EL INSULTO (L’insulte)
Esta coproducción del Líbano, Francia y Bélgica, es el cuarto largometraje del multipremiado guionista y director Ziad Doueiri, rodada en el 2017. Basándose en una experiencia personal, construyó este drama político/judicial. Temática que no le es ajena, al proceder de una familia de jueces y abogados.
ARGUMENTO
En Beirut, se enfrentan en “duelo” los dos protagonistas de la historia: el mecánico de coches Toni Hanna (Adel Karam), libanés cristiano, y el capataz de obras Yasser (Kamel El Basha), refugiado palestino musulmán. Un insulto, aparentemente sin importancia, se convierte en el pretexto perfecto para comenzar un complejo y mediático proceso judicial, a lo largo del cual, se ponen de relieve conflictos históricos de Oriente Medio. Se aprovecha el juicio, originado por la discusión, para saldar cuentas pendientes. Por un deseo de venganza, se sacan a relucir agravios y rencores pasados, capaces de desatar una oleada de reacciones en cadena, de dimensiones desproporcionadas e inesperadas para las familias de los protagonistas. ¡Qué fácil resulta fomentar el odio!
LOS PERSONAJES
El director no se decanta por ningún bando, ni cae en el maniqueísmo. Aquí no hay buenos y malos. Toni y Yasser son dos personas sencillas de clase media, que demuestran su capacidad de empatía ante el sufrimiento ajeno. Son trabajadores competentes dedicados a sus familias, con mucha dignidad y principios, pero también, víctimas de su entorno, con una profunda herida sin cicatrizar. Cada uno culpa al otro y lo hace responsable de sus problemas. Son obstinados y agresivos.
Sus parejas, menos irracionales y más comprensivas e indulgentes, conforman el elemento conciliador de la historia, la intervención de amigos, abogados, políticos y prensa magnifica el conflicto.
TEMAS UNIVERSALES
Hay dos temas a destacar en esta historia. Por un lado, el poder del lenguaje, la importancia de las palabras. Porque hay personas que presumen de justas, cuando en realidad se dedican a minimizar los logros ajenos y solo se enfocan en la crítica destructiva que disfrazan de sinceridad. El “sincericidio” sin empatía no es más que crueldad. Por otro lado, está ese mecanismo de defensa llamado “desplazamiento”. Hay personas que presumen de justas, cuando en realidad se equivocan de enemigo. Para resarcirse de una experiencia traumática, desplazan su agresividad hacia una persona “inocente”, tratando de castigarla.
EL DESENLACE
Aunque la historia ocurre en El Líbano, bien podría aplicarse en cualquier sociedad multicultural. “¿Quién tiene el monopolio del sufrimiento?” Con esta cinta aprendemos una lección de tolerancia y humanismo. Muestra que la mejor alternativa a los conflictos es tomar el camino de la justicia y el perdón. La concordia es necesaria, pero la reconciliación requiere buena voluntad, ceder, tratar de comprender al otro y dialogar. Centrarnos en las diferencias nos lleva a la violencia. Mejor descubrir todas las cosas que tenemos en común, como el amor por el trabajo bien hecho, en el caso de Toni y Yasser.
Finalmente, el veredicto parece satisfacer a todos. Me quedo con la complicidad de las miradas del final.
«El insulto», consulta su disponibilidad en Fama.
Autora del texto: Beatriz Sanz