Científicos de la Universidad de Sevilla y Nottingham desarrollan una fórmula para impresoras 3D que abre la puerta al diagnóstico y tratamiento de tumores
El oro es un metal precioso en todos sus sentidos. Sus singulares características a escala nanométrica convierten este elemento químico en un arma excepcional en medicina y, en especial, contra el cáncer. La capacidad de interacción de este metal con biomoléculas, la nula toxicidad y su conductividad lo convierten en una magnífica herramienta para diagnosticar tumores, intervenirlos o como transporte de compuestos terapéuticos. Pero sus nanopartículas tienen un comportamiento esquivo durante el procesamiento y pueden perder sus propiedades.
Un equipo de investigación, liderado por Ana Alcudia Cruz, del Departamento de Química Orgánica y Farmacéutica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, que ha trabajado en estrecha colaboración con el grupo del investigador Rafael Prado Gotor, del Departamento de Química Física de la Facultad de Química, y el del profesor Ricky Wilman, de la Universidad de Nottingham, ha conseguido desarrollar una tinta de oro que se puede imprimir con un dispositivo de inyección 3D y crear un compuesto estable; una puerta fundamental para su uso en la lucha contra el cáncer
“El oro interacciona con biomoléculas de las paredes de las células tumorales y puede servir como biomarcador [indicador de un estado biológico] o como vehículo para llevar moléculas que reaccionen con las cancerígenas”, explica Belén Begines, primera autora de la investigación publicada en Scientific Reports, del grupo Nature.