Vivimos la emergencia sanitaria más grave del último siglo, que empieza a generar una emergencia social y una crisis económica cuya tremenda gravedad apenas hemos empezado a calibrar. En tiempos menos revueltos, desde las matemáticas solemos enviar a la sociedad el mensaje de su utilidad práctica, y en estas complicadas circunstancias no podemos dejar de mostrar que teníamos razón, y lo podemos hacer de varias maneras.
La primera y fundamental es ayudando a epidemiólogos, responsables sanitarios y políticos en la toma de decisiones acertadas. Por la propia idiosincrasia de la pandemia, el virus nos lleva una ventaja de días o incluso semanas: es imposible saber el número real de personas que se han infectado antes de ayer, ayer y hoy, que son los que previsiblemente necesiten ingreso hospitalario o una cama UCI dentro de una semana o diez días. Conocer la evolución del número real de infectados y cuáles son los focos de infección permitiría una mejor decisión sobre cuándo aplicar medidas de confinamiento y de qué tipo. Las matemáticas, las estimaciones estadísticas más en concreto, permiten ganar algunos de los días que el virus nos lleva de ventaja, porque ayudan a extraer de los datos disponibles estimaciones razonables para esas variables fundamentales. Ahí, colaborando con epidemiólogos, médicos y políticos es donde las matemáticas van a ser más útiles. Siempre teniendo en cuenta que no estamos desarrollando un proyecto de investigación al uso sino arrimando el hombro en una situación de emergencia donde se considera fundamental acortar los tiempos de respuesta. Cubrir ese frente fundamental es el objetivo de la Acción matemática contra el coronavirus que con mucho acierto puso en marcha CEMat en las primeras semanas de marzo.
Pero hay más cosas que podemos hacer desde las matemáticas. Una de ellas tiene que ver con nuestra presencia en los medios de comunicación, y lo que queramos conseguir con esa presencia. ¿Qué podríamos hacer si nuestras ofertas de colaboración no son atendidas, o no todo lo que quisiéramos, por los responsables políticos o sanitarios? ¿O no se pusieran a disposición de las matemáticas los microdatos o los datos detallados necesarios para poder realizar estimaciones estadísticas fiables? Pues podríamos presionar desde los medios para corregir esas disfunciones; pero para eso tenemos que tener presencia en los medios.
Naturalmente también desde los medios podemos informar e incluso formar a la opinión pública sobre aspectos muy relevantes de la pandemia. Podemos apelar además a la fama de fiables que las matemáticas tienen entre la población para mostrar que los números bien explicados son muy clarificadores, nos pueden ayudar a comprender mejor la situación y ayudar a actuar más apropiadamente. Por ejemplo, es importante comprender por qué se nos ha obligado y se nos obliga todavía a permanecer recluidos en casa, y para esto es de ayuda ofrecer estimaciones fiables del número de infectados reales y lo que eso significa para el control de la epidemia, mientras que estimaciones sobre el número de vidas que salvamos con estas medidas de confinamiento nos darán fuerza para continuar. Son las matemáticas las que ofrecen esas estimaciones estadísticas, y si los políticos no hablan de ellas, bien porque no sea fácil explicar qué es una estimación estadística bien por cualquier otra razón, debe entonces ser desde las matemáticas desde donde se aporten las correspondientes explicaciones. Algo parecido ocurrirá cuando se empiece a levantar el confinamiento. El que haya un nuevo brote, o lo que este tarde en llegar y su gravedad, dependerá no solo de que el gobierno acierte con las medidas sino de la responsabilidad con que la ciudadanía se comporte y de los hábitos que adopte. No basta con recetar normas de comportamiento ante la epidemia, hay también que explicar y hacer comprender a la gente por qué es importante seguirlas. Y aquí, de nuevo, las matemáticas pueden aportar mucho: bien usadas transmiten a la vez contundencia y claridad en las explicaciones. Sería deseable que los responsables políticos pudieran hacer esto, y a veces los hacen, y muy bien; en una entrada anterior ponía como ejemplo a la canciller Merkel, claro que ella antes de canciller fue física y doctora en química cuántica. Pero, ya sea por reforzar las explicaciones ya sea por darlas cuando no se den, desde las matemáticas y a través de los medios de comunicación no podemos dejar de poner nuestro conocimiento a disposición de la ciudadanía. Seguro que contribuirá a tener una sociedad mejor formada, mejor informada y más responsable, que sea capaz de entender y seguir normas de comportamiento más seguras para todos.
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