PUERTA DEL OSARIO
Cronología: s. XII/1573/1849
Periodo Histórico: Edad Media
Estilo: Almorávide (s. XII) - Reconstrucción cristiana (s. XVI) – Neoclásica (1849-1868)
Conectaba: Situada entre los caminos que llevaban a Carmona y Córdoba
Uso Actual: Viario público
Torre-puerta, con acceso primigenio en recodo único, se encontraba protegida por una barbacana. No destacó por su ornamento, belleza ni monumentalidad ya que se trataba de una puerta baja, funcional, sobria, flanqueada por dos torres almenadas unidas por un arco de medio punto en cuyo centro se ubicaba una placa conmemorativa con la fecha de su construcción. En su interior se podía apreciar una capilla, como ocurría en muchas de las otras puertas de la muralla, con una pintura que representaba a la Virgen del Rocío.
Sobre su nombre existen dos hipótesis principales: una responde a la existencia de un cementerio mahometano situado en la zona -tras la Reconquista el espacio entre la Parrroquia de Santa Catalina y San Pedro sirvió de morería-; otra a que en ella estuvo ubicado el “Unzario” o peso de la harina, que controlaba la molienda del grano. Esta palabra, probablemente derivó con posterioridad en otras como “onzario”, hasta alcanzar su nomenclatura actual. La primera de las hipótesis parece que es la que más historiadores sostienen.
Totalmente desaparecida en la actualidad, su enclave se situaría en el cruce de las actuales calles Muro de los Navarros y Jáuregui, extramuros de la ciudad romana, debiendo su origen a la ampliación almorávide realizada por la Isbilya almohade. En la época era conocida como <<Vib (puerta) Alfar>>, tal y como aparece documentado en el Libro del Repartimiento y otros tantos correspondientes al siglo XIII.
Sufrió varias intervenciones, entre las que quedan constancia la del año 1560, en que fue totalmente reconstruida alterando por completo su fisonomía original: pasó de ser una puerta de acceso en recodo a tenerlo directo, aspecto que mantuvo hasta su demolición, decretada por el Cabildo Municipal en 1868. Fueron los arquitectos Benvenuto Tortelo y Asencio de Maeda, Maestros Mayores de la ciudad, a instancias de D. Francisco de Zapata y Cisneros, conde de Barajas, quienes llevaron a cabo la construcción de nueva planta de la puerta, así como la citada supresión de recodos y barbacanas.
Las Guerras carlistas debieron afectar seriamente a su estado de conservación, por lo que fue derribada y nuevamente reconstruida en el 1848, a través de un proyecto ejecutado por Manuel Galiano y Balbino Marrón y Ranero. Es en esta reconstrucción cuando se ejecutan los torreones anexos, empleados para labores de guardia, y se instala un escudo en piedra con las armas de la ciudad y una nueva placa en bronce indicando la reciente intervención, realizada, como se indicaba, bajo el reinado de Isabel II. Veinte años después a su finalización la puerta fue totalmente demolida.
El derribo se produjo el 22 de septiembre de 1868 por orden de Francisco de Paula del Castillo y Urri, alcalde de la ciudad.
A pesar de no conservarse ningún resto testimonial de su existencia, su nombre permanece en la nomenclatura viaria de la capital.
Tovar, B. (1878). Fachada exterior de la puerta del Osario. En Jiménez, Daniel (1999). Las Puertas de Sevilla. Una aproximación arqueológica. Sevilla: Guadalquivir Ediciones.