Venta de la pirámide

Delantal:

El problema que traemos hoy consta de tres ingredientes: pirámides, matemáticas y diplomacia.

Sobre las pirámides y las matemáticas, especialmente en relación con la astronomía, se han escrito ríos de tinta, y no siempre en publicaciones especializadas. Un hecho llamativo que se menciona frecuentemente es que la pirámide de Giza es tan antigua (~2570 a.C.) que Cleopatra está más próxima a nosotros que al momento de su construcción. Y va a seguir siendo así durante algunos siglos más.

En cuanto a la relación entre las matemáticas y la diplomacia, podemos citar los esfuerzos de Mittag-Leffler por restablecer las relaciones de los matemáticos europeos en el contexto de la Primera Guerra Mundial mediante la publicación de artículos en alemán y francés en la revista Acta Mathematica, de la que fue editor y fundador. Aún se conserva su correspondencia con Hardy sobre el asunto en los archivos del Instituto Mittag-Leffler en Suiza (los lectores interesados pueden encontrar más detalles aquí).

La historia hasta ahora nos ha mostrado que los políticos y los conflictos bélicos van y vienen, pero las matemáticas (y las pirámides) permanecen.

Divertimento:

El Faraón de Egipto, en una situación económica difícil, decidió reflotar su economía vendiendo la Gran Pirámide a una moneda de oro por unidad cúbica de volumen. El Emperador de Etiopía, que siempre había querido tener una pirámide, envió unos asesores para verificar las mediciones. Pero la unidad de medida de longitud era un bastón que tenía la longitud del brazo del mandatario, y el Emperador tenía el brazo más largo que el Faraón, con lo que las medidas salían diferentes y esto originó muy serias discusiones diplomáticas sobre el precio.

Se decidió finalmente someter la cuestión al Rey de los Babilonios y aceptar su dictamen. El Rey recogió las unidades de longitud de egipcios y etíopes y comprobó que la diferencia entre la longitud de su brazo y la del Faraón (que era menor) era igual a la diferencia entre la longitud del brazo del Emperador (que era mayor) y la suya. De modo que escribió a ambos soberanos indicándoles, “que ya que su bastón es la media entre los bastones de ambos, esa es la que debe tomarse como medida.”

Con este dictamen, volvieron a reunirse los asesores y uno de los del Faraón indicó que para cumplir la voluntad del Rey bastaba con calcular la media de los volúmenes que ya tenían. ¿Deberían aceptar los asesores del Emperador esta sugerencia?

Soluciones:

Envía tus soluciones hasta el viernes 3 de febrero a la dirección ‘divertimentos-blog-imus(arroba)us.es’. La solución aparecerá el lunes 6 de enero. Recuerda no dejar pistas en los comentarios hasta que no se publique la solución del problema.

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