La investigadora principal de este proyecto, la profesora de la Facultad de Farmacia Ángeles Mencía Jos Gallego, explica que el desarrollo tecnológico se lleva a cabo por el equipo de la Dra. Susana Aucejo en las instalaciones de ITENE en Valencia mientras que los estudios toxicológicos de las muestras se hacen en los laboratorios de los Servicios Generales de Investigación de Biología, Microscopía y Microanálisis ubicados en los Centros de Investigación, Tecnología e Innovación de la Universidad de Sevilla (CITIUS y CITIUS Celestino Mutis) en el campus de Reina Mercedes.
“Estas nanoarcillas mejoran las propiedades térmicas del envase y hacen también de barrera para evitar que el oxígeno traspase el plástico con facilidad, llegue al producto y lo estropee”, comenta la Dra. Jos quien añade que “con que aumentemos entre uno y dos días la fecha de caducidad de la carne envasada podremos darnos por satisfechos ya que eso conllevará un ahorro sustancial en la cantidad de alimentos que se desechan a la basura cada día”.
Pero antes de que estos nuevos materiales de envasado lleguen al consumidor, los investigadores están desarrollando todo tipo de análisis para garantizar que no hay ningún riesgo para la salud. Así bien, se han hecho ya experimentos in vitro e in vivo para comprobar que no tienen ningún efecto adverso a través de estudios toxicológicos en células hepáticas e intestinales, evaluando la potencial inducción de inflamación, estrés oxidativo celular, genotoxicidad, etc.
“Para el estudio in vivo hemos trabajado con un grupo de roedores durante 90 días y hemos comprobado que los estudios histopatológicos y los parámetros sanguíneos, entre otros, revelan que las arcillas suministradas en la dieta no afectan en nada al bienestar de estos animales”, comenta esta joven investigadora.
Asimismo, se ha comprobado que al añadir estas nanoarcillas al material de envase, la permeabilidad a gases como el oxígeno, se ve notablemente disminuida. Esta reducción beneficiará el retraso de los procesos de degradación oxidativa en alimentos grasos como la carne, culpable de la producción de sustancias tóxicas para el organismo, aportando además un incremento de su vida útil, beneficios de seguridad alimentaria.