Celestino no hace Mutis en el Crai.

 Botánica, un fondo por descubrir: XXVIII Muestra Bibliográfica en el CRAI   Antonio de Ulloa

Nos podemos imaginar a un chico adolescente del siglo XVIII observando el océano en la bahía gaditana, está esperando la llegada de la Flota de Indias que ha sido anunciada desde las torres vigía diseminadas por la ciudad. Un chico cuyos sueños se han forjado entre las lecturas de los libros de la librería paterna, y la contemplación de llegadas como aquella de barcos provenientes del continente americano cargados de exotismo, de historias, y de posibilidades de descubrir mundos diferentes de naturaleza exuberante que alimentaban su imaginación, y prendían en él la curiosidad del conocimiento y la llama de la investigación.

José Celestino Mutis nació en Cádiz el 6 de abril de 1732, ya en su infancia se impregnó de las influencias americanas que envolvían la ciudad en cada arribada en los tornaviajes de los galeones reales. El mar se le metió en las venas y la vocación científica se adueñó de su espíritu. Tarde o temprano ambas circunstancias lo harían zarpar en busca de su edén soñado.   

En el Colegio de Cirugía de Cádiz y en la Universidad de Sevilla realizó sus estudios de medicina. Sin embargo, no fue la de Galeno la única materia por la que se interesó, podría decirse que su perfil científico se asemejaba más a los polifacéticos sabios del Renacimiento como Leonardo da Vinci, y en su caso, enriquecido por la Ilustración francesa, pues dominó e impartió disciplinas tan diferentes como la Astronomía, las Matemáticas o la Botánica, ésta última, la gran pasión de su vida madura.

Después de unos años en el Hospital General de Madrid en el que se dedica sobre todo a la enseñanza de la anatomía, aprovecha su estancia en la Corte para proseguir su formación en otras materias, sobre todo de botánica, formación extremadamente linneana recibida de Miguel Bernades, director del Jardín Botánico de Madrid.

Pero, más allá de hospitales y tertulias científicas en la Corte, su gran misión le esperaba en ultramar, en el Reino de Nueva Granada (hoy Colombia) al que llegó como médico personal del recién nombrado Virrey Pedro Messía de la Zerda. Fue tal su admiración por la fauna y, sobre todo, por la flora que fue descubriendo en su trayecto, que empezó a madurar la idea de una expedición botánica para contribuir al inventario de las riquezas naturales de las colonias de España.

En 1763 escribió al rey Carlos III sobre el proyecto y, aunque tenía la anuencia del Virrey, la respuesta de la Corona fue negativa. Veinte años después, un nuevo virrey, Antonio Caballero y Góngora celoso de la opulenta biodiversidad del territorio que gobernaba, con el permiso, esta vez sí, de la Corte española, sancionó que se llevase a cabo la expedición científica encargando su dirección a José Celestino Mutis.

La Real Expedición Botánica del Nuevo reino de Granada se realizó durante 33 años (1783-1816) cubriendo gran parte del territorio que hoy día es Colombia en los hábitats en torno al río Magdalena. Se estableció sede permanente primero (1783-1791) en Mariquita, en donde se instaló un taller para los artistas, sobre todo criollos, que se encargarían de realizar los dibujos de la flora investigada, con la supervisión de José Celestino Mutis, el cual controló todos los detalles del proceso artístico, incluida la formación de los pintores, lo que produjo un estilo común llamado “estilo Mutis”, con un gran nivel de detalle y una cuidada composición artística en torno a un eje central de simetría. En 1792 la expedición se asentaría en Santa Fé.

Consta de más de 7600 dibujos entre color y blanco y negro la gran obra divulgativa que se acometió durante esas tres décadas de investigación. En 1817, la Colección fue trasladada al Real Jardín Botánico de Madrid, donde se conservan y donde se ha realizado durante años el proceso de su digitalización y publicación en volúmenes, ejemplares de los cuales el Crai Antonio de Ulloa preserva en su Depóstio de Botánica ubicado en la Sala Observatorio, cuarta planta del edificio. Cuyo fondo fue donado por el Departamento de Botánica de la Facultad de Biología de La Universidad de Sevilla, con la inestimable colaboración de los profesores Benito Pérez y José Antonio Mejías Jiménez de dicho departamento.

Celestino Mutis fallece en 1808. Para entonces contaba con más de treinta colaboradores, los cuales continuaron con el proyecto hasta 1816, año en el que la Real Orden del 28 de septiembre declara el “drástico fin” de la Real Expedición, debido a la situación política que derivó en un proceso independentista en el que muchos de sus colaboradores estaban inmersos.

La Colección que atesora el Jardín Botánico es de un incalculable valor científico e histórico, tanto los documentos escritos como la iconografía y el herbario son un soporte formidable para el trabajo botánico actual.

Tal es el legado que nos dejó el científico gaditano, el cual intuía cuando de niño soñaba despierto frente al océano. 

Chema Gil Santiago

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