PUERTA DE TRIANA

Cronología: s. XII/1868

Periodo Histórico: Edad Media

Estilo: Almorávide (s. XII) - Intervenciones cristianas (s. XVI) – Renacentista (1583-1588)

Conectaba: El final del puerto y Triana (puente de Barcas) con el eje suroeste de la ciudad

Uso Actual: Desaparecida en su emergencia. Forma parte de la calle Reyes Católicos

La puerta de Triana es una de las 13 puertas con la cual originalmente se dotó la ciudad tras la construcción de la cerca almohade bajo el dominio del sultán Alí ibn Yúsuf (1083-1143). Por su proximidad al puerto, al camino de salida hacia el barrio de Triana, y la conexión con el Aljarafe, Condado de Niebla, el Algarbe, etc. fue una de las puertas más importantes de la ciudad.

Tras la conquista de Sevilla por Fernando Tercero el Santo en 1248, son cuatro las órdenes religiosas que se instalan en la misma en esa primera instancia, tres de ellas: San Pablo el Real (dominicos, entrando por la puerta al frente por la calle Ancha de San Pablos, actual San Pablos), San Francisco (a la derecha subiendo por la calle Zaragoza, antigua Pajería) y La Merced Calzada (a la izquierda, por la calle Gravina, antigua Cantarranas) lo hacen en las inmediaciones de la puerta de Triana. Este eje conventual, será con el tiempo una de las características más importantes de este enclave.

En efecto, Sevilla, la ciudad conventual más importante al sur de Europa, sitúa estratégicamente sus edificios conventuales próximos a las puertas de la ciudad, ya sea intramuros como extramuros, y la importancia de la puerta se mide por el número y características de las órdenes que se posicionan en sus inmediaciones. La puerta y el camino hacia Triana estaban controlado por los dominicos. En este eje además de la Casa Grande de San Pablos, se encontraba junto al puente de barcas La Santa Inquisición (Castillo de San Jorge) y al final de del barrio, el convento de San Jacinto en la calle del mismo nombre, antigua calle de Santo Domingo.

En 1585 la puerta fue ampliada y reconstruida en estilo renacentista, atribuyéndose según las fuentes al arquitecto Asensio de Maeda, maestro mayor de la Catedral de Sevilla e incluso al mismo Hernán Ruiz III. En ella se colocó un texto que decía que la puerta fue construida siendo el “poderosísimo y gloriosísimo Rey de España y de muchas provincias por partes del orbe, Felipe II”.

La puerta ha sido testigo de múltiples acontecimientos, por ella entró Felipe V en Sevilla el 3 de febrero de 1729, cuando desplazó la Corte de Madrid a Sevilla. En la semana Santa de 1830, el 9 de abril, vio como por primera vez, una Hermandad de Triana, la O, hacía su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, cruzando el puente de barcas.

Al igual que la mayoría de las otras puertas de la ciudad, su demolición tiene origen en las reformas urbanísticas iniciadas por Balbino Marrón en 1859, sin embargo en el caso que nos ocupa, esta no se lleva a cabo hasta el 21 de septiembre de 1868. Una parte de la misma se conserva en el zoológico de Jerez de la Frontera y su posición exacta puede observarse en la actualidad en un cambio de pavimento de la calle Reyes Católicos.

Su desaparición favoreció la conectividad entre la ciudad histórica y el río, propiciando una nueva ordenación urbana entre Sevilla y Triana.

Detalle de la Puerta de Triana hacia 1860, se observa la apertura de una puerta de acceso lateral.
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