Joaquín Pérez Azaústre

BALADA DE RETORNO DE LA MUJER IRLANDESA

Para Carmen Azaustre Serrano,
navegando en su aurora

la melodía del aire su clamor boreal
agitar la ventana con su denso equipaje
su promesa caliente bajo el pan milenario
de tantos desayunos al tostar el raíl
vamos a demorar ese aroma cansado
en esa intimidad refugiada en la luz
una madre camina por la escuela polar
velarás otro sueño sobre ancianas baldosas
venid pasad aquí al brasero de enaguas
abierto para todos mis alumnos mis hijos
con la voz mineral de canciones lumínicas
vi nacer en posadas una araña de hielo
y sembrar la cosecha de colegios sonoros
mi madre amor mi niña ven duérmete conmigo
ahora he vuelto de roma pero pronto me iré
para estar con vosotros aún me espera el retrato
la nostalgia salina de mi conde espectral
cuentan que pasó miedo al subir la escalera
con la mano anchurosa antes de haber crecido
hoy nací soy moisés en cartillas solares
aprender a leer sin cruzar el mar rojo
cómo volveré a hacerlo planearás en torneo
por qué lloras cariño hoy ha muerto mi padre
y tú has vuelto a nacer vivirás vivirás
una cuna también soy la madre del tiempo
en la poza de lumbre con su paz visionaria
dos hermanas se ven en la casa vacía
y el espacio sonó al tirar de la puerta
aún podemos volver a habitar los balcones
con estrictos claveles pasaremos también
por la plaza desierta palmerales de agosto
quitaremos los nombres la orfandad del buzón
y podremos bailar otra vez en dublín
tras beber una pinta en el puerto industrial
quién soporta el recuerdo quién tocó su temblor
llegabas por las rutas de provincias lejanas
primavera en sevilla es otoño en madrid
maría de guzmán duerme siestas suaves
al bajar la persiana de la brasa verbal
los sobrinos del mar ya se han hecho mayores
y te esperan también al contar tus maletas
horas años fulgor crepitar del cobalto
nieve suiza en pontones asomarse a otra vida
peletería de invierno en su estado social
magisterio por qué sentenciamos la escarcha
libre del lucernario la documentación
más serena del viaje a tu propia corteza
subiremos con fe la escalera nerviosa
el verano dormido fuengirola nació
en la mesa frugal de los apartamentos
donde sólo habitó tu pirata glacial
su pegaso voló al abrir la azotea

las hamacas tendidas en su propio misterio
quién tendrá quién tocó tu sombrero de paja
el mercurio subió por los fiordos del norte
álora devolvió sus zarcillos helados
qué morenas estáis tu vestido es tan fresco
que el amor pendular de las naves de junio
no cambió tu apellido por honrosa paciencia
dignidad dignidad has hinchado mis labios
libertad libertad llena el junco y tu rostro
y limpieza quizá del abrazo de litio
libros cédulas mapas arden en el lavabo
quemaré una vez más los diplomas de abril
pasionaria tocó con su voz mi lenguaje
y después respiré las cenizas de orfeo
párpado cegador al mirarse a sí mismo
liberar el dolor con su carga funesta
el rencor no lo sé su espesura en los muebles
con su fabulación caballeros perlados en la corte del juicio
hoy la poesía social es lavar el derecho
yo también defendí a fernández del pozo
su código civil admitiendo un latido
dentro del corazón meridiano del mundo
justicia candeal desolada en tu estante
mira aquí están tus libros volverás a escribirlos
antes de definir el primer despertar
sutileza también dentro del diccionario
una pastelería víctor hugo palabras
discurso de abanicos estación de autobuses
pastoral en belén antes de levantarte
del temor delicado de los postres del río
y aquel secreto cíclico del agua
refulgente en la altura su caudal del salón
los paquetes del mago con su capa más roja
el niágara tendrá la fe del vistarama
tu cine en la terraza quién ha visto a zhivago
cuando vuelvas verás que cuidé tus macetas
tocaré los barrotes te traeré un lapicero
en la celda tendrás tu caricia humeante
porque el tiempo es cordial y el ayer es mañana
y ahora seré yo este coro de voces
su multiplicación por corrientes de aire

soy maestro también de relojes de cuerda
aprendiz medular del silencio abatido
y además cantaré como todos cantamos
tus guisos laborales romances de frontera
una copla piquer ojos verdes del trigo
volverás otra vez a volar en irlanda
y aquí estaremos todos quién advierte el desgarro
nadaré seré fuerte en la danza amarilla
cómo no recordar lo que siempre tuvimos

 

 

 

 

 

 

 

Publicada en el número 1 de la revista.