En un primer acercamiento hacia la realidad con la que vamos a enfrentarnos, adquieren gran relevancia las ideas previas que tenemos sobre los conceptos clave que designan esa realidad concreta. Por ejemplo, al pensar en la palabra niña, habrá quien se imagine a una persona de sexo femenino, vestida con un vestido rosa y con un lazo jugando a las muñecas. Frente a esto, podremos encontrar variaciones, como que esté vestida con un pantalón y una camiseta, con colores diferentes o jugando con coches de carreras. Generalmente, la idea que se nos presenta, aunque con ligeras variaciones, responderá a un patrón de pensamiento que identificamos con la palabra niña y que intentamos que esté lo más cerca posible de la canónica definición del diccionario, a lo socialmente aceptado (aunque sea de manera inconsciente). Sin embargo, si hiciésemos una búsqueda en el diccionario de la Real Academia Española, descubriríamos que la entrada niña nos remite, en primer lugar, a la entrada niño/a, definido como (DRAE):
- adj. Que está en la niñez. U. t. c. s.
- adj. Que tiene pocos años. U. t. c. s.
- adj. Que tiene poca experiencia. U. t. c. s.
- adj. afect. Dicho de una persona que no es un niño: Que obra con poca reflexión o con ingenuidad. U. t. c. s.
- m. y f. U. para dirigirse a una persona que ha pasado de la niñez. U. m. en vocat.
- m. y f. And., Can. y Hond. Persona soltera, aunque tenga muchos años.
- m. y f. Arg., Col., Cuba, Ec., El Salv., Guat., Hond., Méx., Nic., Pan., Perú, R. Dom. y Ven. U. como tratamiento que se da a personas de más consideración social. U. m. ante n. p.
- f. Pupila del ojo.
- f. Bol., Hond., Nic., Par. y R. Dom. Mujer que no ha perdido la virginidad.
Es sorprendente descubrir que la imagen que nosotros tenemos de niña se aleja en primer lugar de esa definición que creíamos que debíamos alcanzar y que hay toda una serie de elementos que han sido añadidos de nuestra cosecha, producto de nuestras propias ideas previas y prejuicios. En concreto, en ningún momento aparecen referencias a colores, a la ropa, a actitudes o a juegos, sino que es una definición mucho más abierta de lo que cabría esperar en un primer momento.
Esto mismo ocurre con otras palabras que podemos relacionar con el mundo de la cooperación, como inmigrante. En seguida se nos viene a la mente la imagen de una persona, generalmente proveniente de África, que en algunos casos ha llegado a nuestro país tras una travesía traumática, generalmente por mar, y que no tiene recursos económicos. Sin embargo, si buscamos en el Diccionario de la Real Academia, descubrimos que la palabra inmigrante solo tiene una acepción (DRAE):
- adj. Que inmigra. Apl. a pers., u. m. c. s.
Además, si analizásemos más en profundidad al colectivo migrante, nos daríamos cuenta de que no todos llegan en patera, sino que muchos de ellos llegan en avión, como cualquier turista, y que no siempre se encuentran en situación de pobreza. Pensemos, por ejemplo, en algunos futbolistas como Cristiano Ronaldo o Messi. ¿No son inmigrantes? ¿No se incluyen dentro de la definición dada por la RAE?
Esta relación entre palabra escrita e imagen mental que cada uno de nosotros establecemos de manera individual es lo que Ferdinand de Saussure denominó signo lingüístico, diferenciando dentro de él dos partes: el significante y el significado. Así, el significante sería la representación gráfica o acústica de la palabra, lo que leemos o escuchamos, compuesto por una serie de letras combinadas entre sí de una determinada manera que facilitan su reconocimiento por parte de todos los hablantes de una misma lengua, y el significado sería esa representación mental que aparece al leer o escuchar la palabra misma. Si pensamos por ejemplo en el concepto de caballo, el resultado sería el siguiente:
Figura 1. Significante y significado.
Fuente: elaboración propia a partir de Saussure (2000)
En el apartado de significado, tenemos la imagen de lo que podría ser un caballo y que todos los hablantes confirmarían como el concepto de caballo, aunque no sea el que inicialmente han imaginado. Quizás haya quien ha imaginado otra raza, otro color, otro tamaño, pero todos coincidirán en que la imagen presentada se podría corresponder con la palabra correspondiente en cada idioma.
En el apartado de significante, tenemos una recopilación de términos en diferentes lenguas que hacen referencia a este concepto mental que hemos identificado como caballo.
Saussure (2000) dota al signo lingüístico de una serie de características o principios:
Arbitrario: no responde a ninguna norma establecida. Si aplicamos el ejemplo presentado anteriormente, el concepto que yo relaciono con el significante caballo es el mismo que en Francia relacionan con cheval.
Lineal: se desarrolla en una cadena de tiempo concreta, un sonido va detrás de otro.
Mutable e inmutable: es inmutable en relación con la comunidad de hablantes que lo emplea, ya que la relación que se establece entre significante y significado es impuesta por un pacto social por el que el significante perro se corresponde con una imagen concreta. A la vez, es mutable porque evoluciona a lo largo del tiempo, tanto en su forma como en su significado. Pensemos por ejemplo en la evolución de ciertas palabras en latín y su variante en las lenguas romance, como el español, el portugués o el francés.
Articulado: se compone de unidades más pequeñas que se van relacionando entre sí (fonemas, monemas, sílabas, etc.).
Si analizamos el ejemplo propuesto, descubrimos que en el apartado de significado, tenemos la imagen de lo que podría ser un caballo y que todos los hablantes confirmarían como el concepto de caballo, aunque no sea el que inicialmente han imaginado. Quizás haya quien ha imaginado otra raza, otro color, otro tamaño, pero todos coincidirán en que la imagen presentada se podría corresponder con la palabra correspondiente en cada idioma.
En el apartado de significante, tenemos una recopilación de términos en diferentes lenguas que hacen referencia a este concepto mental que hemos identificado como caballo.