Schwartz, Bohr, Fields

Reconozcámoslo, nos encantan los aniversarios múltiplos de 10 (y los que son múltiplos de 25, ni te cuento).

Entre los diversos X-aniversarios que se celebran este año me he fijado, por su curiosa ligazón, en estos cuatro:

1) el XL aniversario de la conferencia “Propriétés élémentaires d’accouplement del produits tensoriels topologiques” que Laurent Schwartz impartió en febrero de 1977 en Sevilla, la primera conferencia impartida en nuestra universidad por un galardonado con la Medalla Fields (puede verse una foto de las notas preparatorias de la conferencia en el Archivo Schwartz de la Escuela Politécnica de París, escribiendo “Seville” en la casilla en blanco que aparece);

2) el XV aniversario del fallecimiento del propio Schwartz (¡falleció el July the Fourth, Independence Day, quien tanto batalló contra la política de los Estados Unidos en Vietnam!);

3) el CXXX aniversario del nacimiento, el 22 de abril de 1887,  de Harald Bohr, gran futbolista (medalla de plata en la Olimpiada de 1908, aparece señalado con un círculo en la foto de la selección danesa) y gran matemático, hermano de Niels Bohr;

4) el LXX aniversario del primer Coloquio de Análisis Armónico organizado por el grupo Bourbaki y celebrado en Nancy en junio de 1947, en el que se conocieron Schwartz y Bohr.

¿Y qué con esto? Acaba de publicarse en la revista Historia Matematica un  artículo muy interesante escrito por M.J. Barany, A.-S. Paumier  y  J. Lützen titulado The internationalization of Laurent Schwartz and his theory of distributions, donde relatan como Bohr, casi literalmente, se enamoró en Nancy de la Teoría de Distribuciones de Schwartz, contribuyó de manera sustancial a que fuera conocida internacionalmente y, last but not least, tuvo una influencia absolutamente decisiva en la concesión de la Medalla Fields a Schwartz en el ICM celebrado en la Universidad de Harvard en 1950.

Aunque recomiendo la lectura directa del artículo para aprender sobre algunos aspectos (buenos y malos) del entramado social y personal en el que se desarrolla la labor matemática, no me resisto a entresacar dos citas. La primera, de los propios autores, empieza con una frase fantástica (las cursivas son mías): “De entre las muchas contribuciones de la cerveza a la vida social e institucional de los matemáticos, una de las mayores fue el papel de la Fundación Carlsberg en la financiación de la construcción de un edificio para el nuevo Instituto de Matemáticas de la Universidad de Copenhague que abrió en 1934 bajo la dirección de Harald Bohr”.

La segunda, de una carta de 1947 de Schwartz a su esposa Marie-Hélène en la que, un poco asombrado y alarmado por el éxito, a su juicio excesivo, de lo que aún eran los inicios de una teoría prometedora: “Me inquieta un poco que todo esto se parezca a los cumplidos que los Reyes Magos venidos de todo el mundo le hicieron a Jesucristo; . . . ¿no lo crucificaron después?” O, como dijo el Fiscal General del Estado, recientemente fallecido (DEP),  “Más dura será la caída”.

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