Tras el reconocimiento de los restos como las “Ruinas de Itálica” en el siglo XVI por los humanistas y la valoración de prestigio que le otorga ser “patria de emperadores” o su inclusión en la poesía (como hace Rodrigo Caro), el interés por el estudio del yacimiento o sitio arqueológico de la ciudad de Itálica ha sido un fenómeno recurrente en la historia de la Arqueología española, con los hitos (dentro de la llamada anticuaria prearqueológica) de las excavaciones llevadas a cabo durante el siglo XVIII. Éstas se concentraron, sobre todo, en el anfiteatro, que era el principal monumento visible de la ciudad romana, y en los restos del foro, las termas forenses (“termas menores”) y los edificios públicos del NE de Santiponce, siendo precisamente éste el sector sobre el que concentramos la actividad de este proyecto. Así, excavaron el deán Manuel Martí (inicios de la centuria), el Conde de Águila (mediados) y Francisco de Bruna (fines), conformando éste la gran colección escultórica y epigráfica, núcleo del actual Museo Arqueológico de Sevilla (MAS).

En el siglo XIX, con la conformación del nuevo estado burgués, las principales excavaciones fueron realizadas por Ivo de la Cortina (1839 – 1840) en el foro, y, sobre todo, por el arquitecto Demetrio de los Ríos en nombre de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Sevilla, entre 1860 y 1880. Así, este último excavó en el anfiteatro, en las termas menores y mayores (de la ampliación adrianea) y una serie de domus, próximas a Santiponce, de las que documentaron un conjunto muy importante de mosaicos.

Ya en el siglo XX se suceden los trabajos de Rodrigo Amador de los Ríos y del Conde de Aguiar en el anfiteatro y las domus adrianeas próximas, en el cardo maximus, hasta la década de 1930, impulsado por el interés de crear un yacimiento visitable con vistas al aprovechamiento turístico en el marco de la Exposición Iberoamericana de 1929, habiendo sido ya en los años 1912 y 1913 declarado como Patrimonio Nacional (actualmente BIC). A partir de entonces, la dirección de los trabajos arqueológicos fue llevada a cabo por profesores de la Universidad de Sevilla, como Juan de Mata Carriazo o Francisco Collantes, en unos tiempos difíciles en torno a la guerra civil de 1936 – 1939, donde se apostó más por la conservación y musealización. En 1960, se publicó el importante libro de estudio sobre Itálica de Antonio García y Bellido, que ya diferenció la ciudad fundada por Escipión en el 206 a.C. (que llamó Vetus Urbs o ciudad antigua) de la gran ampliación adrianea (Nova Urbs o ciudad nueva).

No será hasta 1970 cuando se desarrolle el primer programa moderno de investigación arqueológica, dirigido por José María Luzón, centrado en el teatro y en diversas casas de la ampliación adrianea (domus de Neptuno y del Planetario). De especial trascendencia fue su intervención en el “Pajar de Artillo”, en el sector NE de Santiponce (y de la Vetus Urbs), ya que estudios posteriores de la cerámica certificaron que Itálica no fue creada ex novo en el 206 a.C. sino que se superpuso a un oppidum turdetano preexistente, aunque no se conoce su nombre. Posteriormente, los trabajos fueron dirigidos por Manuel Pellicer (murallas, cloacas y castellum aquae) y por Pilar León-Castro, que excavó el Traianeum, o templo de culto a Trajano construido en el centro de la Nova Urbs en época de Adriano, a comienzos de la década de 1980. Con el traspaso de las competencias en materia de patrimonio a la Junta de Andalucía a mediados de esa misma década, el interés se centró, sobre todo, en la conservación, restauración y difusión del BIC, siendo dirigidos en una etapa por Fernando Amores Carredano, así como, tras 1989, en que se constituyó el Conjunto Arqueológico de Itálica (CAI), por José Manuel Rodríguez Hidalgo. En 1990 – 1991, fueron pioneros los trabajos de prospección geofísica realizados en la restauración de la domus  o “casa de los Pájaros, la única visitable en la actualidad.

Desde entonces, las intervenciones arqueológicas han sido, sobre todo, en el CAI de apoyo a la restauración y, en el marco de la Arqueología urbana de Santiponce, de intervenciones diversas llevadas a cabo por profesionales arqueólogos o empresas arqueológicas de manera puntual, sin un proyecto general que las unificara o estudiara conjuntamente. Los últimos proyectos de investigación se han centrado, sobre todo, en la Nova Urbs.

En lo que respecta al sector NE de la Vetus Urbs, sobre el que centramos nuestro proyecto, hay que destacar el descubrimiento de la estatua de Diana, que abría el nuevo siglo XX en 1900, al que siguió una excavación en 1901, para esperar al momento indicado de la década de 1970, con la excavación en “Pajar de Artillo” (1970) y en el teatro (1971 – 1975), así como en la casa donde apareció la escultura de Venus (1977). Posteriormente, se han sucedido hasta 14 intervenciones, cuatro de ellas en el teatro (en el marco de la EXPO 92, en que se quería poner en uso escénico) y el resto en diversos solares de este sector. Con la excepción de las intervenciones de Ramón Corzo (1988 – 1990), que sí ha publicado las memorias, el resto a lo sumo han publicado informes de excavación. No se ha llevado a cabo ningún estudio de conjunto sobre estas intervenciones y material correspondientes, que se guarda bien en los fondos del Museo Arqueológico de Sevilla (MAS), bien en los del CAI. Asimismo, el estudio de los marmora (materiales pétreos de uso ornamental) de Itálica ha sido un objeto primordial en los tres últimos proyectos I+D+i dentro de los programas nacionales españoles de investigación dirigidos por uno de los investigadores principales, José Beltrán.

Por ello, debemos destacar la vinculación de buena parte de los miembros del equipo investigador y de trabajo con la arqueología de Itálica durante bastante tiempo, bien como investigaciones particulares o dentro de proyectos, o incluso con importantes tareas de gestión. Todo ello demuestra una capacidad para desarrollar este proyecto por parte del equipo y alcanzar los objetivos del mismo.