Putas, estiércol y universidad (por A. Einstein)

Vuelvo en esta sección con uno de los grandes sarcásticos de la historia: Albert Einstein, también conocido como científico. Tras acabar sus estudios universitarios en 1900, Einstein dio inicio a un verdadero calvario en busca de un puesto de trabajo en la universidad como investigador. Durante dos años recibió rechazo tras rechazo en todas las universidades, que no fueron pocas, en las que solicitó un empleo como profesor. Finalmente, se tuvo que contentar con un puesto como ayudante de tercera clase –la más baja– en la oficina de patentes de Berna –y eso gracias a que tenía un buen contacto–, un empleo este que no parecía la mejor opción para iniciar una carrera científica.

Eso hizo que Einstein desarrollara cierta aprensión –por no decir asco– hacia las instituciones académicas y universitarias. De lo cual dejó muestra en varias citas muy mordaces que venían a ridiculizar la pompa y circunstancia del mundo académico. Por ejemplo, cuando en 1909 consiguió su primer puesto de profesor –en la Universidad de Zurich–, escribió a un colega:

Ahora también yo soy un miembro oficial del gremio de las putas.

Después, cuando ya tuvo experiencia del mundo universitario, su opinión del gremio mejoró algo, aunque no demasiado si tenemos en cuenta el comentario que le hizo a David Mitrani, economista rumano:

Las universidades son como bellos montones de estiércol sobre los que a veces crece una flor preciosa.

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