La hipotenusa y las novelas de amor (por L. Sepúlveda)

Se me antoja que hay pocas novelas como Un viejo que leía novelas de amor para aliviar por un rato el confinamiento. Las peripecias de Antonio José Bolívar Proaño por la amazonía ecuatoriana tras los pasos de una tigrilla come hombres tienen suficiente capacidad evocadora para sacarlo a uno de los estrechos confines de su casa y trasportarlo a las inabarcables densidades de la selva amazónica. Su autor, el escritor chileno y «profundamente rojo» Luis Sepúlveda, se exilió de Chile tras pasar más de dos años en las cárceles de Pinochet, y luego de una vida de aventura y viajes, se instaló en Gijón a finales de los noventa, donde murió el pasado 16 de abril por coronavirus.

En las aventuras de Antonio José Bolívar tienen también cabida las matemáticas. Cuando ya de viejo trató de pulir sus preferencias como lector, Antonio José Bolívar probó con libros de geometría antes de comprender que lo suyo eran las novelas de amor. Su experiencia con los triángulos rectángulos no fue grata, pero le encontró a las matemáticas una inusitada y portentosa utilidad: ser válvula de escape para el mal humor. «Al revisar los textos de geometría se preguntaba si verdaderamente valía la pena saber leer», nos cuenta Sepúlveda sobre el viejo, «y de esos libros guardó una frase larga que soltaba en los momentos de mal humor: “La hipotenusa es el lado opuesto al ángulo recto en un triángulo rectángulo”. Frase que más tarde causaba estupor entre los habitantes de El Idilio, y la recibían como un trabalenguas absurdo o una abjuración incontestable».

2 Comments

  1. Enredada en la atención tan diversa al alumnado ( el repetidor, el que necesita adaptación, y el que quiere aprender ) apenas he sacado tiempo y he tenido mente para la lectura. Sin embargo este es libro que he podido acabar y ¡ disfrutar!

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