Primeros pasos: pasión por saber, conocer, descubrir e investigar
Como Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI), uno de sus objetivos es ser punto de referencia para la búsqueda de información, además de ofrecer múltiples servicios destinados a tal fin. Espacios diversos que permiten acceder al conocimiento desde diferentes vías: colecciones electrónicas, equipamiento informático, fondos bibliográficos y documentales, etc. Todo con el fin de satisfacer las inquietudes de aquellos que quieren aprender, formando parte de su proceso educativo.
Este acceso al conocimiento no siempre fue tan accesible y en los tiempos de Antonio de Ulloa, tal y como manifiesta el profesor e investigador del CSIC Dr. Francisco de Solano Pérez –Lila en La pasión de reformar, «los niños de la Ilustración, como los de tiempos anteriores y los que estudiaron hasta bien entrado el siglo XIX, no conocieron los modernos logros técnicos del instrumental, por lo que sufrieron una enseñanza difícil , compleja y poco didáctica. Lo que explica el corto número de niños que sabían escribir y su aprendizaje se comenzara una vez que se había aprendido a leer». Pese a sus elementales inicios, Ulloa «se prepara para el acceso a un horizonte superior».
A lo largo del siglo XVIII, la Corona funda varios centros educativos como la Academia de Ingenieros Militares de Barcelona o la Academia de Guardias Marinas de Cádiz en línea con la política educativa de la Ilustración, «tendente a reformar y reforzar la enseñanza en todos los niveles: incentivando nuevas profesiones, mejorando los planes de estudio, fomentando objetivos técnicos y facilitando la formación de los profesionales del ejército y de la marina».
Estos días que se han celebrado las pruebas de acceso a la Universidad y que coincide con el periodo de exámenes viene al hilo mencionar una cuestión de la biografía de Ulloa. «En 1730, con catorce años cumplidos, Antonio de Ulloa se acerca por primera vez a la Academia de Guardiamarinas [..], pero su solicitud fue rechazada, por estar incompleta la documentación exigida: faltaban los documentos acreditativos de la calidad social de la familia del aspirante». Pese a ello, no desistió y continúo perseverando en su empeño. Así, a la espera del ingreso en la Academia, consiguió una plaza de «aventurero» – lo que hoy llamaríamos de prácticas- en un navío de la Flota de Galeones del almirante sevillano Manuel López Pintado rumbo a Cartagena de Indias. De esta forma, adquirió conocimientos relacionados con la navegación oceánica. Con esta preparación técnica, a su regreso, dos años más tarde, ya sí lo logró. Hay múltiples referencias, tanto impresas como electrónicas, que documentan este aspecto de su biografía. Una interesante es la Biblioteca Virtual de Polígrafos con una sección específica sobre viajes científicos.
Interés por múltiples áreas de conocimiento
Si acompañásemos a Marty Mcfly en un viaje en el tiempo en su Delorean hasta el periodo en el que comenzaba Ulloa sus primeras incursiones en el ámbito académico ¿se hubiese acercado el ilustrado al centro que lleva su nombre? De sus primeros pasos formativos, libros de consulta, lecturas, poco se conoce, sin embargo, siendo ya Teniente General de la Armada, y tal y como él mismo manifiesta en varios de sus escritos, el marino programó los estudios de sus cinco hijos. Él entendía que las materias que se debían aprender eran Latinidad, Aritmética, Francés, ciertos elementos de Cálculo y Química, así como Historia (Antigua y Moderna), Inglés, Dibujo, Baile y algo de Música. En la obra, Conversaciones de Ulloa con sus tres hijos: en servicio de la marina instructiva y curiosas sobre las navegación, y modo de hacerlas, el pilotaje, y la maniobras de Enrique Barbudo Duarte, da buena cuenta a sus descendientes de su experiencia en la navegación, «nos hallamos conformes, queridos hijos, en ser ya tiempo de cumpliros lo que os tengo ofrecido, dándoos algunas noticias é instrucciones concernientes al mejor modo de desempeñaros en el asunto de navegar, como lo pide vuestra carrera».
Este es un ejemplo más de la importancia que le daba al conocimiento, al aprendizaje, a la ciencia, tanto es así que lo consideraba un legado para sus hijos. Su biblioteca era extensa y reunía una buena colección de ejemplares en diversas materias. Puedes acercarte a la Exposición que organizó la Biblioteca de la Universidad de Sevilla con una parte de la colección particular del científico y marino sevillano. El material que alberga revela cómo era la librería de un ilustrado con intereses científicos, políticos y militares.
Equipo multidisciplinar
Uno de los valores más significativos del CRAI es que en un mismo espacio se ofrecen servicios bibliotecarios de apoyo a la docencia, el aprendizaje y la investigación, junto con servicios de apoyo TIC. Personal especializado que aúna su conocimiento para ofrecer una atención integral al usuario. La colaboración entre los profesionales propicia la aparición de nuevas ideas, el aprendizaje y amplía la mirada para buscar soluciones desde diferentes perspectivas.
Esta forma de trabajo en equipo es la esencia de las antiguas expediciones que reunía a distintos científicos para avanzar en nuevos descubrimientos. En este sentido, si hay un hito que marca la carrera de Antonio de Ulloa es cuando en 1734 la Academia de Ciencias de París organiza una expedición científica para la medición del grado terrestre. El sevillano resulta elegido para formar parte de esta expedición con científicos de renombre como Godin, La Condamine o Bouguer. Durante el tiempo que permanece en tierras americanas son muchas las tareas científicas que desarrolla y en las que participa, recogiendo información muy valiosa. ¿Quieres saber cuáles fueron sus principales descubrimientos? El nombre de las plantas del CRAI son buenas pistas, Navegación, Meridiano, Platino u Observatorio. ¡En las próximas publicaciones te lo contamos al detalle!
Autora del texto: Nereida Domínguez