El mayor éxito del Museo es su esencia, poder rescatar la historia social de cada farmacia, de su familia, a través de las piezas donadas.
Como decía Mark Twain “un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa”. Y es así como se tuvo que sentir Antonio Ramos Carrillo, profesor y Doctor de la Facultad de Farmacia de Sevilla, cuando pensó que de no recopilar las piezas necesarias, los orígenes del farmacéutico estaban en riesgo de perderse hasta conseguir, el que es hoy el “Museo de Historia de la Farmacia de Sevilla”, de un gran valor para el mundo de la Universidad y la Farmacia y del que Antonio Ramos es su director.
Es cierto que ya, a finales del s. XX profesores de la facultad de Farmacia de Sevilla, iniciaron la recopilación del material con la idea de crear un Museo, pero todo quedó en un intento con la celebración de la Exposición de 1999 “La Farmacia y el Arte de Curar” en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla. Este material sería rescatado posteriormente por Antonio Ramos, que junto a la farmacéutica Rocío Ruiz Altaba materializaron la creación del Museo de Historia de la Farmacia en la planta sótano de la Facultad de Farmacia de Sevilla.
Tener la oportunidad de visitar este Museo, es vivir una experiencia única. Si tienes la suerte de que el Museo no se ha ventilado antes de tu llegada, incluso puedes percibir los olores de una botica del s. XIX porque esta farmacia pretérita era muy diferente a la actual en cuanto a su color, su olor y su luz y ese es el objetivo de este Museo, recrear una farmacia de finales del s. XIX, principios del s. XX, momentos en los que llega la industria a la farmacia y el farmacéutico se encuentra a caballo entre la confección manual de las fórmulas y el medicamento ya industrializado. Como nos cuenta Antonio Ramos “el farmacéutico en aquella época no sabía muy bien cómo posicionarse, de hecho en ocasiones tenía un laboratorio anejo a la farmacia donde confeccionaban sus medicamentos a un nivel semi industrial”.
El Museo, hoy por hoy, ya ha recibido reconocimientos como el accésit del premio nacional de “Patrimonio Histórico-Artístico Farmacéutico Español” de los premios AEFLA 2013 (Asociación Española de Farmacéuticos de Letras y Artes) pero tal y como nos traslada su director, “Su mayor éxito es su esencia, poder rescatar la historia social de cada farmacia, de su familia, a través de las piezas, historia que se pone en valor al ser mostrada y difundida. Y además, ser confirmado como centro docente de difusión cultural y de ciencia que les permite poner en valor su carácter de centro investigador, porque conseguir que farmacéutico y humanidades vayan de la mano es muy importante”. Además, añadiríamos que es también un gran mérito conseguir que la historia de la farmacia se encuentre al alcance de todos.
Observando las diferentes herramientas y recursos con los que trabajaba el farmacéutico de finales del s. XIX, nos asalta un interrogante que trasladamos a Antonio: ¿Queda ya muy lejos el farmacéutico del s. XIX? “El fin primordial del farmacéutico de hoy no es el medicamento, por más que sea clave en su profesión, sino el paciente, centra toda su atención en él. Sin embargo, en el s. XIX, se consideraba un auténtico artesano de la elaboración diaria del medicamento, en muchas ocasiones sin que fuera productivo desde el punto de vista económico. Soy profesor de historia y tengo una visión muy personal al respecto. Hoy nos encontramos con una farmacia volcada en la gestión y el merchandising. Hay también una cuestión clave y es el enlace con las “humanidades”. La Farmacia entra en la Universidad en el año 1845, por lo que el farmacéutico tuvo que hacer frente a muchos estudios en los que se incluía las humanidades. Sin embargo, este enlace parece roto, posiblemente debido también a que en muchas facultades de farmacia no se le da el rigor de obligatoriedad a la asignatura de historia de la farmacia y en este sentido, el estudiante no le da valor. El farmacéutico debe estar enlazado a valores sociales, humanísticos, más allá de realizar una importante gestión en la oficina de farmacia para ofrecer un buen servicio sanitario al paciente”.
La historia en cada pieza
Seguimos profundizando en el carácter especial de este Museo y por su espacio reducido, se agolpan delante de ti innumerables piezas, que sin duda contienen mucha historia, porque detrás de cada pieza, se encuentra la vida pasada de una farmacia donadora. Entonces, Antonio: ¿qué tipo de donaciones soléis recibir? “La mayoría de las donaciones, aunque algunas también son cesiones en precario – es decir, que el dueño puede recuperarlas en cualquier momento- son de la exposición de 1999 y pertenecían muchas a la Fundación Farmacéutica Avenzoar y, por ende, al Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla. Actualmente recibimos donaciones muy variadas de farmacéuticos particulares como Joaquín Herrera Dávila o Javier Ballesteros, entre otros. También pueden proceder de muy diferentes partes de España tras la difusión obtenida a través de nuestra página web. Nos van llegando gota a gota, aunque muchas veces no corresponden a ese periodo que queremos recrear. También debo destacar las donaciones económicas que son claves, y en este sentido, debo nombrar al Colegio Oficial de Farmacéuticos de Badajoz, al de Sevilla, a la Fundación Farmacéutica Avenzoar y el Laboratorio Boiron de medicamentos homeopáticos el cual nos ha concedido una beca para poder gestionar el Museo, la Universidad de Sevilla a través de su Vicerrectorado de Investigación y la propia Facultad de Farmacia, en la medida de sus posibilidades. Hemos recibido también ayudas del Consejo General y Andaluz, y me gustaría también nombrar a Cecofar, agradeciéndole su colaboración en la difusión de nuestro Museo. Cada día necesitamos más medios para conservar al equipo y a las piezas”.
El Museo quiere transportarte por el recorrido de la confección del medicamento, estructurándose en colecciones correspondientes a los diferentes apartados de la botica: “Oficina de Farmacia”, “Rebotica”, “Laboratorio” y “Especialidades Farmacéuticas” y cada uno de estos espacios contienen innumerables piezas que usaba el boticario en su quehacer diario. Es entonces cuando nos surge la curiosidad por preguntar a Antonio, ¿cuáles han sido las donaciones más extrañas y curiosas que habéis recibido en el Museo? “Aunque no sea estrictamente de farmacia, pues es de veterinaria, destacaría la donación del inseminador de yeguas del s. XIX y, desde el punto de vista de la curiosidad, el estereoscopo de Mignon de la “Farmacia el Sol” de Barcelona de finales del s. XIX, que ya incluía “merchandising” con su emblema “el Sol” y pantallas de visualización de medicamentos en tres dimensiones. Citar también cuestiones relacionadas con la parasitología, como gusanos redondos (asacaris lumbricoides) y planos (taenia saginata). Yo siempre digo que el farmacéutico va de la mano de la brujería, de la cocina y de todas las ciencias, en este sentido contamos con colecciones de diferentes drogas, algunas alucinógenas, que podrían usarse tanto en la farmacia como en un aquelarre, lo cual llama la atención al visitante”.
El Museo de la Historia traspasa fronteras gracias a Internet
Algo que nos llama mucho la atención es la relación de este Museo de historia con Internet; así, donaciones y visitas también llegan de la mano de Internet. Tal y como nos traslada Antonio: “si Internet no hubiera llegado, hubiéramos seguido trabajando igual pero no hubiera traspasado las puertas de la Facultad de Farmacia y eso hubiese sido un error, la historia y la ciencia tienen que atravesar fronteras”. Su pilar fundamental es su página Web, gestionada por Antonio Baena, ofrece un amplio conocimiento de las colecciones, profundizando en la historia de cada farmacia donadora. Asimismo se encuentra traducida al inglés, francés, árabe y además cuenta con recursos audiovisuales didácticos. El Museo tiene una importante presencia en las redes sociales como Facebook y Twitter, lo que le ha permitido conseguir una mayor difusión del mismo y facilitado la llegada de donaciones, como ocurrió con la farmacia gaditana Matute (San Fernando). Para Antonio Ramos, sin duda, “la llegada de Internet al Museo es un enlace entre la Historia y la Innovación que ha sido cardinal”.
Esta difusión obtenida gracias a Internet ha permitido que el Museo cuente con visitas de muy diferentes lugares del mundo, sin duda, el más lejano Japón, con tal éxito de interés por la historia de la farmacia española que, próximamente, la página web también será traducida al idioma nipón e incluso se piensa en un futuro proyecto de simbiosis entre la farmacia japonesa y española. Le sobra esfuerzo e ilusión personales, le faltan recursos económicos y un mayor espacio para la conservación. Para mantener un Museo así se necesitan recursos y esta es la parte más difícil como en casi todo proyecto de conseguir, como nos cuenta su director: “las cuestiones económicas son las que nos plantean serios problemas. No podemos funcionar sin fondos, de cara a la conservación de las piezas y las personas que colaboran, a las que debemos recompensar por su labor”. Por otro lado, está el espacio, para funcionar como un Museo como tal, nos faltan cuestiones técnicas museísticas que cumplir relativas al espacio y la conservación preventiva, que sólo en un escenario de mayores dimensiones podríamos conseguir”.
Labor difícil sin duda la de gestionar este Museo y por ello invitamos entonces a Antonio a que nos explique ¿qué significa para él ser su director? “es todo un orgullo ser director de esta colección que, pequeña en espacio, es muy amplia en ilusión y en la riqueza que esconde cada una de sus piezas, desde el punto de vista social y humanístico. Hablamos de la historia de familias que nos permite incluso generar historias sociales de cada pieza donada. Ser la persona que finalmente ha conseguido consolidar ese antiguo anhelo de profesores de la facultad de Farmacia por tratar de recrear el Museo, es algo que me llena de orgullo. Y, aunque nos gustaría disponer de un mayor espacio, ya lo hemos convertirlo en un espacio docente, realizamos continuamente actividades con colegios, centros de formación profesional de grado medio en Farmacia y Parafarmacia e institutos, y se desarrollan Trabajos Fin de Grado y Tesis Doctorales que, a su vez, están permitiendo dar a la luz muchas publicaciones. Todo unido, es una de las cosas más importantes que he podido hacer en mi vida, me siento muy agradecido a las personas que iniciaron y a la colaboración de personas como Rocío Ruiz Altaba por su interés en sacar este proyecto hacia delante”.
Sevilla, España y el mundo tienen la oportunidad de revivir el origen de la farmacia española gracias al “Museo de Historia de la Farmacia de Sevilla”, un proyecto de futuro que necesita del pasado y que, aun careciendo de los recursos necesarios para su mejor conservación, es excedente en esfuerzos e ilusión por parte de las personas que lo ponen en valor.
El artículo aquí publicado ha sido redactado por el Dpto. de Comunicación y Social Media de Cecofar. Publicado originalmente en su Blog el 01/09/2015. Actualmente la publicación original no está disponible.
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Información
Museo de Historia de la Farmacia de Sevilla.
Dpto. de Farmacia y Tecnología Farmacéutica.
Unidad de Historia de la Farmacia y Legislación Farmacéutica.
Visitas
El Museo se puede visitar previa cita, enviando un correo electrónico con todos los datos del grupo a: antonioramos@us.es
954556705
954556729
antonioramos@us.es