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Los periódicos y la historia regional. [1]

Algunas anotaciones al libro de Luis Miguel Glave, La república instalada: formación nacional y prensa en el Cuzco, 1825-1839, Lima, IEP-IFEA, 2004, 252p.

Daniel Morán [2] | UNMSM-UNSAM-IDAES

 

Jorge Basadre, en varias oportunidades, afirmó la necesidad de utilizar y buscar nuevas fuentes para reconstruir la historia nacional peruana. Así, el historiador de la República del Perú hizo siempre explícito la urgencia de realizar un examen exhaustivo de la prensa escrita. Más aún recalcó  lo provechoso que sería si esa historia se hace no solo a partir de los periódicos que circularon por la  capital limeña, sino por todas las provincias del país.

En pocas palabras, revaloró a la fuente periodística como una de las principales para brindar una nueva mirada a la historia regional y nacional en el Perú. En la Universidad de San Marcos existe actualmente, de parte de los estudiantes de historia, un ambiente interesante para trabajar la historia republicana a través de los papeles periódicos. Por ejemplo, tengo conocimiento de varias tesis de licenciatura que se vienen elaborando y cuya fuente principal son los periódicos.

La  independencia, los primeros años de la República,  la guerra de Chile contra el Perú, la República Aristocrática, el tercer militarismo, etc., son períodos que se están trabajando a través de la prensa. La única limitación en dichas investigaciones es que todavía está presente el centralismo limeño, pues, los periódicos utilizados son netamente de la capital. Así, queda en nosotros mismos cambiar de rumbo y perspectiva y darle mayor importancia a la materialización de las historias regionales, para descubrir en ella al otro Perú, quizás el más real pero olvidado, el Perú de todos en donde cada uno de los actores históricos se encuentre representado.

En ese esfuerzo colectivo, se encuadra la investigación que nos presenta el historiador peruano Luis Miguel Glave en la república instalada: formación nacional y prensa en el Cuzco, 1825-1839. En este estudio, que ahora pasamos a comentar, el autor hace la reconstrucción de la historia de la ciudad del Cuzco en sus inicios republicanos. Específicamente, desde la declaración de la independencia hasta el fin de la Confederación Perú-Boliviana. Utiliza como fuente principal a la prensa de ese período a través de un examen detallado de la misma. Además de ofrecernos un catálogo de los periódicos que se encuentran en los repositorios de aquella ciudad. Es, en definitiva, el libro de Glave, una historia cultural y regional del Cuzco en los primeros años de la República que permite conocer un aspecto antes no tocado por la historiografía peruana. Allí reside la importancia y lo esencial de la investigación.

El texto en su integridad consta de cinco capítulos ordenados cronológica y temáticamente. El capítulo primero, Los periódicos y su lectura, se centra en los temas metodológicos del tratamiento de la prensa. Es decir, cómo debemos acercarnos a la fuente periodística y cuales serían las precauciones que debemos tomar. Se rescata, también, las limitaciones y las ventajas de la prensa para la reconstrucción histórica.

Glave considera al periódico mismo como el principal actor de la nueva historia cultural. Por lo tanto, este es un libro de aquella forma de hacer historia.

Para él, la prensa escrita nos dará las claves para ir abordando la idea de patria, región, identidad y de nación. En ese sentido, el estudio muestra un diálogo entre “la escritura, el espacio público, las mentalidades, las nacientes y contradictorias identidades-locales, regionales, étnicas, nacionales- y la propia historia entendida como acontecer cotidiano y como discurso de la memoria.” Todas estas relaciones se hacen de gran utilidad si queremos abordar el surgimiento de una nacionalidad en el Perú moderno a partir del análisis de la prensa regional.

La república se instala en un escenario de cambios rápidos, en donde los propios actores de la historia van creando un nuevo orden de cosas. Surgen los espacios públicos y una nueva forma de entender la política. En esa coyuntura la prensa se convierte en el instrumento más importante “de comunicación, seducción, imposición y educación.” A través de ella se busca, explícitamente, construir una concepción moderna de expresión y comportamiento, un sistema de ideas con el fin de crear a la nación republicana. Es claro, entonces, lo provechoso de analizar la política desde la provincia y  a partir de la prensa.

Una de las dificultades  de los periódicos como fuente es su manipulación y la eficacia para lograr formar una opinión en la población. Glave no ahonda en la problemática, solo hace referencia que el pueblo si podía tener acceso  a las nuevas ideas, citando a Charles Walker nos dice: “se necesitaba solamente una persona alfabeta para leer a un grupo grande y así asegurar la transmisión de las ideas.” Aquella afirmación puede ser correcta pero no necesariamente siempre sucede así. Esa transmisión podía ser manejada y cambiada de contenido de acuerdo a  determinados intereses particulares y de clase. Recordemos constantemente dicha premisa para no caer en errores de apreciación  afirmando que casi toda la plebe estaba inmersa en lo que se difundía por la prensa periódica.

Es esencial, además, hacer evidente que la prensa desde sus comienzos tuvo un carácter informativo y, esto es lo central, de formar opinión a favor de algunos intereses determinados. Por ello pensamos que los periódicos no son neutrales ni apolíticos, sino están metidos y viven estrechamente vinculados con ese acontecer, y defendiendo al partido del cual son parte. Así, lo que se diga en ellos sobre las clases populares no es necesariamente lo que las clases populares sienten o quieren expresar.  Más bien sería un discurso de lo que el grupo en el poder piensa sobre las grandes mayorías o de lo que se quiere hacer creer que sería lo mejor para ellos. Tengamos mucho cuidado cuando interpretemos estos tipos de creaciones discursivas presentes en la prensa escrita.

Por otro lado, Glave señala que lo que se informa en los periódicos es un ideal de sociedad que se quiere construir. Páginas en donde se confunden los discursos y las intenciones, en donde informar era también soñar, en donde lo ideal y lo real estaban entremezclados. A ello contribuyó la aparición de la prensa periódica a gran escala la cual significó una revolución cultural de gran trascendencia. Las barreras entre lo público y lo privado casi desaparecieron, una nueva forma de sociabilidad se insertó en las recientes sociedades. 

Los periódicos se sentían en la obligación de difundir las luces, y borrar así tanto tiempo de oscuridad e ignorancia. Se esforzaban por crear esas naciones que tan abruptamente habían sido instaladas bajo la forma republicana. En resumida cuenta nace el periodismo político y doctrinal en donde lo oral, lo escrito y lo impreso actuarían juntos sobre las mentes y las sensibilidades sociales.

En aquel sentido, el aporte que rescata Glave de los periódicos es el de ofrecer noticias e informaciones inmediatas al hecho mismo que describe. Además, de ser el vehículo de difusión y formación de opinión, de acuerdo a determinados intereses, más importante en aquellos años. Por el contrario, su limitación estaría en el grado de subjetividad contenida en sus páginas, así como en poder reconstruir solo una parte de la historia, fundamentalmente el aspecto cultural. Pues, los aspectos amplios y generales de los fenómenos históricos no sería posible porque no lo permitiría  la naturaleza de la fuente utilizada en la investigación.

El segundo capítulo, La república instalada, hace hincapié en la nueva forma de gobierno que se implanta en la ciudad cuzqueña. A partir del análisis  de la prensa se puede apreciar el ambiente del surgimiento republicano en el Cuzco. Los propios personajes inmersos en dicho contexto pensaban que “todo estaba por crearse”, que la nueva nación empezaba a surgir. Por lo tanto, los caudillos y los intelectuales ligados a la vida política recurrieron a las páginas de los periódicos como una tribuna de propaganda en defensa de sus objetivos e intereses particulares y de partido. El más esencial, según ellos, era el de cimentar las bases republicanas y de la nacionalidad  apenas puesta en marcha.

Entre los periódicos que surgen en esos años y que comparten las características señaladas, tenemos: El Sol del Cuzco, periódico oficial, que fuera auspiciado por Agustín Gamarra para llevar supuestamente la ilustración del pueblo. Fue el periódico de la independencia en el Cuzco y circuló semanalmente entre 1825 y 1829. A través del Sol, Gamarra inició la promoción de sus “amigos y allegados” para luego nombrarlos en los principales puestos públicos del nuevo Estado. Así, irónicamente, en apreciación de Glave, los que antes apoyaron a España ahora eran declarados patriotas y revolucionarios y, por lo tanto, premiados con algún cargo.

Por otro lado, en la prensa de aquel tiempo se aprecia la pluma de muchos personajes importantes en la vida social y política del país. Tal es el caso de Benito Lazo y Manuel Lorenzo de Vidaurre, en El Censor Eclesiástico y El Discreto, respectivamente. En el primero de estos periódicos Lazo era director. Por ello, tuvo un claro carácter anticlerical. Lamentablemente, solo salió el prospecto y el número uno (5 de mayo de 1825). El tema polémico era lo relativo a la Iglesia, él se encargo de poner “en tela de juicio los privilegios políticos y económicos”de esta institución. Asimismo, estuvo a favor de la dictadura de Bolívar por la necesidad del orden público debido a la no existencia de una clase dirigente fuerte y capacitada. Fue el primero en manifestar que la independencia se logró gracias a los ejércitos de fuera (San Martín y Bolívar). Destacamos, también, en los escritos de Lazo el intercambio de ideas y opiniones entre los diversos lugares del espacio andino. Existió así una polémica entre la prensa del Cuzco y la Paz. Por su parte, Vidaurre en El Discreto publica y plasma sus ideas y pensamientos: “El periódico fue pues una contribución doctrinal constitucionalista [contenía un] proyecto de constitución para la República y un proyecto de Ley sobre los jurados.” En síntesis, tanto Lazo como Vidaurre originaron el nacimiento de un pensamiento peruano.

Finalmente, en la prensa de este período se discutió sobre las elecciones para diputados. Es allí en donde se ven reproducidos los intereses contrapuestos y el discurso elaborado por aquellos personajes que querían llegar al poder. Una característica más y de gran trascendencia que se hace explícito en los papeles periódicos fue el carácter de afirmación regional y localista del Cuzco.

El tercer capítulo, El péndulo federal, sigue desarrollando la aparición de la prensa periódica en el Cuzco enmarcado en el nuevo contexto de inestabilidad, cambios políticos y hechos cotidianos - ligados al acontecer regional -, en el cual Agustín Gamarra se convirtiera en presidente del País (1829-1833).

Es por aquellos años que sale a la luz La Minerva del Cuzco, exactamente el 5 de septiembre de 1829. Tuvo como editor al gaditano capitulado Francisco Mariano de Miranda y Vengoa, quien fuera un verdadero animador de la prensa local. El periódico duró cinco años, hasta mayo de 1834. Fue el órgano oficial que junto al Sol del Cuzco configurarían el universo del ideario inicial del republicanismo cuzqueño. En palabras de Glave: “Transparentaba el periódico la imagen de un Estado más centralizado, que entregaba a través de este órgano de difusión a los funcionarios públicos las normas de gobierno, la información política pertinente.” Asimismo, La Minerva tenía entre uno de sus funciones la fiscalización de los instituciones y las autoridades del Estado. En ese sentido, el periódico fue utilizado por la clase en el poder para afirmar su influencia política, copar y controlar  así la administración estatal. Entre los temas que también ocupan un lugar preferencial en La Minerva del Cuzco tenemos los  relacionados a la vida cotidiana de la ciudad, la educación y la cultura.

Otro de los periódicos importantes y que es considerado como el primero que tiene un carácter independiente es El Triunfo de la Libertad (1830). Fue impreso por José Domingo Gonzáles de Matos y entre los redactores están Miranda, Palacios, Gallegos y Pedro Celestino Flores (su último director). En sus páginas se puede apreciar claramente el apoyo que brinda a Gamarra, la intención de buscar entre los ciudadanos un consenso que permita establecer orden y seguridad al nuevo gobierno. Esto no quita de lado su discurso fuertemente anti-español. En definitiva, el periódico:“apuesta por orientar la opinión pública bajo el principio del patriotismo, la ilustración y el adelantamiento del país.” 

Por otro lado, una de las características de la prensa escrita del período, que es útil señalar aquí, es su tono satírico y el poder que tienen para suscitar debates y polémicas que incluso traspasan las fronteras regionales. Es así como El Duende de Huatanay, que salió el 14 de marzo de 1830, renovaría los papeles periódicos desde el punto de vista de lo político cultural urbano. Su editor fue José Domingo Gonzáles de Matos, periodista que pasó también por la prensa arequipeña. El Duende apareció como un hombrecillo hablador que causaría revuelo en todo el ámbito político cuzqueño. Así, políticos, funcionarios, curas, comerciantes, etc., serían presa de su pluma, críticas y opiniones.

Un ejemplo lo tenemos en la polémica que se suscitó entre Matos  y Miranda. Ambos periodistas, pero principalmente Miranda a través de El Triunfo de la Libertad, y Matos desde El Duende, se atacan mutuamente. Aquello llegó incluso hasta un tono personal, que a su vez evidenció un problema importante como era la conversión de súbdito colonial a ciudadano republicano. Matos criticaba las ideas de Miranda sobre lo que significaba lo nacional y el apoyo que este último prestó a la causa de la libertad de la patria.  Decía que Miranda solo se acomodaba a las circunstancias del momento, era patriota cuando ello le convenía. Luego Matos ofrece su propio historial para que todos conocieran como se convirtió tarde a la causa patriota, pero que lo hizo con todo y de verdad. Asimismo, critica la designación en los cargos públicos de los españoles capitulados. Aparte de esta polémica en El Duende aparece una suerte de “texto para leer.”

Allí se ataca – como se hizo en la polémica - a los españoles que se mantuvieron en posiciones de privilegio. Y que son en verdad unos hombres “con máscara, es decir, godos vestidos de patriotas.” En pocas palabras, El Duende de Huatanay vino a representar uno de los periódicos paradigma de la crítica social en el Cuzco.

La Brújula compartió el tono festivo y polémico de El Duende. Circuló entre enero y septiembre de 1831. El tema central del cual se ocupó fue “la agitación de la opinión anti-boliviana, en el contexto de las negociaciones que Gamarra y Santa Cruz dejaron inconclusas en diciembre de 1830 y que abrieron un período de tensión que no terminó sino en agosto.” Sus autores se refugiaron en el anonimato. El periódico suscitó también varias polémicas con El Iris de la Paz y La Miscelánea Limeña, en torno al posible traslado de la capital de Lima a otro lugar.

En 1833 aparecen El Cocachos y El Correo de Encomiendas (en total once números). En ambos periódicos la sátira era uno de sus componentes más notorios. En el primero de ellos se puede observar como lo público y político marcaba los componentes y sentimientos privados. En el otro es evidente el tipo de prensa exasperante que,  sin embargo, se presentaba como “una ventana al alma regional, un registro de lo cotidiano y una interesante manera de explorar la formación del imaginario nacional a través de las vivencias cotidianas de una ciudad andina.” El anonimato de los que redactaban en El Correo de Encomiendas permitió que este impreso pudiera descargar toda clase de críticas, que hiciera surgir fuertes polémicas, pleitos y anhelos personales.

Uno de los periódicos esenciales que circuló por la ciudad del Cuzco - entre septiembre y diciembre de 1833 y del cual salieron doce números -  fue El Atalaya. Este último prestó un total apoyo al presidente Gamarra. Es así como:“el grueso de la información del periódico tuvo que ver con las asonadas que amenazaron con desembarcar del poder al presidente cuzqueño y el debate sobre la convención que reformaría la Carta Magna y decidiría sobre la sucesión presidencial.” Además, es apreciable en sus páginas, un sentimiento localista y  regionalista cuzqueño de carácter reivindicativo. Una intencionalidad particular por la creación de una cultura política cotidiana que tuviera entre sus objetivos principales la afirmación nacional y republicana.

Entonces, en opinión de Glave, este tipo de fuentes impresas como son los periódicos regionales,  representan un manantial de informaciones y puntos de vistas esenciales y poco estudiados. Motivo por el cual es imprescindible la utilización de ellos en la historia nacional peruana.

Es así, que el capítulo cuarto, La Sedición Permanente,  busca presentar el cuadro coyuntural anterior a la implantación de la Confederación Perú-Boliviana, en base a las informaciones que brinda la prensa escrita en el Cuzco. Como el título del capítulo lo indica, en aquellos momentos se llevó acabo una sedición constante, una lucha por el poder político entre los caudillos y el propio presidente del país. Así, la prensa escrita se centró específicamente en expresar los acontecimientos y los hechos referentes a la vida política local y regional. Por ejemplo, Glave hace notar las celebraciones que se le dio al caudillo cuzqueño Agustín Gamarra por la celebración de su onomástico. La prensa plasmó todo ese ambiente de celebración y adulación con el presidente en forma abrumadora, debido a que “prácticamente a diario se hizo algo conmemorativo.” Asimismo, era el momento oportuno para realizar y celebrar alianzas y pactos, además de acabar con otros enemigos políticos.

A lo largo de esta parte del libro, el autor vuelve a señalar la sedición permanente en el periodismo y la política en el Cuzco. Así, la prensa se plegó a la “situación explosiva de la política local que estuvo representada por las posiciones encontradas de los dos caudillos principales [Gamarra y Santa Cruz], y terciada por la irrupción del joven aspirante Salaverry.” Durante este período (1834-1835), se publicaron los siguientes periódicos: Cuzco Libre, Jenio del Cuzco, La Aurora Política del Cuzco, El Pacificador del Perú, Regeneración del Sur, El Campeón de la Independencia Peruana, La Aurora Peruana, Regulador de la Opinión, El Despertador Político, El Boletín de Salaverry y el Fiera-Bras. Esta gran cantidad de impresos - junto a otras hojas sueltas -,  con un fuerte carácter doctrinal, político y de partido demuestra sustancialmente el contexto que se vivía en la ciudad cuzqueña. Los periódicos sirvieron más que nunca para difundir las afirmaciones e ideas de los personajes que peleaban por la conquista del poder político del país. Casi todos los periódicos fueron vitrina del poder apoyando a uno y otro caudillo o bando en pugna. Aquella naturaleza de la lucha por el poder está explícita en las informaciones y los discursos que contienen las miles de páginas de los periódicos que se publicaron en la ciudad imperial. Así, parece evidente a partir de la lectura del libro de Glave, que queda mucho por ahondar en el manejo y el tratamiento de dicha fuente escrita.

El último capítulo, Experimento y Fracaso: la Confederación y la Ciudad, intenta desarrollar los sentimientos y las inclinaciones, el imaginario político y nacional, las diversas expresiones de identidad unida a la importancia de la opinión pública, de los hombres y mujeres que estuvieron inmersos en los acontecimientos y los hechos históricos que permitieron la puesta en práctica de la Confederación Perú-Boliviana.

El periódico que se impuso por aquellos años en la ciudad cuzqueña fue La Estrella Federal. Apareció el 2 de abril de 1836. En sus páginas encontramos toda la normatividad y las leyes de las nuevas autoridades, el impreso se convirtió así en el vocero de la creación confederal. Asimismo, se evidencia en sus números “un afán propagandista de la reivindicación regional por un desarrollo económico del que se sentían postergados.” En aquel sentido, la propaganda confederal apuntaba al restablecimiento de antiguas rutas comerciales (dinámicas económicas).

Otra preocupación de las autoridades - representados por Blas Cerdeña - que se plasmó también en la prensa fueron los esfuerzos por ordenar la vida urbana. Se dieron una serie de reglamentos de policía, las cuales se encargaron de supervisar el ornato y la limpieza pública de las ciudades. Igualmente de regir las funciones de las compañías cómicas y teatrales, así como velar por el orden público, manejar la agitada opinión política y el control de la delincuencia  en la ciudad.

A las informaciones de los periódicos se les unió los bandos, proclamas, carteles y pasquines. Asimismo, a toda esta gran variedad de impresos tuvo que sumarse también la difusión en forma oral. El contenido era profundamente político y moralista. Sin embargo, señala Glave, no faltó publicaciones periódicas que se preocuparan por el aspecto cultural, científico y literario. El Jenio del Cuzco es una muestra de ello. Pero es indudablemente El Museo Erudito de José Palacios quien reciba las palmas y ofrezca las mejores páginas al respecto. Buscaba la ilustración de los pueblos y ayudar a la organización social en los Estados republicanos. Con aquel fin el discurso nacional del periódico de Palacios pasaba ahora “a la prédica civilizadora.” Se interesó así por “la naturaleza y el arte, el hombre y el universo.”

Recapitulando, de todo lo mencionado hasta aquí, se infiere que los intereses políticos, económicos y sociales estuvieron en juego a lo largo de los años de la confederación (1836-1839). Es evidente que existió un claro regionalismo cuzqueño que tanto Gamarra luego Orbegoso y después Santa Cruz supieron capitalizar a su favor. Es decir, Cuzco no tenía en esos momentos una bandera política definida, lo cual permitía que se acomodara a las propuestas de los caudillos y personajes que más se acercara a sus intereses y objetivos inmediatos. Es así que luego de derrocada la confederación, Gamarra realizó su ingreso triunfal al Cuzco y al poder del Estado peruano. El periódico que captó aquellas imágenes y los acontecimientos posteriores fue La Libertad Restaurada que apareció el 4 de marzo de 1839. Dicho impreso se convirtió así en la nueva tribuna del acontecer de la ciudad mostrando el espíritu literario unido a las movilizaciones políticas propias de aquellos años de inestabilidad y de crisis.

Quisiera señalar en estas líneas finales algunas consideraciones al libro que venimos comentando. El texto que nos ofrece el historiador Luis Miguel Glave es un gran aporte a la historiografía peruana y más aún a la historia regional del país. Pues existen pocos textos de aquella naturaleza. Entonces, el recuento que hace de la prensa regional de la ciudad cuzqueña es sin duda necesario e importante. Una nueva mirada se abre así en el estudio del Cuzco en una etapa de definición y surgimiento de identidades y de formación nacional.

No obstante, a lo largo de la lectura del libro nos ha quedado la sensación de que Glave ha podido ahondar más en el análisis de la prensa y poder ofrecernos así un estudio más profundo. Esto no le resta merito de ninguna manera. Estoy convencido por lo tanto que los periódicos cuzqueños pueden ser utilizados  por otros investigadores y al hacerlo tendrán que recurrir obligatoriamente a La República Instalada.

Un punto que llama mi atención y en donde quiero detenerme es lo relacionado a la prensa como fuente para la historia. Considero que los periódicos son una de las fuentes históricas de mayor importancia para el estudio del Perú republicano, y más aún del siglo XIX. Estos textos nos ofrecen una especie de sociología de un tiempo histórico determinado. No obstante, como fuente tiene sus ventajas y limitaciones. Las ventajas ya lo hemos hecho explícito a lo largo del ensayo. En cuanto a lo otro, es oportuno afirmar  que en nuestra opinión, la prensa la concebimos como una fuente que permite conocer informaciones, noticias y la imagen de la sociedad que una determinada clase social tiene. Ellos son, al fin y al cabo, los que financian  los periódicos y expresan sus ideas y noticias de acuerdo a sus propios intereses. Entonces, en la prensa encontramos el pensamiento social, político e ideológico de la elite intelectual y política del momento. Asimismo, lo que ellos piensan de las clases populares y de otros temas ligados a los intereses de los primeros.

Por otro lado, no concebimos a la prensa, por lo menos de estos primeros años de la República, como un medio de difusión y creación de un espacio público y de una opinión pública ampliada en donde muchos estuvieran incluidos y representados. De que los periódicos permitieron dicha creación es evidente, pero tuvo límites. Pues, su campo de acción estuvo restringido a un grupo reducido de individuos, mayormente los que tenían el poder de los medios periodísticos o de los trabajaban defendiendo los objetivos de aquellos.    Actualmente, aquel no es el caso debido a los adelantos de los medios de comunicación y de masas. Existen periódicos contrarios a los del poder político dominante (las revistas y periódicos obreros del siglo XX, por ejemplo), que presentan imágenes y visiones diferentes a los de la instancia del Estado.

Recordemos, que en los comienzos de la prensa en el Perú, los periódicos no eran un negocio empresarial. Sino, netamente una tribuna política de poder (ahora comparten mayormente ambas características).

Finalmente, debo señalar que al trabajar la fuente periodística, podemos extraer las ideas y la manera de pensar de un grupo social restringido y determinado. Como ellos mismos se representan y se ven en el desarrollo del proceso histórico del cual son parte. Claro que esas ideas e imágenes para que sean las más objetivas posibles, tienen que ser contrastadas con otros periódicos y con otras fuentes que contrapesen las informaciones y opiniones dadas.

Además, se tiene que tener siempre presente que toda creación discursiva e ideológica responde a la estructura económica y material de una determinada sociedad. Refleja los intereses reales - que son a veces ocultos en el discurso -, de los grupos de poder inmersos en la lucha social. De ahí entendemos el porqué Glave reconoce la limitación de su investigación que realiza debido a la naturaleza de la fuente utilizada. No obstante, prensa escrita e historia regional, es una marco metodológico virgen para conocer un aspecto importante de la historia republicana del Perú, aún no tocado a profundidad por la historiografía peruana y extranjera.



 

[1] Publicado originalmente en Perspectivas. Revista de Ciencias Sociales, Lima, Nº 2, pp. 203-213.

[2] [aedo27@hotmail.com] Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Marcos de San Marcos (Perú, 2008), candidato a Magister en Historia por el IDAES de la Universidad Nacional de San Martín (Argentina) y Becario Roberto Carri (2009-2010). Actualmente, es codirector de Illapa. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y del Boletín Digital El Investigador Latinoamericano.

 

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