Ciencia y religión (por W. Allen)

La relación entre ciencia y religión ha vivido etapas difíciles, con episodios violentos y científicos jugándose la vida cuando sus teorías colisionaban con las creencias religiosas de la época. Baste recordar que el filósofo y científico Anaxágoras (500 a.C.-428 a.C.) fue perseguido por enseñar que el Sol no era un dios sino una piedra al rojo vivo, o que la Iglesia católica estuvo a punto de quemar a Galileo por sostener que la Tierra se movía alrededor del Sol. Esa relación vive hoy una especie de calma chicha, a pesar de que los científicos no paran de engrosar las filas del agnosticismo y el ateísmo; un ejemplo: mientras el 90% de los norteamericanos dicen creer en algún dios, el porcentaje se invierte entre los científicos de la National Academy of Sciences, donde el 90% reconocen ser al menos agnósticos, cuando no decididamente ateos. Si hay que elegir entre ciencia y religión, Woody Allen lo tiene claro, y lo expuso de forma magistral en su película Desmontando a Harry. En ella, Allen interpreta el papel del neurótico escritor Harry Block. En determinado momento acompaña al hospital a un amigo que se siente mal; mientras esperan el resultado de las pruebas, Harry dice: «Tú crees que te mueres, y no es así. Hoy día hay el láser… hay de todo». «Tú y la ciencia», responde resignado el amigo. Y entonces Harry sentencia:

¡Qué tiene de malo la ciencia! Entre el aire acondicionado y el papa prefiero el aire acondicionado.

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