Una año después de publicar El diablo de los números, el poeta, ensayista, novelista, editor y traductor Hans Magnus Enzensberger presentó un pequeño ensayo en el Congreso Internacional de Matemáticos de Berlín (1998) titulado Puente levadizo fuera de servicio, las matemáticas más allá de la cultura. El ensayo, que acabó incluyéndose en su libro Los elixires de la ciencia, denuncia que las matemáticas sean un territorio extraño de la cultura, defiende tanto su utilidad como elegancia (tienen valor estético) y demanda para ellas mayor presencia y reconocimiento. Y hay una prodigiosa frase llena de fuerza en ese ensayo que sintetiza a la perfección la postura de Enzensberger –y se parece, como una gota de agua a otra, a la filosofía de este blog–:
El hecho de excluir las matemáticas de la esfera de la cultura es una especie de castración que parece no molestar a nadie.
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