Sección digital fecha Otras reseñas

Gallardo Pavón Jorge (2013), Los Cristeros sin Rifle

Plaza y Valdés, México

Xóchitl Patricia Campos López y Diego Martín Velázquez Caballero

 

Tratar de comprender la forma en que, desde el ámbito urbano, se generó el apoyo a la revolución cristera, aún es una tarea complicada para las ciencias sociales en México. La epopeya de los campesinos que se enfrentaron al régimen postrevolucionario despierta gran simpatía en propios y extraños. Existe una extensa literatura acerca del tema y, a últimas fechas, merecen destacarse algunos largometrajes cinematográficos que exponen el ethos campesino en su lucha por la fe (Meyer, 2011 y Wright, 2012). No obstante, es necesario distinguir entre el conservadurismo popular y el conservadurismo de la clase media y las élites; la lucha de los católicos campesinos se completó con el activismo y la organización de los católicos en la ciudad, particularmente de la capital del país. La guerra cristera tuvo dos capítulos igual de importantes: el de la ciudad y el rural. Ambos contienen experiencias destacables que resultan necesarias para llenar el horizonte del sistema político mexicano.

La preponderancia y consecuencia que tuvo la participación de los católicos citadinos en la Cristiada es el tema principal que toca Los Cristeros sin Rifle. Aunque las grandes batallas del movimiento armado se llevaron a cabo en la provincia mexicana, sobre todo en el Bajío, el catolicismo mostró su poder al Ejército Mexicano y, en especial, al General Plutarco Elías Calles apoyando el combate desde las ciudades donde se realizaron acciones significativas para el desenlace del conflicto Iglesia-Estado. Fernando M. González (2009) ha puesto nombre a este tipo de participación: el catolicismo de catacumba. Mientras los cristeros en el campo de batalla peleaban, palmo a palmo, por el control territorial con el ejército y los agraristas, en las ciudades se incorporaban diferentes organizaciones y cofradías católicas para conseguir recursos que contribuyeran al combate, diseñar estrategias políticas, apuntalar el apoyo de la opinión pública nacional e internacional en sus críticas al gobierno del Gral. Calles y, sobre todo, mantener el objetivo de encontrar una acción definitiva que consiguiera detener el anticlericalismo del Estado Mexicano.

En la capital del país y en otras metrópolis se generó una organización efectiva que procuraba armamento, municiones, ropa, correspondencia, dinero, ideas y esperanza. Las organizaciones confesionales que desde las ciudades nutrieron al movimiento cristero han sido destacadas en algún perfil característico: la organización reservada, discreta o secreta (Solís, 2011) que tenían; el habitus religioso que predominaba en ellas (Aspe, 2007); la escolaridad; el nacionalismo católico (Franco, 2003) y las consecuencias que su catolicismo integral intransigente tendrá en la evolución de la ultraderecha y el conservadurismo mexicano del siglo XX (Delgado, 2006). Sin embargo, casi no se conoce la forma en que estos grupos desarrollaban sus acciones cotidianamente; su voz aún no ha sido escuchada a pesar de haber generado, subrepticiamente, los eventos más importantes para el desenlace de la guerra cristera. Acaso la acción directa más importante fue el magnicidio del General Álvaro Obregón perpetrada por José de León Toral, cubierto por una niebla que a la vez cubre a la vez envuelve a la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa y a la Asociación Católica de la Juventud Mexicana. Este acto constituye un solo evento de una larga lista que integraba la agenda de los católicos citadinos preparados para eliminar a la clase política revolucionaria facilitando así, desde su lectura religiosa, la unidad del pueblo en torno a la Iglesia Católica y la Santa Sede.

Comprender el actuar, la organización y el sentido de la acción en los católicos urbanos, miembros de diferentes asociaciones aristocráticas con carácter intelectual y militante, jóvenes, clasemedieros, a veces universitarios o letrados, es el propósito principal de la obra que escribe Jorge Gallardo Pavón. El personaje habla de sus experiencias en la defensa de la Iglesia Católica durante la presidencia del General Plutarco Elías Calles y en la situación que convirtió a José de León Toral en el ángel vengador del catolicismo mexicano. Se puede observar un gran menosprecio por el Estado Mexicano, que los gobiernos postrevolucionarios pretendían construir mediante políticas agrarias, educativas, de salud y civiles; en comparación con el apego al antiguo régimen y la autoridad del Vicario de Cristo en Roma.

Diversos historiadores y científicos sociales han estudiado el homicidio que permitió la creación del Partido Oficial en México. Se han concentrado en personajes como Léon Toral, la religiosa María Concepción, Carlos Castro u otros monjes guerreros preparados en el fundamentalismo intransigente integral de las organizaciones católicas de la época (Díaz y Guillén, 2003). Empero, en pocas ocasiones se tienen a la vista testimonios como los de Jorge Gallardo, espontáneos y sinceros, que describen en forma natural el desarrollo, el envolvimiento y las accidentales circunstancias que subyacen a la revolución cristera.

Gallardo Pavón describe su versión del conflicto entre Iglesia y Estado, expone su perspectiva personal de la teoría agustiniana del tiranicidio que pondría a salvo la patria mexicana; narra la transformación de José de León Toral en un guerrero de la fe a raíz del fusilamiento del presbítero Miguel Agustín Pro, cuenta el encuentro coyuntural entre el magnicida y el instrumento que pondría fin a la vida del sonorense: la pistola Star calibre 38 con cargador de combate. Sumergirse en la vida de Gallardo Pavón permite aproximarse, en un modo distinto, a la personalidad de los personajes centrales en el complot de los católicos, cuyo apostolado era exterminar a una veintena de personajes políticos para detener la guerra contra los cristeros y la Iglesia. La mirada del narrador sobre los personajes del catolicismo integral intransigente permite entender algunas razones por las que, para esta tendencia religiosa, no había -y no hay- otra opción que confrontar y destruir todo lo que simbolice la ilustración y la modernidad en política. Finalmente, relata también las vicisitudes que compartió en el presidio al ser responsabilizado de integrar la conspiración que rodea a León Toral. El autoritarismo del callismo-obregonismo, que se manifestó en contra de sus enemigos políticos, no era menor en las cárceles y paredones de fusilamiento que conocieron algunos miembros de la LNDLR.

Aunado a lo anterior, el trabajo cuenta con el excelente prólogo del Dr. Elio Masferrer, quien, desde la antropología de las religiones (Masferrer, 2013), brinda al lector una explicación generosa para interpretar las memorias de Jorge Gallardo Pavón, la Cristiada y el eterno conflicto por la secularización en México. Su interpretación es contundente al señalar que mientras prevalezcan procesos de modernización autoritaria siempre se despertarán las cosmovisiones sagradas del pueblo y la irracionalidad de los poderes fácticos que, conjuntados, terminan por vencer la institucionalidad del Estado; el gobierno que se ve obligado a usar la violencia o las armas constituye una autoridad que ha fracasado. Sólo mediante la democracia, la legitimidad, la tolerancia y la libertad, el proyecto de la sociedad laica y moderna dejará de ser una desafortunada aberración.      

La obra constituye un testimonio insoslayable para los interesados en el conflicto Iglesia-Estado en México. Aunque su evidencia deja en la oscuridad las preguntas de quienes todavía piensan que la alta jerarquía católica estuvo al tanto del proceder militante en los implicados durante el asesinato del recién electo presidente oriundo de Huatabampo (Sonora); o bien de la evolución que tuvieron las organizaciones religiosas en las ciudades hacia los grupos más radicales que hoy se conocen como la ultraderecha mexicana, los que abundan por todos los espacios políticos, económicos, culturales y sociales, sin dejar de construir su proyecto de sociedad cristiana perfecta que han radicalizado al paso del tiempo, compatibilizándolo con los procesos neoliberales sin remordimiento alguno.

El veredicto acerca del evento más significativo para la formación del sistema político mexicano queda en manos del lector. ¿Algún día se conocerá la verdad acerca de la Cristiada y su impacto en el Estado Mexicano? No lo sabemos. Mientras tanto, una aportación original como la de Los Cristeros sin Rifle merece ser leída con atención. 

 

 

Bibliografía

 

Masferrer Kan, Elio (2013) Religión, política y metodología. Aportes al estudio de los sistemas religiosos. Ed. Araucaria. México

González, Fernando M. (2009) Sociedades Reservadas Católicas y Democracia, en Bartra Roger (Comp.) “Gobierno, Derecha Moderna y Democracia en México”. Ed. Herder. México

Delgado, Álvaro (2006) El Yunque. Ed. De Bolsillo. México

Solís, Yves (2011) Un posible arquetipo de la ultraderecha en México: la U, en Savarino Franco y González José Luis (Coords.) “México: escenario de confrontaciones”. Ed. ENAH-Conaculta. México

Aspe Armella, María Luisa (2007) La formación social y política de los católicos mexicanos. La Acción Católica Mexicana y la Unión de Estudiantes Católicos 1929-1958. Ed. Universidad Iberoamericana. México

Franco Cáceres, Iván Franco (2003) Religión y Política en la transición mexicana. Ed. H. Cámara de Diputados. México

Diaz Cid, Manuel y Guillén, Alejandro (2003) La participación de los católicos en la política, siglos XII a XIX. Tomo I. Ed. Gobierno de Aguascalientes. México

Meyer, Matías (2011) Los últimos cristeros. Producciones Axolote Films. México

Wright, Dean (2012) La Cristiada. Producciones Dos Corazones. México

 

ISSN 0327-7763  |  2014 Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades  |  Contactar