El papel de Ulloa en el hallazgo del platino
«En el Partido del Chocó, habiendo muchas Minas de Lavadero, se encuentran también algunas donde por estar disfrazado y envuelto el oro con otros cuerpos metálicos, jugos y piedras, necesita para su beneficio del auxilio del azogue. Y tal vez se hallan minerales donde la Platina (piedra de tanta resistencia que no es fácil romperla, ni desmenuzarla con la fuerza del golpe sobre el yunque del acero) es causa de que se abandonen: porque ni la calcinación la vence, ni hay arbitrio para extraer el metal, que encierra, sino a expensas de mucho trabajo y costo».
De esta forma, describía Antonio de Ulloa al platino en su obra Relación histórica, convirtiéndose así en el primer científico que identificaba a este metal precioso. Tal y como apunta Francisco de Solano Pérez – Lila en La Pasión de Reformar, «el metal había aparecido en forma de granos, encontrados en arenas aluviales auríferas [..] Ulloa incluye esta información en su descripción de los numerosos minerales de plata y oro que abunda en la provincia de Quito y del método de extraer el metal en algunas de oro».
Sin embargo, «la platina era en algunas minas de América como la escoria, y aunque los indios, antes y después de la conquista, habían llegado a fabricar algún que otro zarcillo o gargantilla, era desconocida en el viejo continente: como, en realidad, no se conocía su naturaleza y sólo se le tenía por un residuo de oro fundido, al que acompañaba, temiendo que se mezclara con él bajándolo de ley, se había ordenado que, como residuo, se abandonara o se arrojase al río, al separarlo», apunta Julio F. Guillén Tato en Los tenientes de navío Jorge Juan y Santacilia y Antonio de Ulloa y de la Torre-Guiral y la medición del meridiano
Por esta causa, ningún científico de la expedición la mencionó (ni siquiera La Condomine que era el químico). Pero, no se le pasó por alto al fino ojo de Ulloa. De ahí, que pese a que algunos autores no le atribuyan el mérito del descubrimiento del platino a Antonio de Ulloa debido a que este no realizó ningún trabajo de índole química con el metal, no por ello podemos obviar que el mérito es suyo. Trajo el metal al continente europeo y, además, siempre estuvo interesado en ir más allá. De hecho, cuando en 1752 funda el Gabinete de Historia Natural, crea un Laboratorio de Química con el único propósito de que se investigara «el proceso químico que lograra la obtención de un platino dúctil y maleable». Para ello, contrata al químico irlandés Guillermo Bowles. Éste cuenta sus experiencias con el platino y confiesa su impotencia al no lograr la purificación del metal en su obra Introducción a la Historia Natural y a la Geografía Física de España.
Así pues, Antonio de Ulloa no solo participó en el principal objetivo de la Real Expedición, es decir, en la medición del grado terrestre, sino que también empleó su tiempo en la realización de diversos estudios sobre Arqueología, Botánica, Física, Geografía, Geología e Historia, reflejándose de esta forma su carácter ilustrado y su interés por la ciencia y el conocimiento.
Botánica y zoología
Entre las tareas que le fueron encomendadas tanto a Jorge Juan como a Ulloa se encontraba la de acompañar al botánico de la expedición, Josef Jussieu, cuando hiciera examen de algunas plantas para «anotar sus virtudes y efectos, y lo que sobre esto informaren los habitantes del país», tal y como se refleja en las instrucciones que les entregan a los marinos antes de su marcha. Así, a pesar de las limitaciones pues no contaban con los conocimientos ni los instrumentos necesarios, llevaron a cabo diversas observaciones zoológicas y botánicas de las que dejaron testigo en Relación histórica del Viage a la América meridional. Como buen observador, para Ulloa la botánica se convirtió en una de sus pasiones. De ahí, que tal y como recoge Francisco de Solano, Ulloa tiene una «especial facilidad para calificar los sabores de sus frutos: papaya (de gusto algo agrio), guanábana (de gran fragancia), zapotes (de carne jugosa), piña (sabor agridulce), aguacate, granadilla, y la chirimoya (pulposa y delicada)». A lo que añade numerosas descripciones zoológicas e, incluso, alguna que otra anécdota.
Todo ello, da buena cuenta de que la trayectoria de Antonio de Ulloa fue variada y extensa en diversas áreas de conocimiento; sin duda, una de las personalidades más relevantes de su época. Sus aportaciones fueron referentes en los círculos científicos de su tiempo y su legado aún pervive en la actualidad con obras que han sido difundidas y traducidas a varios idiomas y que han contribuido al avance científico.
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Autora del texto: Nereida Domínguez.
Autor del cartel: Chema Gil.