Un premio ajetreado

La Academia de Ciencias de París se fundó en 1666, en los comienzos de la institucionalización de la investigación científica y bajo el impulso de la Revolución Científica. Unas décadas más tarde, ya en el siglo XVIII, comenzó a convocar premios científicos, a menudo con ocasión de donaciones generosas de personajes importantes y acaudalados (que a veces eran anónimos). Importantes matemáticos recibieron estos premios, en alguna de sus diversas denominaciones, entre ellos estuvieron MacLaurin, Daniel y Jean Bernoulli, Euler, Lagrange, Fourier, Sophie Germain, Cauchy, Fresnel, Sturm, Abel, Jacobi, Kummer, Jordan, Darboux, Poincaré.

En 1835 un antiguo notario de París, C. L. Bordin, donó una suma considerable de dinero para sufragar premios científicos en las diversas academias francesas, entre ellas la Academia de Ciencias. El premio en esta academia tardó unas décadas en ponerse en marcha; lo hizo alternando trabajos sobre matemática pura con trabajos sobre física teórica. En 1888 el premio Bordin lo recibió Sofía Kovalévskaya por un estudio sobre el movimiento de un cuerpo rígido mediante funciones abelianas; el premio de 1896 fue para Jacques Hadamard por un trabajo sobre geodésicas en superficies.

Los premios versaban sobre un problema concreto, que se establecía en la convocatoria, dándose un plazo para la resolución y el envío de las soluciones, que una comisión posteriormente estudiaba.

El evento que nos interesa corresponde al premio Bordin convocado para el año 1907. En esta ocasión el tema propuesto por la Academia era relativo a la clasificación de una clase de superficies, en concreto “estudiar si, de manera general, las coordenadas de los puntos de una superficie algebraica pueden expresarse mediante funciones abelianas de dos parámetros, de manera que a cualquier punto de la superficie le corresponda más de un sistema de valores de los parámetros”. La comisión encargada de otorgar el premio estaba formada por Jordan, Poincaré, Picard, Appel, Painlevé, Lévy, Darboux, Boussinesq, y Humbert que actuaba como ponente.

Dos equipos de geómetras italianos trabajaron en la resolución del problema: por una parte, los toscanos Federigo Enriques y Francesco Severi y, por otra, los palermitanos Michele de Franchis y Giuseppe Bagnera. Mientras Enriques y Severi enviaron la memoria con su solución al problema dentro del plazo establecido, cuyo límite era el 31 de diciembre de 1906, el otro grupo, que también había estado trabajando intensamente en el tema, no llegó a tiempo para enviar su memoria antes del fin del plazo de presentación.

Unos meses después, De Franchis tratando con Enriques y Severi se percató de que la solución que éstos habían presentado contenía varios errores. Los autores reaccionaron con rapidez y enviaron a la Academia una memoria revisada, que llegó, claro está, ya fuera del plazo del premio (hicieron esto a sabiendas de que De Franchis y Bagnera habían trabajado en el mismo problema del premio y habían obtenido resultados mejores).

Tanto Michele de Franchis como Giuseppe Bagnera eran miembros del Circolo Matemático di Palermo, que ya en esa época era una reputada institución científica, que publicaba una prestigiosa revista científica, los Rendiconti del Circolo Matemático di Palermo. De Franchis escribió al presidente y fundador del Circolo Matemático di Palermo, Giovanni Batista Guccia, que era también director de los Rendiconti. Guccia era un matemático respetado por la calidad de su actividad editorial, que, a pesar de haber abandonado hacía tiempo la investigación, mantenía muy buenas relaciones con los mejores matemáticos del momento. En particular, con los matemáticos franceses, y más concretamente con Henri Poincaré.

De Franchis explicó a Guccia los detalles matemáticos del asunto y le pidió su ayuda ante la Academia de París. Guccia intervino en favor de De Franchis y de Bagnera ante la Academia, pero no logró impedir que se otorgase el premio Bordin de 1907 a la única memoria presentada: la memoria (revisada y tardía) de Enriques y Severi. La compensación vino a través de un peculiar ardid académico, digno del más fino equilibrismo: la Academia de Ciencias de París decidió convocar para el año 1908 de nuevo el premio Bordin con una formulación modificada del mismo problema. Se buscaba compensar al equipo de De Franchis y Bagnera permitiéndoles presentar la memoria con su solución.

No habían acabado todavía las tribulaciones para De Franchis y Bagnera. La memoria se envió desde Palermo, donde residían De Franchis y Bagnera, el 27 de diciembre de 1908, cuatro días antes del fin del plazo de presentación (quizás para nuestra sorpresa, en aquellos días el correo llegaba con una prontitud sorprendente). Puesto el sobre en el tren, éste se detuvo el 28 de diciembre en la ciudad siciliana de Messina, esperando para pasar el estrecho que le separaba del continente. En ese momento un tremendo terremoto, de una intensidad y magnitud extremas, prácticamente destruyó la ciudad. Milagrosamente, el correo fue rescatado y el sobre conteniendo la memoria de De Franchis y Bagnera resolviendo el problema propuesto llegó a París el 15 de enero de 1909, dos semanas tarde.

La excepcionalidad del caso hizo que la Academia aceptase la memoria enviada. La misma comisión que en la ocasión anterior juzgó la única memoria presentada, la de De Franchis y Bagnera, siendo en este caso Picard el ponente. Se acordó concederle el premio Bordin de 1908.

Para leer más:

C. Ciliberto, E. Sernesi, Some aspects of the scientific activity of Michele de Franchis. In: Opere di de Franchis, Rend. Circ. Mat. Palermo (2) Supplemento 27 (1991), pp. 3-33.

J. Gray, A history of prizes in mathematics. In: J. Carlson, A. Jaffe, A. Wiles (eds.), The Millennium Prize Problems, American Mathematical Society, 2006, Providence, R.I., pp. 3-27.

Prix Bordin, Comptes rendus de l’Académie des sciences de Paris, CXLIV, 2 décembre 1907, pp. 981-983.

Prix Bordin, Supplemento Rend. Circ. Mat. Palermo, 2 (1907), pp. 114-115.

Prix Bordin, Comptes rendus de l’Académie des sciences de Paris, CXLIX, 20 décembre 1909, pp. 1185-1188.

Prix Bordin, Supplemento Rend. Circ. Mat. Palermo, 4 (1909), pp. 34-36.

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