A pesar de sus pocos caracteres, este relato (un clásico del género) cumple con todos los elementos narrativos: personaje (el dinosaurio o la persona que se despertó, en caso de no ser el mismo dinosaurio), acción (se despertó y estaba), tiempo (cuando, todavía) y espacio (allí). Además, está abierto a interpretación: ¿quién se despertó? ¿dónde? ¿qué había pasado? A estas preguntas es precisamente a las que debe darle respuesta el lector, quien rellena los huecos de información con su propia experiencia y conocimiento del mundo.