La última cena está servida en Pompeya
En un nuevo museo se expondrán las colecciones con los alimentos carbonizados por la erupción y encontrados en las excavaciones.
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Fuente: ABC – ÁNGEL GÓMEZ FUENTES / CORRESPONSAL EN ROMA | 20/01/2015
La última cena de los pompeyanos está servida en un museo biológico de nueva creación. Se expondrán las colecciones de alimentos carbonizados por la erupción y encontrados en las excavaciones, que actualmente se encuentran en cámaras climatizadas del Laboratorio de Pompeya, como pan, nueces, higos, aceitunas, erizos, restos de pescado, cáscaras de huevo y garo, la deliciosa salsa que en el siglo I después de Cristo tenía en Pompeya uno de los más importantes centros de producción (los romanos también la importaban de Carthago Nova, actual Cartagena).
La extraordinaria importancia de las excavaciones de Pompeya no está solamente en el hecho que la ciudad se haya conservado y nos cuente la vida de hace dos mil años, sino también por haber restituido materiales orgánicos de extraordinario interés científico y en gran parte únicos en el mundo. Esos restos orgánicos son una fuente casi infinita de estudios y análisis científicos que han permitido descubrir aspectos de la vida cotidiana de los antiguos pompeyanos: sus costumbres alimentarias, la cocina, el cuidado por las planas y las eventuales enfermedades que sufrían.
En Pompeya existe un Laboratorio de Investigaciones Aplicadas, creado en 1994 y destinado exclusivamente al estudio de los restos orgánicos y biológicos encontrados en Pompeya: hierbas, semillas, frutas, fragmentos de tejidos, huesos y dientes de animales. Estas colecciones constituirán el Museo Naturalista-biológico, que será uno de los puntos más importantes de la visita a las excavaciones de Pompeya.
El museo dispondrá de casi mil piezas. Numerosos son los restos de interés, como, por ejemplo, el garo ( en latín, «garum»), que era una salsa de pescado, realizada con vísceras fermentadas, que mezclada con vino, vinagre, pimienta, aceite y agua servía para condimentar diversas comidas. En el nuevo museo encontrará también espacio la colección de cuencos de terracota que contienen los colores utilizados por los artistas de la época para decorar las paredes de las ricas casas pompeyanas. Dos millones de euros es el costo de este nuevo museo, sin duda único en el mundo.