Dedicamos la píldora anterior, a la demoledora descripción que el escritor Aldous Huxley dedicó a su egregio compatriota Isaac Newton. Se produjo en una entrevista que le hizo el periodista y divulgador científico J.W.N. Sullivan (1886-1937) –y que está incluida en el libro de Sullivan Contemporary mind-. Justo después de la demoledora descripción de los infortunios de Newton como ser humano, Huxley vino a achacarlos al excesivo celo que Newton había tenido por las matemáticas –en realidad, también por la ciencia, la alquimia o la Biblia-. «Admito que la ciencia matemática es una buena cosa –reconocía Huxley, para a continuación matizar-. Pero una excesiva devoción por ella es una mala cosa. En realidad, es malo tener una devoción excesiva, o incluso peor: exclusiva, por algo». Y cuando Huxley aludió al ideal griego de ser equilibrado y armónico, y no sacrificar algunos de tus instintos y deseos por un excesivo celo a otros, el entrevistador Sullivan dejó caer un perla de ironía en su siguiente pregunta:
¿Estás diciendo, por ejemplo, que para ser completo un hombre debería de ser a la vez un poco borracho y un poco matemático?
A lo que Huxley contestó muy consecuentemente: «No veo nada inherentemente malo en el alcoholismo. De hecho, la única razón por la que desaprobamos que alguien sea un alcohólico es porque le impide hacer otra cosa que no sea beber».
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