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Xochitl Patricia Campos López y Diego Martín Velázquez Caballero. La Visión Modernizadora de Manuel Gómez Morin

Ed. Popocatéptl (Reseña). 2013, 257 pp.

Gerardo Lozada Morales [1]

 

“A fuerza de pensar estas cosas, me duele el pensamiento cuando pienso […]. Mientras más malas sean las noticias de México, mayor es mi deseo de volver. Tengo como remordimiento de estar acá cuando allá sufren. Esta paz, esta civilización, no son ya un reposo sino una causa de mala pasión y de amargura. Mi México, mi pobre México”[2]

Manuel Gómez Morin

 

La investigación de Campos López y Velázquez Caballero aparece como una aproximación certera al pensamiento de uno de los arquitectos del juego democrático en México y, fundamentalmente, a la doctrina originaria del Partido Acción Nacional, que intentaría contrarrestar al nacionalismo revolucionario del Partido Oficial.

La obra contiene dos prólogos, valiosos por su contenido analítico y militante. Los argumentos que comparten María Teresa Gómez Mont y Manuel A. Díaz Cid coinciden en señalar la tendencia humanista y conservadora de Gómez Morin; empero, discrepan acerca del tipo de catolicismo que pudo haber tenido el personaje. Este es uno de los principales nudos que potencian la capacidad explicativa del libro: ¿hasta dónde influyeron en el gomezmorinismo las perspectivas de Charles Maurras, Jacques Maritain y Emmanuel Mounnier? (Barajas, 2014) ¿En qué medida el PAN obedece a la geopolítica del catolicismo integral intransigente?

Manuel Gómez Morin se aproximó a la élite académica gestada en el "ocaso positivista" de la Escuela Nacional Preparatoria y a los pensadores del Ateneo de la Juventud; estas circunstancias lo llevarían a conformar su propio grupo intelectual denominado “Los siete sabios”. No obstante, su capacidad creativa se reflejaría en la praxis política con el arduo afán de lograr la intervención de los ciudadanos en el espacio público. Este anhelo por la participación cívica constituye el objeto de estudio que los autores toman como referente en sus discursos que van de 1926 a 1940.

El fundador del PAN es un referente de estudio obligado para entender el conflicto latente entre modernidad y religión en México: así le consideran los investigadores. La primera mitad del siglo XX es una etapa confusa para el pensamiento político conservador, las múltiples derechas tendrían que elegir entre una modernidad reaccionaria[3] y una modernidad liberal a la par que participaban en la construcción de los Estados. Este dilema se vio bien ilustrado en el país ya que la tradición católica -y sus diversas derivaciones-, serían el parteaguas para individuos como “Los siete sabios” (Krauze, 1996) y, en particular, para que Gómez Morin emprendiera la tarea de contrarrestar al régimen revolucionario con una “(…) propuesta (…) modernizadora y democrática, integrada por una serie de elementos que contradicen la imagen de conservadurismo y confesionalismo que se ha enraizado en su persona" (Campos y Velázquez, 2013, p. 11). Se neutraliza así el viejo prejuicio de creer que el tradicionalismo es incapaz de modernizarse. El fundador del PAN logró la convergencia entre ideales modernos y un pensamiento de derecha.

Manuel Gómez Morin franqueó una etapa histórica donde el proyecto modernizador, la secularización, la consolidación del Estado, el nacionalismo legitimador del poder político, la industrialización, entre otros, fueron los principales valores del régimen de la revolución mexicana. En un corpus de cinco documentos, los estudiosos se proponen encontrar las claves que dieron al personaje la ideología necesaria para fungir como oposición al régimen revolucionario. Los autores proporcionan una Teoría fundamentada con siete conceptos: “1915, Revolución Mexicana, Dolor, Acción, Técnica, Estado e Instituciones” (Campos y Velázquez, 2013, p. 144).

Una de las principales misiones de Gómez Morin fue la defensa de la autonomía universitaria, vincular a su juventud con la sociedad. Su pensamiento fue opuesto al régimen naciente, expresando el dolor que la política provocaba en la sociedad. Opuesto al sindicalismo, concibió la acción como la manera primordial para incidir en la política y revertir el dolor social, aplicar la técnica analizando la realidad nacional. De ahí su participación en la creación de instituciones financieras. Crítico del régimen, buscó mejorar al país; así, ya dentro del PAN y líder de una contra-élite, logró institucionalizar la oposición en México al lado de individuos con anhelos de ser ciudadanos. Reclutó a viejos porfiristas, a políticos despojados, a empresarios preocupados por sus intereses frente al régimen naciente, y también a católicos que fueron perseguidos. Forjó una ideología, la transmitió desde sus diversos puestos a través de sus discursos.

El gomezmorinismo, moderno y liberal, chocó frente a los tintes comunistas de la época, contrastando con el activismo y pensamiento de su amigo de generación, Vicente Lombardo Toledano, pero primordialmente con el gobierno emanado del cardenismo. Se opuso a la política gestada tras el nacionalismo, la cual se forjó de manera no democrática. También encontraría disidencias de grupos católicos y ultracatólicos. La obra rastrea los diferentes destinatarios del discurso gomezmorinista y la forma en que se construye la estructura de su propuesta.

El hombre que fungió como modernizador demócrata vino a darle a la política nacional un papel diferente ante las adversidades que el partido de la revolución sembró a nivel cultural, político y social. La importancia que tuvo en el rescate humanista de la sociedad a nivel político, merece un reconocimiento. Hoy en día hacen falta hombres que trasciendan las letras y los discursos, y que plasmen mediante la praxis política la lucha por la reconstrucción de la democracia nacional. Quien busque una apología de la derecha en el trabajo de Campos y Velázquez se decepcionará al momento; en cambio, los que pretenden conocer más y mejor a Manuel Gómez Morin encontrarán sendos carriles para aproximarse a su figura.

El PAN tuvo la gran oportunidad para cambiar la realidad nacional tras el año 2000; empero, el poderío y la hegemonía de la vieja cultura política mexicana (cacicazgo, caudillismo y corrupción) se impuso a las circunstancias y a los panistas. Acción Nacional ganó el poder y perdió su partido, es responsable de las ruinas nacionales y cómplice en el contubernio que permitió la vuelta del PRI. ¿Retornarán los ideales gomezmorinianos al instituto albiazul corresponsable de esta tragedia mexicana?

 

Bibliografía

Campos López Xochitl Patricia y Velázquez Caballero Diego Martín (2013) La visión modernizadora de Manuel Gómez Morin. Ed. Popocatépetl. México

Barajas Durán Rafael (2014) La raíz nazi del PAN. Ed. El Chamuco. México

Krauze Enrique (1996) Caudillos Culturales de la Revolución Mexicana. Ed. Siglo XXI. México

 



[1] Egresado de la Maestría en Ciencias Políticas de la FDCS=BUAP

[2] Carta publicada el 2 de octubre de 1927 en la que se expresa el descontento que tuvo Manuel Gómez Morin a raíz de la matanza de Huitzilac, y en la que se hace referencia a la política mexicana nacida de la revolución, que desde su perspectiva representó un fracaso rotundo.

[3] Este pensamiento de derecha ha sido considerado altamente conservador y lastre del progreso. Ha generado gracias a la influencia católica diversos rasgos que son característicos del comportamiento de sociedades encantadas, fundamentalistas, mesiánicas, milenarias, tradicionalistas, xenófobas y racistas. Esta derecha se ha caracterizado por ser reaccionaria en el juego del poder por su postura antimoderna, que recayó de lleno en la ultraderecha católica vinculada a las Sociedades Secretas y Reservadas de México.

 

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