LA IMPORTANCIA DEL SIGNIFICADO. TRABAJAR LA CREATIVIDAD VERBAL EN COOPERACIÓN A PARTIR DE LOS PRINCIPIOS SEMÁNTICOS (Segunda edición))
Acerca de las clases

En la primera parte hemos detectado que hay muchos factores que influyen en la manera individual que cada persona tiene de entender la realidad. Entre ellos, destacaríamos los factores: a) culturales, relativos al contexto en el que nos movemos, b) experienciales, relativos a nuestra propia experiencia de vida, c) históricos, relativos a la evolución de ciertos conceptos a lo largo del tiempo, y d) geográficos, relativos al lugar en el que nos encontramos y que va a tener una clara influencia sobre todos los anteriores. 

En el ámbito de la creatividad, destaca un término acuñado por Iuri Lotman como semiosfera, definida como (1996: 24): “el espacio semiótico fuera del cual es imposible la existencia misma de la semiosis”. La semiosfera debe ser entendida como un contexto general en el que se incluyen los diferentes sistemas de signos, los cuales se relacionan entre sí posibilitando la creación de un nuevo texto, posible gracias a la presencia de multitud de elementos anteriores sin los cuales no existiría. En otras palabras, la semiosfera es el espacio en el que se recogen las diferentes referencias históricas y culturales que reconocemos como miembros de una comunidad, ya sea el logo de Coca-Cola o la guerra de Annual, siendo estos conocimientos comunes, englobados dentro de lo que llamamos cultura o tradición cultural.

La asimilación de multitud de textos inscritos dentro de la esfera cultural de emisor y receptor es lo que posibilita la captación de las referencias intencionadamente hechas por el primero, ya que comparten una esfera cultural, o la captación de nuevas referencias que el autor incluyó de manera inconsciente, ya que estaban inscritas dentro de su propia tradición de lector. En cualquier caso, la localización de referencias responde a la necesidad del receptor de hacer suyo el texto que recibe, de codificarlo según su propio código.

Aplicado al texto artístico, Lotman reduce la función socio-comunicativa a cinco puntos (1996: 80): 

  1. El trato entre el destinador y el destinatario: El texto está dirigido a un público concreto por parte del autor.
  2. El trato entre el auditorio y la tradición cultural: El texto cumple la función de memoria cultural colectiva, posibilitando la actualización de conceptos inscritos dentro de la tradición cultural en la que se incluye, al mismo tiempo que olvida otros aspectos.
  3. El trato del lector consigo mismo: El texto tiene una importante influencia sobre la construcción de la personalidad del lector.
  4. El trato del lector con el texto: El texto deja de ser un mediador entre destinador y destinatario para convertirse en un interlocutor independiente, estableciendo una relación propia con el receptor del texto.
  5. El trato entre el texto y el contexto cultural: El texto adquiere entidad propia dentro del proceso comunicativo estableciendo relaciones con las distintas estructuras que se incluyen en el contexto cultural en el que surge.

De estos cinco puntos concluye (Lotman, 1996: 82): “el texto se presenta ante nosotros no como la realización de un mensaje en un solo lenguaje cualquiera, sino como un complejo dispositivo que guarda variados códigos, capaz de transmitir los mensajes recibidos y de generar nuevos mensajes.”

Es importante recordar además que esta inclusión y reconocimiento de elementos culturales no solo está presente en el momento de la recepción por parte del lector, sino también durante proceso de creación, en el que el autor cumple función de lector respecto a los textos inscritos en su propia tradición cultural (Lotman, 1996: 71): 

El desarrollo inmanente de la cultura no puede realizarse sin la constante afluencia de textos de afuera. Al mismo tiempo, este “de afuera” por sí mismo tiene una compleja organización: es tanto el “de afuera” de un género dado o de una determinada tradición dentro de una cultura dada, como el “de afuera” del círculo trazado por una determinada línea metalingüística que divide todos los mensajes dentro de una cultura en culturalmente existentes (“elevados”, “valiosos”, “cultos”, “de tiempos inmemoriales”, etc.) y culturalmente inexistentes, apócrifos (“bajos”, “no valiosos”, “extraños”, etc.). Por último, lo constituyen también los textos ajenos venidos de otra tradición nacional, cultural, de área.

Para Lotman, tanto en el momento de la creación como de la recepción de cualquier tipo de texto (no reduciéndolo al texto literario, sino a cualquier manifestación), el creador y el receptor están influidos por una serie de elementos externos inscritos en su subconsciente y que se trasladan al producto, en algunos casos de manera consciente, en otros inconsciente. La interpretación que le demos a esos textos va a depender, por tanto, de la presencia de esos elementos en nuestra memoria, ya que nos permitirán reconocer los presentados originalmente por el autor o añadir otros nuevos, lo que supondrá la creación de un nuevo texto y de una nueva lectura. Pensemos, por ejemplo, en clásicos como el Guernica de Picasso. Cuando Picasso lo pintó estaba situado en un momento artístico, cultural, histórico y personal concretos, aspectos que influyeron sobre su obra y que responden a la intención del artista. Sin embargo, si a día de hoy yo voy al museo Reina Sofía y admiro el Guernica de Picasso, independientemente de entender y percibir (siempre y cuando los conozca) las circunstancias que rodearon el proceso creativo, añadiré otras que forman parte de mi realidad cultural, histórica y personal, apareciendo nuevas lecturas centradas en la desolación o el dolor de los personajes, los cuales relacionaré con la actualidad cultural e histórica y con mi propia experiencia vital de la desolación y el dolor.