Contexto

La Ley 54/1997, de 27 noviembre, del Sector Eléctrico afirma en su Exposición de Motivos que “el suministro de energía eléctrica es esencial para el funcionamiento de nuestra sociedad”. Bastaría repasar las hemerotecas para apreciar en toda su magnitud los efectos devastadores que provocan los cortes de suministro y que justifican sobradamente la necesidad de establecer mecanismos adecuados para disponer de un sistema eléctrico fiable, robusto y seguro.

El sector eléctrico es un sector significativo dentro de la economía española por su aportación al Producto Interior Bruto (PIB), a la inversión, al empleo, por el efecto multiplicador que ejerce sobre otros sectores de la economía y por ser un insumo fundamental de actividades o sectores creadores de riqueza. Las inversiones en activos materiales del sector eléctrico se situaron en casi 4.200 millones de euros en el año 2018, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo cual representa más del 16% de las inversiones totales del sector industrial español y coloca al sector eléctrico como el primer sector industrial en nivel de inversión. No obstante, y a pesar de estos datos, la importancia real es todavía mayor porque la energía eléctrica como producto es un motor imprescindible para el desarrollo económico, esencial e insustituible para hogares y sectores productivos. En la última década, este sector, fuertemente consolidado en sus estructuras de funcionamiento, ha vivido una auténtica revolución, al pasar de sistemas monopolísticos verticalmente integrados a nuevos paradigmas, que incluyen entre otros aspectos novedosos: mercados eléctricos internacionales, el desarrollo e integración de las energías renovables, las redes inteligentes, la gestión activa de la demanda, la generación distribuida, el despliegue del vehículo eléctrico, etc.

Por otro lado, en España ha existido tradicionalmente un sector industrial potente en el ámbito eléctrico, incluyendo fabricantes de equipos, promotores de plantas de generación renovable, ingenierías de software y control, operadores de red, distribuidoras grandes y pequeñas, instaladoras, mantenimiento, etc.

No es casualidad por tanto que, al calor de este potente sector industrial, acelerado en parte por el denominado programa PIE de los ochenta, España cuente entre sus universidades públicas con un buen puñado de grupos de investigación en Ingeniería Eléctrica, con gran proyección internacional y productividad científica.

En este dinámico contexto, la necesidad de disponer permanentemente de doctores especializados en sistemas eléctricos, capaces de mantener vivas la capacidad de innovación y transferencia tecnológica, resulta incuestionable.

Amén de un bagaje previo especializado y de alto nivel, la formación de doctores se basa en grupos de investigación activos y con financiación suficiente, que estén desarrollando líneas de investigación consolidadas, pero a la vez innovadoras. La inmersión de los doctorandos en este contexto, bajo la supervisión de un tutor experimentado, debe permitir a los alumnos alcanzar un nivel de conocimientos suficiente para afrontar con garantías la tarea investigadora que les permita culminar sus trabajos en una tesis doctoral.

Los doctores formados en el presente programa serán los principales protagonistas de la I+D+i, tanto en centros de investigación públicos y privados como en empresas. El tejido productivo y las universidades necesitan investigadores capaces de avanzar en el conocimiento y desarrollo de nuevas técnicas que permitan aumentar el valor añadido de los productos y servicios para que sean fuente de riqueza. Igualmente, son necesarios investigadores capaces de asimilar y poner en práctica los nuevos avances de la ingeniería generados en otras regiones y países. Por este motivo, las líneas de investigación ofertadas en el programa de doctorado son punteras a nivel internacional, como lo demuestran los currícula de los profesores participantes. Además, lo que es tan importante o más que lo anterior, dichas líneas de investigación están muy adaptadas a las necesidades del entorno socioeconómico, pues, tal y como se ha puesto de manifiesto anteriormente, el sector eléctrico es uno de los sectores productivos de mayor proyección en España.

En resumen, el presente Programa de Doctorado supone un paso más en el proceso formativo de ingenieros con el más alto nivel de cualificación científica y técnica, cuya aportación y cometido en el sistema productivo y el mundo académico son necesarios para conseguir una transición paulatina hacia una economía basada en el conocimiento. En este sentido, el Programa sigue las directivas del Espacio Europeo de Educación Superior que ha inducido el replanteamiento de la ordenación de las enseñanzas universitarias, con una nueva vía de acceso al Doctorado a través del Máster Universitario. Este Programa representa un paso adelante en la integración de las universidades participantes en dicho Espacio Europeo, por cuanto enriquece la oferta de estudios sujeta a la legislación vigente mediante la incorporación de una vía de formación que pretende satisfacer esta demanda de la sociedad.

El estudio de los sistemas de energía eléctrica ha recobrado en los últimos años un fuerte impulso. Si la década de los 90 supuso la restructuración desde un modelo centralizado de explotación hacia la liberación de esta actividad en la mayoría de los sistemas, los desafíos que se presentan hoy en día suponen un reto no menos relevante. Entre las circunstancias que constituyen la base de este nuevo impulso cabe mencionar la masiva introducción de fuentes de energía renovables para reducir los efectos medioambientales de una generación fuertemente basada en combustibles fósiles, la creciente utilización de vehículos eléctricos para conseguir la descarbonización del transporte o los avances en las tecnologías de la información y las comunicaciones que permiten mejorar la operación del sistema. Esta realidad implica la incorporación de desafíos continuos para una planificación y explotación más eficiente, sostenible y fiable de los sistemas eléctricos. En este sentido, existen múltiples evidencias de este proceso de innovación continua que permite la transferencia de conceptos teóricos a realidades industriales. El concepto de red inteligente (smart grid), la participación activa de la demanda (demand side management), la aparición del mercado mayorista de electricidad europeo, la aplicación de sofisticadas técnicas de predicción para la planificación y operación de la red, la utilización de dispositivos electrónicos, etc. son hoy en día realidades incuestionables.