cámpora y la consagración de la fórmula presidencial Juan Domingo Perón-María Estela Martínez de Perón, la muerte del “líder histórico del movimiento” y la crisis suscitada tras la asunción de la presidencia por parte de su esposa y Vice-Presidente de la Nación.
Sin embargo, pese a la pluralidad de voces analizadas, un tópico pareciera querer unificar los trabajos de los investigadores compilados en este volumen: considerar a la prensa gráfica como un medio de información y, a su vez, como un actor que se posiciona políticamente frente a los avatares de su tiempo. En este sentido, el libro de Rein y Panella reconoce una de las dificultades con las que se enfrenta el historiador: la prensa gráfica es una fuente para la investigación que debe ser leída con cuidado, pues sus “informaciones” no se encuentran despojadas de sentidos políticos, sociales, culturales, económicos, etc. De forma positiva, y aunque pueda ir en desmedro del lector interesado en “llegar al punto”- cuáles fueron los posicionamientos frente “al retorno del Perón y el peronismo”- los articulistas nos presentan las trayectorias de cada medio gráfico analizado en pos de comprender los posicionamientos producidos acerca del peronismo.
En el caso de los medios gráficos en Argentina los diversos periódicos y semanarios produjeron una serie de sentidos que fueron desde el ensalzamiento de la figura de Perón y el peronismo hasta su condena como movimiento de corte fascista autoritario, pasando por el beneplácito de la recuperación democrática-institucional que significaba la asunción de Cámpora en mayo de 1973. El difícil balance de los gobiernos militares o las democracias tuteladas tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón, acompasadas por la prohibición del peronismo, primero, y la proscripción después, brindaron un aura particular al retorno de Perón y el peronismo al poder.
Como señala Alicia Poderti, por ejemplo, respecto de los virajes de The Buenos Aires Herald, donde Perón dejó de ser considerado un “viejo monarca” para convertirse en un “estadista” a quien la historia la brinda una segunda oportunidad. No obstante, las lecturas positivas respecto del retorno del peronismo y su victoria en la contienda electoral no se cimentaron sobre las mismas apreciaciones. Si bien Clarin, Crónica, La Opinión y Mayoría se muestran optimistas respecto del triunfo de Cámpora primero y de Perón después, las representaciones acerca de lo que implicaba este “retorno” son diferenciados por los distintos autores. Para La Nación, por ejemplo, como propone Carnagui, la vindicación del triunfo de Perón encierra la noción de que el líder pondrá freno a los impulsos transformadores con los cuales se embanderan algunas facciones del movimiento peronista.
Los trabajos sobre las publicaciones próximas al peronismo resultan, a su vez, reveladoras. El artículo de Cesar Arrondo sobre Crónica es ilustrativo del lugar que ocupó el periódico popular en las disputas internas del movimiento peronista. Como señala el autor, el lugar destacado que ocuparon las solicitadas de las 62 Organizaciones gremiales y las entrevistas a dirigentes de la ortodoxia peronista tendieron a generar un consenso en oposición a las facciones de izquierda del peronismo. Guillermo Clarke, por otra parte, introduce el análisis de una publicación que, editada durante el período 1973-1976, incorporó una serie de voces y debates que marcaron, al menos hasta la llegada de Perón a la presidencia, la agenda pública de discusión al interior del campo peronista. Mayoría, una invención de los hermanos Tulio y Bruno Jacovella, realizaría un derrotero cuyo inicio es afín a la causa del retorno de Perón para concluir con un tono crítico y de condena al gobierno liderado por María Estela Martínez de Perón.
El trabajo de Marcelo Fonticelli sobre el emprendimiento de Jacobo Timerman, La Opinión, resulta particularmente revelador. Pues, además de identificar dos etapas- una afín a los sectores de la izquierda peronista y otra que denomina de “derechización”- el investigador pone de manifiesto que la redacción del periódico se había transformado en un “campo de batalla” o “caja de resonancias” de los clivajes y las crisis que acompañaron al gobierno peronista.
Finalmente, los trabajos de Claudio Panella sobre La Prensa y La Vanguardia resultan iluminadores pues evidencian que el consenso positivo acerca del retorno de Perón y el peronismo fue resquebrajado por la prédica de quienes vieron en la victoria del peronismo la vuelta del “mal absoluto”. Respecto de La Prensa, sostendrá Panella, se constituyó en el representante mediático de los valores antiperonistas de la Revolución Libertadora. Sobre La Vanguardia- vocero en sus orígenes del Partido Socialista- Panella considerará que sus posiciones eran producto de un grupo minúsculo y liberal del Partido que continuaron asimilando al peronismo con el fascismo europeo.
Otra de las características particulares del libro es su perspectiva transnacional. Si bien la primera parte esta dedicada a las representaciones producidas en las páginas de la prensa nacional- incluido un análisis de la línea editorial de The Buenos Aires Herald-, la segunda parte de la compilación releva la recepción del fenómeno peronista y los posicionamientos suscitados en la prensa gráfica de los más diversos países: Gran Bretaña, Alemania, Italia, Francia, España, Israel, Chile y Uruguay. En este sentido, y como destaca el trabajo de Carolina Cerrano sobre la prensa española durante el tardofranquismo, los posicionamientos frente a la experiencia peronista y/o la vuelta a la democracia en Argentina servían, en algunos de los países abordados, para dar cuenta de los fenómenos políticos que experimentaban cada uno de ellos a nivel local: el declive del franquismo y el impulso re-democratizador en España; el golpe militar contra Salvador Allende y la represión militar en Chile; el golpe en Uruguay y la persecución a dirigentes y medios gráficos en Uruguay.
Cada artículo dedicado al análisis de la prensa internacional, a diferencia de los estudios sobre los medios locales, reconstruye los diversos posicionamientos producidos por una variada gama de periódicos, semanarios y revistas. Así como en el caso español, chileno y uruguayo, las referencias al caso argentino sirvieron para referir a la dinámica de los procesos políticos locales, en el caso israelí, por ejemplo, la perspectiva de los actores se centró en definir cuán cercano o no se encontraba el régimen peronista de la política diplomática israelí y del reconocimiento de la legitimidad del sionismo. Sin embargo, como señala Rein, el contexto geopolítico en el que se insertó “el retorno de Perón y el peronismo en Argentina” resultó marginal frente a la Guerra de Iom Kipur desatada a mediados de noviembre de 1973.
El análisis de los medios gráficos israelíes- al igual que en los otros países analizados- permiten sostener que no existió una única corriente de opinión “internacional” frente al peronismo. Sin embargo, como propone Michael Goebel en su estudio sobre la prensa británica, alemana e italiana- y en la misma línea se encuentra el trabajo de Moira Cristiá sobre el caso francés- el análisis de los posicionamientos y representaciones sobre el tercer gobierno peronista en la prensa internacional parece ser coincidente al menos en una percepción: el retrato del peronismo y la política argentina en esos años como el desarrollo de una tragedia griega, en la que todo el mundo sabía que el desastre se avecinaba y, sin embargo, se hizo todo lo que había que hacer para que llegara. [1]
La reseña, no obstante, estaría incompleta sin una mención especial. Se ha aludido de manera conciente a lo largo de ella a la prensa gráfica y/o los medios gráficos, para destacar el revelador trabajo de Mirta Varela sobre la representación el peronismo y la recepción de los discursos de Perón- como de los actos y a movilización a Ezeiza- en los medios audiovisuales. “Perón se dirigió al pueblo por televisión” se atreve a incorporar el registro fílmico y/o televiso como documento para el trabajo del historiador. Con los mismos cuidados que se sostiene para el análisis de los medios gráficos, Varela indaga en cómo se construyeron sentidos en torno del peronismo y la conflictividad que suscitó su retorno a través de la edición y construcción de imágenes televisivas.
En este sentido, el artículo resulta relevante en torno de dos consideraciones. En primer lugar, porque capta la importancia de una problemática que fue significativa también para los actores. Frente a las elecciones de marzo de 1973- que consagrarán la fórmula del Frente Justicialista para la Liberación (FREJULI)- un columnista del semanario Raíces, vocero de la Organización Sionista Argentina, sostendrá que
“Ha pasado tanto tiempo [desde la última elección democrática] que el país a tenido tiempo de avanzar hasta el extremo de que las nuevas elecciones nos hallan en otra etapa tecnológica. Y eso cambia de manera sustancial el rostro (literalmente) de las nuevas elecciones. Los políticos, gracias a los innumerables programas en que aparecen discutiendo, sudando, debatiéndose, han dejado para siempre de ser aquellos antiguos personajes lejanos, importantes y un poco irreales y de cartón, que no se componían sino de frases. Hoy, se han acercado, han descendido de ese pedestal que los hacía eternamente parecidos al San Martín e Belgrano, del libro de Grosso, el yeso y el bronce, a lo inexistente. Existen, cada noche podemos ver cómo vacilan, cómo se enardecen, qué gestos revelan su inconsistencia, su mala conciencia, o su sinceridad y su verdad. Pero esto que podrían haber sido un progreso hacia la humanización, una proximidad enriquecedora, se convierte, en la mayoría de los casos, en un abaratamiento más. Porque a la televisión no le interesa que los políticos, ni nadie, llegue al público con dignidad. La dignidad quita rating. Le interesa que se conviertan en espectáculo, que provoquen incidentes, le interesa pincharlos como al toro que entra en la arena para que el público se divierta con sus piruetas. Ya de por si, estas elecciones tienen un aire carnavalesco (coinciden, de hecho, con el domingo de carnaval) y no sería difícil que a algún comerciante genial se le ocurriera la idea de vender caretas de Balbín, máscaras de Chamizo, …” [2]
Como revela Mirta Varela, la producción de sentidos que originó la rápida circulación y aceptación del lenguaje televisivo deberá ser tenida en cuenta por los investigadores. En este sentido, el segundo tópico que resulta relevador de esté artículo es que nos introduce en el debate metodológico- y archivístico- en torno de las posibilidades de realizar “historia reciente”. Pues, uno de los problemas que aquejan a los historiadores que pesquisan problemáticas acontecidas hace menos de treinta años- y que son esgrimidas por aquellos que cuestionan la posibilidad de historizar períodos cercanos a los investigadores- es la imposibilidad de localizar documentos reveladores sobre el período. Como evidencia el trabajo de Varela, el archivo televisivo ocupará un lugar medular para futuras investigaciones. Ahora bien, ¿es que ha habido- al menos en Argentina- una preocupación por la conservación de estos documentos visuales?
[1] Goebel, Michael, “Un movimiento en muchos sentidos incomprensible”: percepciones del peronismo en la prensa británica, alemana e italiana, 1973-1976”, en Rein, Raanan y Panella, Claudio (Comps.), El retorno de Perón y el peronismo en la visión de la prensa nacional y extranjera., La Plata, Editorial de la Universidad Nacional de La Plata, 2008, Op. Cit., Pág.: 260.
[2] “El show de los políticos”, Raíces, febrero de 1973, pág.: 9.