PUERTA DE LA MACARENA
Cronología: Creación s. XII / últimas transformaciones puerta 1795 / monumentalización como arco primeras décadas s.XX
Periodo Histórico: Edad Media – Edad Moderna – Contemporánea
Estilo: Almorávide (s. XII) - Intervenciones almohades (s. XII y s.XIII) – Barroco (s. XVI) – Neobarroco (s.XVIII-XIX)
Conectaba: Acceso principal a la ciudad por el Norte
Uso Actual: Puerta monumental y espacio público
La Puerta de la Macarena constituía una de las principales entradas en la ciudad por la muralla almorávide, marcando con la histórica calle San Luis el eje Norte-Sur de mayor relevancia en la ciudad. Esta vía era la prolongación natural a extramuros del Cardo Máximo de la Híspalis romana en su conexión con Ilipa Magna, con indicios arqueológicos constatados del siglo I d.C. en adelante. La puerta original posiblemente sería en recodo simple en su etapa islámica. Diversas intervenciones en la misma, del siglo XVI a nuestros días, han transformado su configuración y aspecto originales. En 1723 fue reedificada, hecho recogido en una inscripción en la misma, y en 1795, reformada por José Echamorro. Estas actuaciones la transformarían en la tipología de acceso directo, componiendo un aspecto torreado con sendos elementos simétricos a ambos lados.
Con el derribo del tramo que la unía con la Puerta de la Barqueta (iniciado en el siglo XIX), iría adquiriendo la configuración de arco monumental que vemos hoy día, con un único espacio en el que se fusionan las calles históricamente separadas por la cerca. El tramo de muralla que entroncaba con el Arco de la Macarena, el primero de la calle Bécquer, nunca se edificó en la acera hacia la Resolana, al haberse conservado dicho lienzo hasta principios del siglo XX.
La muralla que vemos hoy día tiene origen entre la tercera y cuarta década del siglo XII, siendo una ampliación ordenada por el sultán almorávide Ali Yusuf Texufin. Posteriormente, está documentado que en el mismo siglo XII y a principios del XIII, ya en época almohade, se producirá el recrecido de la misma con dos cajones de tapial y su correspondiente parapeto de almenara. Esta operación sería emprendida bajo el mando del califa Yusuf II, ante la posible amenaza del avance de las tropas cristianas tras el triunfo en la batalla de las Navas de Tolosa, lo que motivó también la construcción de la barbacana y la excavación del foso. Asimismo, se acometerían complementariamente actuaciones consistentes en reparaciones y refuerzos estructurales.
La demolición de las diversas puertas y tramos de la muralla hispalense transcurrió durante quince años, comenzando en 1858. Sin embargo, un año después se produciría un informe desde la Comisión de Monumentos a petición del ayuntamiento y del Gobernador Civil de la Provincia, en favor de no derribar el presente tramo. Ya en el siglo XX, se concretaría su protección patrimonial definitiva, al declararse Monumento Nacional en 1908 (figurando entonces como ‘murallas romanas’). Posteriormente, en los años 60, se desarrollaron en ellas trabajos puntuales de rehabilitación, llevándose a cabo de forma integral entre 1984-1988, a cargo de García-Tapial y Cabeza Méndez.
A finales del pasado siglo (1997-1998), se acometieron trabajos de consolidación y restauración estructurales en el Arco de la Macarena, rebajando la clave del arco, con la dirección de Alfonso Macías Rodríguez.
El espacio peatonal que precede a la basílica ha sido recientemente reestructurado, en 2017, donde queda como recuerdo en el pavimento el trazado del lienzo.
Vista actual desde la Resolana hacia el exterior de la muralla, el Arco de la Macarena y la Basílica. 2019. Autora: Clara Mosquera Pérez.