Literatura y cine
Los viajes a través del tiempo han sido objeto de una gran cantidad de obra literaria, cinematográfica y televisiva, desde la célebre «La Máquina del Tiempo», de H.G. Wells (1985), hasta la reciente serie «El Ministerio del Tiempo», emitida por La 1 de TVE.
En particular, tenemos la emotiva novela La Mujer del Viajero en el Tiempo, de título original The Time Traveler’s Wife, escrita por Audrey Niffenegger y publicada en 2003. Ha sido catalogada como obra romántica de ciencia ficción y utiliza el viaje en el tiempo como metáforas de la falta de comunicación y de lo difícil que resultan las relaciones humanas. Fue galardonada con el British Book Award y adaptada al cine en 2009.
En ella se describe la relación de Henry DeTamble y su esposa, Clare Abshire. Debido a un extraño problema genético, Henry viaja involuntariamente a través del tiempo con frecuencia, provocando multitud de situaciones chocantes y a veces conflictivas. Así, él conoce a Clare mucho tiempo después de que ella se haya encontrado con él en el pasado, siendo una niña; se encuentra en el presente con versiones futuras de sí mismo y muere por accidente siendo relativamente joven, aunque Clare sigue viéndose con él de vez en cuando. La dirección de la versión cinematográfica de la novela corrió a cargo de Robert Schwentke, con Eric Bana y Rachel McAdams como protagonistas. La opinión de la crítica especializada fue desigual, con una aceptación del 45 %.
Como en otros muchos casos, la historia relatada en la novela y en la película no es coherente: el protagonista da saltos en el tiempo hacia adelante y hacia atrás aparentemente con la misma frecuencia y facilidad. Pero hoy estamos casi seguros de que no puede ser igual de fácil. De hecho, sospechamos que el salto hacia atrás es en la práctica imposible a una escala perceptible, mientras que el salto hacia adelante, dejándonos ir en el mismo sentido en que «nuestro tiempo» avanza, está a nuestro alcance. Todo esto quedará justificado en los párrafos que siguen.
Einstein
Albert Einstein fue tal vez el científico más importante, conocido y popular del siglo XX. Llegó a ser mundialmente famoso, algo que ha estado al alcance de muy pocos hombres y mujeres de ciencia.
En 1905, siendo un completo desconocido, empleado en la Oficina de Patentes de Berna, publicó su Teoría de la Relatividad Especial, donde quedaron descritos el movimiento de los cuerpos y el electromagnetismo en ausencia de fuerzas gravitatorias. Se considera hoy día que esta teoría es el modelo físico más preciso de descripción de los cuerpos en movimiento cuando los efectos gravitacionales pueden ser despreciados. La teoría Newtoniana clásica posee validez como una aproximación simple, intuitiva y más que suficiente cuando las velocidades son pequeñas respecto de la velocidad de la luz.
Diez años después, siendo ya bien conocido, presentó en una serie de conferencias la Teoría de la Relatividad General. En ella se acepta que todos los observadores, con independencia de cómo se desplazan unos respecto de otros, son equivalentes. La genialidad está en interpretar la gravedad no como una fuerza o acción a distancia, sino como una consecuencia de la curvatura del espacio-tiempo. Dicho de otro modo, se postula que el espacio-tiempo es una variedad Lorentziana de dimensión 4 que «se curva» más o menos en función de la distribución de masa (y las correspondientes perturbaciones en el espacio-tiempo se identifican con los efectos gravitatorios). Y la ley que dice de qué manera la métrica del espacio-tiempo depende de la distribución de masa se puede formular como un complicado sistema de EDPs no lineales, hoy llamadas ecuaciones de campo, o también ecuaciones de Einstein.
La primera solución exacta no trivial de estas EDPs fue hallada por Karl Schwarzschild en 1916 (la métrica de Schwarzschild). Presenta una singularidad que se interpreta como un colapso gravitatorio; se trata del primer ejemplo de lo que hoy día denominamos «agujero negro». La solución de Schwarzschild fue generalizada en varios trabajos publicados entre 1916 y 1921 por Reissner, Weyl, Nordström y Jeffery que, de este modo, fueron capaces de describir agujeros negros con carga eléctrica.
Dotado de un ingenio fuera de lo común, Einstein también destacó por sus opiniones, plasmadas en multitud de artículos, entrevistas y conferencias. He aquí algunas frases de su autoría que, hoy día, tras casi cien años después, conservan plena vigencia (para otras citas de Einstein, véanse las entradas Visión escatológica de la burocracia, Putas, estiércol y universidad y Las preguntas exquisitamente estúpidas de los reporteros en este mismo Blog):
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El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas y en parte por la tendencia a formar unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas.
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El nacionalismo es una enfermedad infantil. Se trata del sarampión de la humanidad (respuesta a la pregunta de si se consideraba alemán o judío, 1929).
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No sé cómo será la III Guerra Mundial, pero sí la IV … con piedras y palos (de una entrevista en 1949).
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Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo.
Hawking
Stephen William Hawking (1942-2018) fue un célebre físico y divulgador científico británico. Es muy conocido por muchas razones.
Entre otras contribuciones, merece la pena mencionar las que consiguió junto a Roger Penrose sobre el análisis de las singularidades espacio-temporales predichas por la Teoría General de la Relatividad. Estuvo especialmente interesado por la posible unificación de esta teoría con la Teoría Cuántica. En particular, probó dos importantes consecuencias de una teoría unificada: (a) que los agujeros negros deben emitir radiación y, eventualmente, evaporarse y desaparecer y (b) que el Universo no posee bordes o límites en el tiempo. De este modo, el «comienzo» del Universo quedaría explicado por las leyes de la Física.
Hawking también nos dejó frases ingeniosas sobre distintos aspectos de la ciencia y de la vida. He aquí algunas de ellas (para otras citas de Hawking, véanse las entradas Connotaciones sexuales del Eureka en este mismo Blog):
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He notado que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, siguen mirando a ambos lados antes de cruzar la calle.
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Sólo somos una raza de primates en un planeta menor de una estrella ordinaria, pero podemos entender el universo.
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Me alegro de que Juan Pablo II no se haya dado cuenta de que mi ponencia trata sobre cómo empezó el Universo. No me hace gracia la idea de ser entregado a la Inquisición como Galileo.
Hawking afirmó en cierto momento que debería haber una ley que hacía imposible el viaje en el tiempo. Propuso la llamada Conjetura de Protección de la Cronología, que permitiría según él «hacer la Historia segura para los historiadores». Sin embargo, mucho después, tras profundas reflexiones sobre el tema, acabó diciendo que «quizá el viaje en el tiempo sea posible, pero no es práctico ni fácil».
Las Teorías de la Relatividad (Especial y General) proporcionan pistas para construir máquinas que permiten viajar a través del tiempo. De hecho, según Hawking, hay al menos tres formas de conseguirlo (o al menos intentarlo). Lector, si quieres saber cuáles son, no dejes de leer la próxima entrada …
Para saber más
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H.G. Wells, The Time Machine, Henry Holt and Co., 1985 (Versión en castellano: La Máquina del Tiempo, Anaya, 2009).
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A. Niffenegger, The Time Traveler’s Wife, Macadam Cage Pub, 2003 (Versión en castellano: La Mujer del Viajero en el Tiempo, DeBolsillo, 2016).
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A. Einstein, On the Electrodynamics of Moving Bodies (translation from the original), Annalen der Physik. 17: 891, 1905.
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A. Einstein, Lectures at the University of Berlin, Sitzungsberichte der Preussischen Akademie der Wissenschaften zu Berlin, p. 844-847, 778-786, 799-801, 831-839, Nov. 1915.
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K. Schwarzschild, On the Gravitational Field of a Mass Point according to Einstein’s Theory (translation from the original), Sitzungsberichte der K»oniglich Preussischen Akademie der Wissenschaften zu Berlin, Phys.-Math. Klasse 1916, 189-196.
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A.J. Durán, El Universo sobre nosotros, Crítica, 2015.
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