Si el Pabellón Municipal de San Pablo servirá de marco para despedir a uno de los mejores tenistas españoles de la historia, las pistas del Real Club Tenis Betis lo vieron jugar en su Copa Sevilla cuando no era más que un joven deportistas con unas ganas enormes de hacerse un hueco en el difícil mundo del tenis mundial. Sin olvidar el papel fundamental que jugó en la final de la Copa Davis 2004, en la que España ganó a Estados Unidos en el Estadio Olímpico.
Y la verdad es que no lo hizo nada mal en su participación en el torneo sevillano. A punto de cumplir 19 años, Moyá se quedó a un paso de disputar la final de la 33ª edición de la Copa Sevilla al ser eliminado en las semifinales en dos sets (6-4 y 6-3) por el alemán Dirk Dier, que sería el vencedor final en 1995 y primer jugador en repetir como ganador del torneo hispalense. El mallorquín accedió a las semifinales al dar una de las sorpresas del cuadro, dejando en la cuneta al malagueño Emilio Álvarez, tercer cabeza de serie, por 6-3 y 7-5.
En Sevilla, pues, dio Carlos Moyá sus primer pasos de una brillantísima carrera deportiva, que le llevó a lo más alto del ránking mundial en 1999 y en la que sumó una veintena de títulos, incluyendo un Grand Slam (Roland Garrós 1998), una final de ‘major’ (Abierto de Australia 1997), una final del Másters de 1998 y tres Másters Series (Montecarlo 1998, Cincinnati 2002 y Roma 2004).
Curiosamente, ese mismo año se disputó también en Sevilla el II Máster Nacional de tenis, en el que participaron Bruguera, Corretja, Javier Sánchez Vicario, Carlos Costa, Berasategui y Albert Costa.
Y qué decir de su decisivo papel en la final de la Copa Davis 2004. Ante los 25.000 espectadores que llenaban el Estadio Olímpico de Sevilla, jugó a un nivel extraordinario y sumó los dos puntos que disputó ante Mardy Fish y Andy Roddick, allanando el camino para que España conquistase su segunda Copa Davis.