POSTIGO DEL ACEITE

 

Cronología: s. XII/presente

Periodo Histórico: Edad Media

Estilo: Almorávide (s. XII) - Reforma cristiana (2ª mitad s. XVI)

Conectaba: Calle Almirantazgo (antigua C/ del Alfoli) con Arrabal de La Carretería y el Puerto de Indias.

Uso Actual: Se mantiene

El Postigo del Aceite, también llamado Arco del Postigo, es uno de los dos accesos de las murallas de Sevilla – junto con el arco de la Macarena – que se conservan en la actualidad. Se salvó de las demoliciones ocurridas en el s. XIX al estar en ese momento habitado en su interior.

Situado en el extremo norte de las Reales Atarazanas, fue originalmente nombrado bad al-Qatay, Puerta de Barcos, durante el emirato de ibn Yusuf. El inicio de su construcción se fecha en 1107. Aunque no fuera una puerta principal, su posición de nexo entre el puerto y la zona cercana a la Catedral le dotan de importancia y un carácter marcadamente comercial. Aparece mencionado en fuentes medievales como "Puerta de la alfondiga del azeyte", “Puerta del Aceite” o “Puerta de la Aceituna”, productos que llegarían a la ciudad por este acceso. También se le conoció como "postigo de las Atarazanas" durante la Edad Moderna.

En 1571 empieza una gran reforma por parte del arquitecto Benvenuto Tortello, Maestro Mayor de las obras de la ciudad de Sevilla (1569-1571), que aporta al Postigo una fisionomía muy próxima a la actual. Se cree, con base a excavaciones arqueológicas realizadas en las Atarazanas, que la configuración medieval original incluiría una barbacana. El arco se situaría entre dos torres y el acceso se haría a través de un postigo acodado en la dicha barbacana. La reforma del s. XVI estaría motivada por la necesidad de ampliación del arco – y consecuente demolición de las torres adyacentes – para facilitar la circulación de carruajes. Además de estas alteraciones, se prolongó la bóveda hasta la dimensión actual y se añadió un tondo ornamental con lápida sobre el arco en la fachada intramuros. El relieve pétreo representa al rey san Fernando junto a los obispos San Isidoro y San Leandro. La fachada interior sigue coronada por las almenas de la muralla.

También en la parte intramuros, en la lateral derecha del pasaje, se incorporó en el s. XVIII la capilla de la Virgen Pura y Limpia, con retablo barroco e imagen de Inmaculada Concepción atribuida a Pedro Roldán. La faceta religiosa del postigo se acentúa en Semana Santa, siendo un lugar emblemático de paso para las procesiones.

Durante el s. XIX, el postigo mantiene su imbricado carácter comercial con el mercado que se realiza a su alrededor, uno de los más importantes de Sevilla en aquel tiempo. Su visita se recomendaba a los viajeros por el pintoresco entorno y los animados puestos de venta. La fama del lugar creció al largo del siglo como atestiguan las numerosas imágenes de la 2ª mitad del s. XIX. Las fotografías de Laurent (entre 1866-1875), Levy (1888), Underwood (1908) o el cuadro de Joaquín Turina “En el mercado” (s.f.), muestran un rincón bullicioso y una apropiación del lugar que se asemeja a la de los pueblos de la provincia. El mercado se reubica en 1926 con la construcción del edificio de la Lonja del Postigo (obra de Juan Talavera y Heredia) junto a la fachada extramuros.

El Postigo en 2018. Fotografía de Ana Costa Rosado.