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Mario Sznajder y Luis Roniger, The Politics of Exile in Latin America [1]
New York: Cambridge University Press, 2009
Leonardo Senkman | Universidad Hebrea de Jerusalén
The Politics of Exile in Latin America de Mario Sznajder y Luis Roniger constituye el primer estudio sistemático que aborda a escala continental el exilio político en América Latina. Impresiona tanto el arco temporal histórico del estudio como el riguroso marco teórico que presenta. Su fecundo abordaje multifocal trasciende enfoques políticos de exclusión que provocó el autoritarismo en un solo país o la biografía historicista de algunos ilustres exiliados. Por primera vez es posible leer una lograda síntesis histórica -desde la época colonial hasta el presente- que contextualiza política y sociológicamente los itinerarios de los exiliados al interior de los países latinoamericanos y los destinos europeos, además de otras latitudes del mundo. Munidos de una variada información empírica proveniente de fuentes primarias y secundarias, los autores creen necesario desentrañar el origen del exilio en los imperios ibéricos, examinando desde las prácticas coloniales portuguesas de castigo y las prácticas de expulsión españolas y portuguesas por razones judiciales y sociales, hasta el detenido análisis de la expatriación como práctica de exclusión/regulación en los estados independientes poscoloniales.
Mediante un abordaje analítico, los autores muestran que el exilio político, institucionalizado por elites de caudillos y oligarquías conservadoras/liberales durante el siglo XIX, sirvió de mecanismo de dominación sobre las masas, evitando un juego destructivo, en la era de las guerras civiles y del faccionalismo típicos de los "caudillo-states". Los casos del expatriado O'Higgins, el tránsito de San Martín de la expatriación a su elección de ser un exiliado europeo y el ‘extrañamiento' con que se penalizó al general Santander, vicepresidente de la Gran Colombia, son analizados brillantemente. En particular, el libro echa luz sobre la experiencia y retorno, durante el siglo XIX, de los exiliados políticos que contribuyeron de un modo decisivo en la formulación de nuevas ideas para comprender el ámbito de la política de los estados-nación emergentes, su misma noción de soberanía y el mecanismo regulatorio de la acción política.
En esa dirección, el tercer capítulo resulta iluminador a fin de comprender el modo en que, fruto de la experiencia existencial e intelectual en el destierro, los exiliados de las elites elaboraron una cultura política fuera de la patria, donde descubrían lúcidamente el desfasaje entre las fronteras de la ciudadanía estatal proscripta y la identidad nacional reelaborada desde el destierro. Un ejemplo de ello fue la tensión entre la idea de estados confederados imaginados por exiliados en los años post-independencia, con ideas nuevas en torno a identidades colectivas para la formación estatal en la fragmentada realidad de países en pugna con fronteras territoriales. Es el caso de emigrados peruanos en Chile que se oponían a la Confederación Peruano-Boliviana liderada por el general Andrés de Santa Cruz.
Un aporte analítico valioso del temprano exilio en el siglo XIX es ofrecido a través del formato conceptual que los autores denominan "a three-tiered structure", conformado por la dinámica que opera para los exiliados entre el ámbito de sus comunidades de exilio, el país huésped receptor y la madre patria expulsora a la cual anhelan retornar. Ese formato permite analizar las posibilidades abiertas ante los exiliados para jugar un rol importante en el nivel de la política transregional y continental, en distintos clusters regionales (Chile-Argentina-Bolivia-Perú; además: Paraguay-Argentina-Uruguay-Brasil; y también: México-América Central-Caribe y Estados Unidos) .
El formato triangular acude también a la historia de las ideas de algunos exiliados latinoamericanos que imaginaban componentes cívicos, primordiales y pan-nacionales de las nuevas identidades e imaginarios colectivos. En tal sentido, ha sido muy apropiada la inclusión de algunas reflexiones del diario del intelectual chileno Benjamín Vicuña Mackenna, durante su exilio en la década de 1850 a través de países latinoamericanos y de Europa. Asimismo, resulta fascinante la inclusión de las ideas panamericanistas del exiliado colombiano José María Caicedo y las del paradigmático intelectual portorriqueño, el "maestro" Eugenio María de Hostos y Bonilla, quien procuraba crear la Confederación Antillana (Cuba, Puerto Rico y República Dominicana), países en los que ejerció enorme influencia cultural y cívica.
El capítulo cuarto examina los sitios de exilios, especialmente el caso de Chile y su interacción con la elite política e intelectual liberal latinoamericana luego de las primeras décadas de la independencia, desde los proscriptos por el rosismo como Vicente Fidel López, Sarmiento, Alberdi y Bartolomé Mitre, hasta los venezolanos Andrés Bello y Francisco Michelena. París es el sitio europeo analizado como la meca cultural de exiliados latinoamericanos desde la época de la independencia, mientras que México es focalizado como un sitio latinoamericano importante para los exiliados durante el siglo XX, primero españoles y más tarde del Cono Sur. El examen minucioso de la política de asilo de las repúblicas latinoamericanas revela que no hubo correlación entre nivel avanzado de democracia y disposición gubernamental de recibir exiliados (como en el caso temprano de asilo político dado por el régimen autoritario de Rodríguez de Francia al uruguayo Artigas, aislado completamente en Paraguay); pero los autores no se limitan a analizar el exilio desde la perspectiva del tipo de estado expulsor/excluyente, sino examinan las opciones de asilo y rutas posibles de refugio desde la perspectiva de los mismos exiliados.
El capítulo quinto se ocupa de explicar la transformación del anterior exilio político en tanto desplazamiento-destierro-ostracismo de una selecta elite durante el siglo XIX y la emergencia de un masivo fenómeno social de exclusión ciudadana que condujo a la formación de comunidades de latinoamericanos expatriados en el siglo XX. Conceptualmente, al anterior formato analítico se agrega un cuarto componente estructural, a fin de entender cómo las redes internacionales empiezan a cumplir un rol importante desde la Segunda Guerra Mundial, como reguladores de acuerdos de asilo a escala mundial.
Mediante el "four-tiered structure", el capítulo sexto explora las variadas dinámicas de comunidades de exiliados, sus vínculos con diásporas de connacionales y el rol que juegan a nivel político en la arena internacional para influir en el rumbo tomado por los regímenes de sus respectivos países. Los casos examinados son los exiliados brasileros y las diásporas argentina, chilena y uruguaya. Hasta ahora, cada una de estas diásporas de fugitivos de la represión en el Cono Sur fueron estudiadas de modo particular según el origen nacional (caso que los autores conocen muy bien); gracias al libro de Sznajder y Roniger podemos saber mucho más de sus mutuas dinámicas, enriquecidas desde una perspectiva de análisis comparativo a nivel socio-político.
Un fascinante capítulo que combina datos empíricos y cualitativos se ocupa de la extensión y las implicancias políticas de los exilios de presidentes latinoamericanos desde la época de la Independencia hasta el presente. De la sólida base de datos construida, ahora sabemos que más de un cuarto de todos aquellos que ocuparon la primera magistratura de países latinoamericanos conocieron el exilio, antes o después de ejercer la investidura presidencial.
Finalmente, el libro se cierra enfocando la decisiva cuestión de si con el retorno de la democratización y el de los expatriados se clausuraría el fenómeno del exilio en países latinoamericanos. Las agudas reflexiones de los autores (que ya habían estudiado en un libro seminal anterior el fenómeno del legado del autoritarismo en la democratización de países del Cono Sur) se agrupan en dos órdenes de problemas de diferente naturaleza e igualmente importantes. Por un lado, la cuestión del impacto que tuvo sobre el proceso de la transición democrática la experiencia de los exiliados, quienes, desde la arena transnacional, pudieron conocer innovadoras formas de pensar la política, la sociedad, la cultura, la nación, las vías alternativas a la modernidad, los desafíos de género y de etnicidad, además de las identidades colectivas. Por el otro lado, el capítulo final pone en foco una asignatura pendiente desde el punto de vista de la democratización actual de la vida política: en qué medida el exilio ha sido también una de las ominosas formas de violación de los derechos humanos, junto con la tortura, la desaparición, los asesinatos y otros formas canonizadas de los crímenes del terrorismo de estado. El reciente artículo de Silvina Jensen apunta precisamente a este tema.
Los autores recuerdan que entre las tareas pendientes de las emergentes democracias latinoamericanas en dirección a la inclusión social y la reparación judicial, moral y material, también se debe tomar en cuenta a los exiliados políticos que sufrieron de exclusión institucionalizada, Más aun, una de las conclusiones importantes del libro es que la misma democracia -no sólo las dictaduras- ha promovido el exilio y exclusión de líderes y militantes de la oposición, ya que varios estados democráticos no han podido liberarse del legado de una cultura política emboscada de clientelismo, autoritarismo, polarización, favoritismo, faccionalismo, persecución, intolerancia a la crítica y la disidencia, además de la falsa percepción populista del adversario como enemigo irreconciliable.
En síntesis, se trata de un libro que abre nuevos rumbos teóricos y líneas analíticas para la agenda retrospectiva y prospectiva de investigación del exilio, así como también para ampliar los estudios de la emigración como práctica de exclusión informal de ciudadanos que se sienten amenazados de vivir en aquellos países democráticos que sufren disrupciones graves por factores socio-económicos, étnicos, de seguridad y demográficos.
[1] Luis Roniger y Mario Sznajder, The Legacy of Human Rights in the Southern Cone, Oxford University Press, 1999; publicado en portugués con agregados por Ed. Perspectiva, São Paulo, 2004; y en castellano por Ed. Al Margen, La Plata, Argentina, 2005.
[2] Silvina Jensen, "¿Por qué sigue siendo políticamente incorrecto hablar de Exilio? La dificultosa inscripción del exilio en las memorias sobre el pasado reciente argentino (1983-2007)", Páginas (revista digital de la Escuela de Historia, Universidad Nacional de Rosario), 1 (2008): 131-148.