Vendiendo las matemáticas al peso

La Biblioteca de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Sevilla heredó del antiguo Departamento de Teoría de Funciones una fabulosa colección de obras completas de matemáticos insignes, así como de textos clásicos de las matemáticas; sin exagerar, una de las mejores que se conservan en España. Esta colección se inició esencialmente entre los años 1960 a 1980; lo crudas que en lo científico fueron esas décadas en España, dan una idea del casi heroico empeño que supuso conseguir esas obras.

Antonio de Castro Brzezicki (1922-1992)

El principal responsable de las compras fue Antonio de Castro Brzezicki, catedrático de la Universidad de Sevilla desde 1960 (el único que por entonces había en la Universidad), quien una década después puso en marcha la licenciatura de matemáticas en la Universidad de Sevilla (puede leerse esta entrada sobre don Antonio, que publicamos con motivo del centenario de su nacimiento). Uno de los capítulos en que mejor se aprecia el carácter tenaz y austero de Antonio de Castro a la vez que su amplia formación tanto científica como humanística es en la definitiva constitución de la Biblioteca. No tenía Antonio de Castro duda alguna de adonde debía destinarse el dinero: el gasto en la cátedra de Análisis Matemático, y posteriormente en los Departamentos de Teoría de Funciones y Análisis Matemático, era exclusivamente para libros y revistas de investigación –en esto seguía los pasos ya indicados cien años antes por Kronecker, Kummer y Weierstrass al crear el Seminario matemático de Berlín, donde este último era, personalmente, el responsable de la biblioteca y la hemeroteca–. Además, se atendía tanto al presente, comprando cuanto libro reciente de interés se publicase, como al pasado, intentando rellenar lagunas, ¡que eran todas! Así fue como se consiguió tener la impresionante colección de obras completas de grandes matemáticos y muchos de los textos clásicos de las matemáticas, comentada al principio. ¿Cómo se hacía esto, con el tan escaso dinero disponible? Pues hacía falta mucho tesón y dedicación: había que contactar con librerías de viejo españolas y librerías anticuarias extranjeras, encargar un volumen que faltase —que podía tardar años en estar disponible—, estar atento a catálogos de anticuarios… había que dedicarse.

En realidad, el casi visionario proceso en que se gestó esa Biblioteca, lo había comenzado Patricio Peñalver y Bachiller (1889-1979), catedrático de matemáticas de la Universidad entre los años 1912 a 1959. Peñalver había comprado para la Facultad de Ciencias dos de las publicaciones matemáticas más importantes de finales del siglo XIX y comienzos del XX: la enciclopedia matemática alemana Encyclopaedie der Mathematischen Wissenschaften y su versión francesa, la Encyclopédie des Sciences Mathematiques Pures et Appliquées. La historia de estas colecciones en la Universidad de Sevilla es tragicómica. La Encyclopaedie y su traducción al francés fue adquirida en los primeros años tras la Guerra Civil; por entonces los estudios de ciencias se ubicaban en la Fábrica de Tabacos —hoy Rectorado de la Universidad— y allí se ubicaron los libros, en unos armarios con puertas. Décadas después, siendo ya Antonio de Castro catedrático en Sevilla, observó que el número de tomos había disminuido considerablemente. Después de una indagación, se descubrió que una de las limpiadoras se estaba ganando un sobresueldo vendiendo los tomos como papel al peso. Curiosamente, el papel era muy ligero, de los que amarillean con el tiempo, por lo que a pesar de la densidad matemática de los libros, estos pesaban poco. El expolio, que debió de ocurrir en la primera mitad de la década de 1960-1970 no se pudo recuperar.

No debemos ser demasiado críticos con la limpiadora, el hambre es muy mala, y las décadas de la posguerra fueron terribles en España.

Naturalmente no fue esa la primera ni la única ocasión que en la Universidad una biblioteca ha sido saqueada —aunque esperemos que sea la última—. En 1773, unos años después de la expulsión de los jesuitas, se consiguió que la muy bien surtida biblioteca de su Casa Profesa en Sevilla pasara a ser propiedad de la Universidad —al igual que la misma Casa Profesa en la calle Laraña, que pasó a ser la sede de la Universidad—.

En los siete años siguientes el bibliotecario Manuel González Pinto dispuso de los libros sin que se le pidiera cuenta alguna; al cabo de los cuales y teniéndose conocimiento de la venta de juegos duplicados, fue cerrada la Biblioteca de la Casa Profesa con candados de seguridad. En 1783, la Sociedad Patriótica y la Academia de Buenas Letras de Sevilla solicitaron los libros ante el peligro que corrían al estar sin uso y descuidados, pero el Consejo de Castilla reiteró nuevamente su confianza en la Universidad.  En lo referente a los libros de matemáticas encontramos esta solicitud en la memoria que Francisco de Bruna, oidor de la Audiencia, envió a Madrid con fecha 19 de enero de 1781 en relación con  la cátedra de matemáticas solicitada por la Sociedad Patriótica: «Me parecía podía mandarse, que todos los libros que huviere en estas Librerías, y tuviesen concernencia para el estudio de las Matemáticas se separasen, y pusiesen en quarto destinado para esta Cathedra, sobrando mucho para ello en la que fue Casa Profesa, y en que se colocó la Universidad, y podian entregarse à esta los demas libros que quedaren, antes que se acaben de convertir en polvo».  Para calibrar la importancia de esos libros, baste decir que el libro más preciado que hoy guarda la Biblioteca de la Universidad de Sevilla es un ejemplar del tomo segundo de la Biblia de Gutenberg que proviene, precisamente, de la Biblioteca de los jesuitas.

Referencia

Guillermo Curbera y Antonio J. Durán: Quinientos años de matemáticas en Sevilla y algunos menos en la Universidad, en Historia de los estudios de ciencias en la Universidad de Sevilla, Universidad de Sevilla, Sevilla, 2005.

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