En este 2019 se cumplen 400 años de la publicación de Mirifici logarithmorum canonis constructio (Construcción de una maravillosa tabla de logaritmos) de John Napier, nuestro Neper de los logaritmos neperianos.
John Napier, VIII Barón de Merchiston, había publicado en Edimburgo, en 1614, su Mirifici logarithmorum canonis descriptio (Descripción de una maravillosa tabla de logaritmos) donde introdujo el concepto de logaritmo y su uso para simplificar operaciones matemáticas tediosas, pero absolutamente necesarias para la astronomía y la navegación de la época, como son el producto o el cociente de números con muchas cifras (véase la entrada Los logaritmos y el alce borracho). Este libro, en cuya redacción invirtió más de veinte años, llegó a ser uno de los libros de matemáticas más influyentes y su difusión mundial fue tal que, por ejemplo, apenas cien años después se publicó en China la primera tabla de logaritmos (es muy interesante el artículo de Klaus Kühn Logarithms–a journey of their tables all over the world).
Tras esta publicación, Napier se propuso escribir otro libro para explicar cómo había hecho los cálculos para confeccionar su tabla de logaritmos, pero murió antes de completar la tarea y fue su hijo Robert Napier quien lo hizo en 1619 bajo el título completo de Construcción de una maravillosa tabla de logaritmos y su relación con los números naturales, con un apéndice sobre cómo construir otros y mejores tipos de logaritmos, además de lo cual hay proposiciones para resolver triángulos esféricos junto con unas notas de Henry Briggs.
Los logaritmos son, sin duda, su invento más conocido y por el que su nombre será recordado, pero Napier también inventó dos sistemas de cálculo mecánico, publicados en 1617 en el libro Rabdologiae, uno mediante unas varillas numeradas, que se conoce como los Huesos de Napier o el Ábaco de Napier, y otro mediante tarjetas, llamado Prontuario (sendas descripciones detalladas en un artículo de la sección Matemoción de Raúl Ibáñez y Marta Macho en los Cuadernos de Cultura Científica y en otro de Ángel Requena en su blog Mateturismo).
La noticia es que los mejores Huesos de Napier están en España. Nuestro Museo Arqueológico Nacional posee un maravilloso mueble de madera de palosanto con refuerzos de latón e incrustaciones de hueso que contiene ambos sistemas y es único en el mundo. Se cree probable que este mueble perteneciera originalmente a la Academia de Matemáticas creada por Felipe II, de allí pasara al Palacio Real, donde se tiene constancia de que estuvo, luego a la Biblioteca Nacional y, finalmente, al Museo Arqueológico.
La gran ironía es que los mejores Huesos de Napier reposan en la católica España, su vieja enemiga teológica.
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