[José M. Sevilla]
No cabe duda de que, cada día más, Vico es un autor imprescindible para nuestro futuro filosófico. De la actualidad que adquiere en la cultura hispana da cuenta el interés editorial que va sumando. Hace unos años, a sólo una década de la edición de la Ciencia nueva a cargo de J.M. Bermudo (G. Vico, Ciencia nueva , Orbis, Barcelona, 1985, 2 vols.; reeditada posteriormente por Ed. Planeta-De Agostini, Barcelona, 1996 en su colección «Obras Maestras del Milenio», en edición cedida por Eds. Folio S.A.), la madrileña editorial Tecnos nos ofrecía en 1995, en formato de un solo volumen, otra nueva versión española de la edición de 1744, ahora a cargo de Rocío de la Villa, cuya pretensión de superar los errores de la edición bermudiana no parece haber resultado efectiva, por más que la traducción de R. de la Villa se muestre algo más atractiva (e incluso más en consonancia -en general- a la letra del italiano), pues adolece de trato filosófico y conocimiento viquianos, características necesarias -el estar familiarizado con el pensamiento y las técnicas filosóficas y literarias del autor- para que una traducción, aunque sin ofrecerse como «crítica», resulte al menos lo más precisa que sea posible exigir. Lo que no se ha conseguido en la muy legible pero a veces imprecisa edición de R. de la Villa, donde, por ejemplo, no siempre se han cuidado los términos y cuestiones apropiados para centrar el sentido filosófico, ni siempre se ha sido «fiel» al texto italiano como se anunciaba; baste con observar cómo en esta traducción a veces desaparecen términos e incluso definiciones, o cómo hay algunas imprecisiones que desvirtúan el sentido del texto, cuando no nos encontramos con algún que otro error de traducción (un análisis exahustivo y crítico de esta traducción ha sido realizado por Josep Martínez Bisbal y Moisés González García en su ponencia conjunta «Sulle più recenti traduzioni di Vico in Spagna», leída en el congreso internacional Vico nelle culture ispaniche e lusitane , Nápoles-Pagani, 24-25 enero, 2002; actas e.p.). Lo cual nos confirma nuestra idea de que resulta ya necesario abordar la labor de una edición crítica en español, que -tras tres diversas traducciones publicadas- pueda ser considerada dignamente fiable para los estudiosos hispanos, ya que las anteriores han cumplido su papel (histórico) de acercamiento al lector y de divulgación del pensamiento de Vico, como siempre se les ha reconocido -y se les reconocerá- al abordar la historia de la «fortuna» de Vico en español. Pero es momento de un texto crítico.
No parece suceder lo mismo con la benemérita edición de la Autobiografía viquiana, salida de las prensas de Siglo XXI de España Editores, a finales de 1988, que de la mano de Moisés González García (profesor de la U.N.E.D.) y Josep Martínez Bisbal (profesor de la Universidad de Valencia) nos ofrece -a diferencia de dos anteriores traducciones españolas: la antigua versión realizada por Felipe González Vicen para la colección Austral de Espasa-Calpe y la, hace tiempo agotada, de Ana Mª Miniaty para la editorial Aguilar- un texto crítico y con un buen aparato de notas, además de una excelente introducción de los mismos editores; dando en conjunto una estupenda edición de esta obra esencial para conocer el proceso formativo del pensamiento viquiano y de relación entre sus temas. Un trabajo riguroso, serio y fiable; que ha seguido el texto establecido por la profesora Rita Verdirame (de la Universidad de Catania) para la edición crítica dentro del plan de la Edición Nacional de las obras de Vico que promueve el napolitano Centro di Studi Vichiani y patrocina el Consiglio Nazionale delle Ricerche. Así, esta traducción española, lo mismo que la edición crítica Verdirame, posee la característica de mantener la mayor fidelidad a la primera edición veneciana de la Vita di Giambattista Vico scritta da se medesimo y al autógrafo viquiano que constituye su Aggiunta (que muy oportunamente los editores incluyen dentro del texto en vez de ir en cuerpo de notas, proponiendo así una lectura integral, donde es posible advertir los textos añadidos porque éstos se presentan con distinto tipo y cuerpo de letra). Además, en la traducción se respetan los usos gráficos y las peculiares características de puntuación ortográfica de Vico.
Los dos estudiosos viquianos que se han encargado de la edición han elaborado también (aunque no aparezca firmado al final) un notable estudio introductorio (que se prodiga en las cincuenta primeras páginas del libro) que hace honor a su título: «La autobiografía de G. Vico. Claves para una lectura», pues, lejos de entretenerse en los tópicos planteamientos generales introductorios (necesarios en casos de divulgación, pero no así en ediciones críticas), se centra en todo momento en aspectos referentes a la Autobiografía, sean intelectuales, vitales o textuales. Constituye, así, realmente una guía hermenéutica para adentrarse comprensivamente en la Vita de Vico. «Obra y vida», «El texto», «El primer subtexto de la Vida: el sentir sin advertir», «El segundo subtexto de la Vida: el advertir conmovido», «La Adición: la fama restablecida y la reflexión», y «El hombre y su muerte», son los títulos de los apartados de que consta este despliegue que, además de ofrecernos las claves compresivas, como ya hemos dicho, nos da también una imagen «fílmica», en movimiento y proceso, de cómo se trenzan indesligablemente la vida literaria y la vida física, donde la una se incluye en la otra y viceversa, expresándose en el cuerpo y alma de la autobiografía. Ciertamente, como dijera Croce: «La Autobiografía de Vico es, en suma, la extensión de la Ciencia Nueva a la biografía del autor».
Una aclaratoria «Nota sobre la traducción» (pp. 53-54), una útil «Cronología» (pp. 55-66) en modalidad de cuadro comparativo, y una precisa «Bibliografía» (pp. 67-77), median entre el estudio introductorio y el texto de la «Vida» (pp. 81-158), que se continúa con la «Adición» (pp. 159-189) que fuera el texto escrito por Vico en la primavera de 1731 (después de publicarse la segunda edición de la Scienza nuova en 1730) como continuación de su autobiografía. La reproducción -en el reverso del Índice- del retrato grabado por Rados (1821) proporciona al lector una imagen de Vico.
El generoso aparato de notas que incluyen los editores colma esta cuidada edición de un texto que se hacía ya merecedor de ella. Un texto imprescindible para conocer a Vico y para acceder a importantes claves estructurológicas de la Scienza nuova . Como escriben González y Martínez: «Si la Ciencia Nueva es, en metáfora viquiana, el espejo donde la mente universal se ve a sí misma en su devenir, del texto autobiográfico viquiano podemos decir que es el espejo donde la mente del napolitano se ve reflejada en su devenir, ofreciéndonos tres sucesivas objetivaciones de su autoconciencia en tres momentos cruciales de su vida intelectual que conformaron su Ciencia Nueva. Parece, pues, inevitable concluir que para comprender la obra viquiana hay que tomar en serio la autobiografía» ( Autobiografía… , cit., p. 9).
[Extracto de José M. Sevilla, Tramos de filosofía, Ed. Kronos, Sevilla, 2002, pp. 46-48]
© José M. Sevilla. 2002.
© Centro de Investigaciones sobre Vico – Cuadernos sobre Vico. 2004