Nebrija: el imperio y las matemáticas

Primera página de la Gramática castellana de un ejemplar de la primera edición conservado en la Biblioteca Nacional

Este año se conmemora el 500 aniversario de la muerte de Elio Antonio de Nebrija (1444-1522), que ha pasado a la historia, entre otras cosas, por ser el autor de la primera gramática castellana, la primera también para una lengua vulgar. La primera edición vio la luz en Salamanca en 1492, por lo que cabe calificar de casi profética la frase que Nebrija incluyó en el prólogo —dedicado a Isabel la Católica que, sin embargo, no le quiso pagar los gastos de impresión—: «Siempre fue la lengua compañera del imperio». Naturalmente no se refería Nebrija al imperio que en las décadas siguientes se empezaría a montar en el todavía desconocido —para los europeos— nuevo mundo, sino a los pasados, en particular el imperio romano, que en su nacimiento, desarrollo y muerte fueron acompañados de sus lenguas —«Començaron, crecieron y florecieron, y después junta fue la caida de entrambos», en palabras de Nebrija—. Si bien es verdad que, en opinión de Nebrija, el castellano y España ya apuntaban en 1492 maneras imperiales, puesto que la lengua castellana: «Tuvo su niñez en el tiempo de los juezes y Reies de Castilla y de León, y començó a mostrar sus fuerças en tiempo del mui esclarecido y digno de toda la eternidad el Rei don Alonso el Sabio, por cuio mandado se escrivieron las Siete Partidas, la General Istoria, y fueron trasladados muchos libros de latin y aravigo en nuestra lengua castellana. La cual se estendió después hasta Aragón y Navarra y de allí a Italia, siguiendo la compañía de los infantes que embiamos a imperar en aquellos Reinos».

Sin embargo, Nebrija fue también un apasionado de la cosmografía, astronomía, geografía e historia natural y, desde luego, de las matemáticas, y es por eso que le dedicamos aquí esta entrada.

Nebrija: Grabado de Simón Brieva por dibujo de Francisco Javier Ramos (tomado del libro Retratos de Españoles ilustres publicado por la Real Imprenta de Madrid.

Nebrija contribuyó a una reforma de la enseñanza de las matemáticas en las universidades renacentistas, apoyando el uso directo de los textos clásicos griegos —Euclides, por ejemplo— frente a los textos medievales. En este sentido fue un impulsor del humanismo renacentista frente al escolasticismo medieval. «La plena incorporación del programa humanístico a la actividad científica española y su enfrentamiento abierto con el escolasticismo arabizado puede simbolizarse en el interés de Nebrija por disciplinas como las matemáticas, la astronomía, la geografía y la historia natural —se lee en la reseña biográfica que le dedicó J.M. López Piñero en el Diccionario histórico de la ciencia moderna en España—. Aunque la labor que realizó en todas ellas fue limitada en sí misma, ejerció una profunda y duradera influencia, tanto entre los hombres de letras como entre los mismos cultivadores de la ciencia».

Nebrija publicó varios manuales de sus cursos sobre pesos, medidas y números impartidos en la Universidad de Salamanca. Aunque su libro de ciencia más conocido es una Cosmografía (1499): un resumen didáctico sobre la geografía matemática al estilo de Ptolomeo —esto es, señalando la longitud y latitud precisa de cada lugar y no solamente una descripción intuitiva—. La Cosmografía fue valorada tanto en España como fuera, llagándose a reeditar en París en 1533.

También escribió Nebrija un par de libros sobre la reforma del calendario, problema por el que se interesó a raíz de una consulta hecha por el Papa León X a la Universidad de Salamanca en 1515.

 

Referencias

A. de Nebrija, Gramática castellana, Salamanca, 1492.

J.M. López Piñero, T.F. Glick, V. Navarro Brotóns, E. Portela Navarro, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Ed. Península, Barcelona, 1983.

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