Conciertos 2010-2011

rabassa

 

 

 

 

 

 

 

PROYECTO ATALAYA-RECUPERACIÓN DE PATRIMONIO MUSICAL ANDALUZ-2010/2011. ET IN TERRA PAX. Pedro Rabassa, Música para la Catedral de Sevilla.

OBS · La Hispanoflamenca, coro · Raquel Andueza, soprano · Enrico Onofri, director

CONCIERTOS

22 NOVIEMBRE • 20:30
UNIVERSIDAD DE SEVILLA
Iglesia de la Anunciación

23 NOVIEMBRE • 20:00
UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
Catedral de Málaga

25 NOVIEMBRE 2010 • 19:30
UNIVERSIDAD DE ALMERÍA
Salón de Actos de la Universidad de Almería

 

PROGRAMA

Lamed. Matribus suisLamentación 2ª de Viernes Santo, a solo con violines
Andante: Lamed
Matribus suis dixerunt
Con ayre: Mem
Largo: Cui comparabo te
Andante: Nun
Andante: Prophetae tui viderunt
Medio ayre: Samech
Andando/Más vivo: Plauserunt super te
Medio ayre: Ierusalem convertere

Iod. Manum suamLamentación 3ª de jueves santo, a solo con violines
Spiritoso: Iod
Andante: Manum suam
Presto: Caph
Medio ayre: Omnis populus eius
Lamed
Medio ayre: O vos omnes
Vivo: Mem
De excelso misit ignem
Algo despacio: Posuit me desolatam
Vivo: Nun
Ayre/Algo despacio/Andante: Vigilavit iugum
Spiritoso/Algo despacio: Ierusalem convertere

Salve ReginaMotete a 7 voces (1745 renovado)
Misa Simeón Iustus
Kyrie-Christe-Kyrie
Gloria
Credo
Agnus Dei

Dixit Dominus. Salmo a 5 voces, 8º tono
Laudate DominumSalmo a solo con violines
Kyrie EleysonLetanía a Nuestra Señora a 6 voces (1724)
NOTAS al Programa

Música Sacra para la Catedral Hispalense

Los archivos catedralicios españoles albergan miles de páginas de documentación musical inédita a la espera de que musicólogos, directores e intérpretes llevemos a cabo una labor de recuperación musical, sacando a la luz este precioso legado de nuestros antepasados.

El Renacimiento musical ha sido un periodo bastante estudiado y mucha de su música ha sido transcrita y grabada, pero aún queda mucho trabajo por hacer “en busca del barroco perdido”, un periodo de decadencia económica en el que el imperio español fue perdiendo su hegemonía en Europa, pero que también dio a inigualables figuras en la pintura, las letras y la música, muchas de las cuales aún hoy permanecen en el olvido. Pedro Rabassa es una de esas figuras cuya genialidad contrasta con el escaso conocimiento que aún se tiene de su obra. El maestro llegó a Sevilla en 1724 como un compositor ya consagrado, puesto que se había formado con el maestro Francisco Valls en Barcelona, su ciudad natal; había tomado contacto con la música italiana; había sido maestro de capilla en las catedrales de Vic y Valencia, e incluso había escrito una “Guía para los principiantes…”, un ambicioso tratado que reflejaba su maestría en el arte de la composición.

El maestro permaneció en la ciudad hispalense hasta su fallecimiento, acaecido en 1767 y su magisterio fue trascendental para la consolidación de la “música moderna” en la Catedral de Sevilla que siguió siendo durante la primera mitad del s. XVIII uno de los principales templos del mundo hispano, siendo el cargo de maestro de capilla una de las plazas más codiciadas.

Durante el magisterio de Rabassa en Sevilla, la capilla de música, encargada de interpretar la polifonía, estuvo formada por unos doce cantores divididos en tres tiples, cuatro altos, cuatro tenores y un bajo, cuya línea melódica era redoblada por uno o varios bajones, instrumento similar al fagot.

La Catedral aún mantenía en plantilla a un tañedor de chirimías, instrumento que fue cayendo en desuso ya durante el último Renacimiento y que precisamente por ello podía servir para darle a algunas obras una apariencia arcaica. Sobre el uso del arpa y el archilaúd, tenemos algunas noticias anunciando su utilización a comienzos del s. XVIII para el tiempo de Semana Santa, pero son inexistentes durante el magisterio de Rabassa. Por lo que respecta al oboe, éste fue introducido en el año 1740.

El órgano seguía siendo un instrumento fundamental que se tocaba de forma solista y que acompañaba al coro realizando el bajo continuo, aunque no se usaba en el tiempo de Semana Santa, siendo sustituido por el clave.

La principal novedad que encontramos en muchas catedrales españolas a comienzos del s. XVIII fue el uso de violines que, no obstante, trajo consigo una fuerte disputa entre partidarios y detractores. En el caso concreto de la Catedral de Sevilla, cualquier resquicio de duda sobre su uso quedó resuelto en el año 1732 cuando se crearon tres plazas para violín y otras tantas para violón.

El repertorio conservado de Pedro Rabassa está constituido fundamentalmente por música vocal religiosa que podemos dividir en dos grandes apartados: obras con texto en castellano (villancicos) y obras latinas (música sacra), que incluyen lamentaciones, misas, misereres, motetes y salmos, entre otras obras, y que constituyen la base de este programa.

Casi todas las obras seleccionadas en este programa habían permanecido en silencio durante casi trescientos años, por lo que constituyen un paso trascendental en la recuperación de nuestro patrimonio musical a través de la obra de un compositor que logra alcanzar altas cotas de excelencia artística.

Las “lamentaciones” se interpretaban en los maitines de Semana Santa (una de las partes del Oficio Divino) durante el llamado Triduo Sacro: Jueves, Viernes y Sábado Santo, concretamente, en las tres primeras lecturas del primer nocturno. Cada maitines estaba formado por tres partes llamadas “nocturnos”, lo cual hacía un total de nueve lecturas.

En tiempos de Rabassa las lamentaciones más importantes, como la primera del Sábado Santo, se interpretaban con música de maestros del s. XVII que habían logrado perpetuar sus obras en el repertorio vivo de la Catedral. Las de Rabassa ocuparon un lugar menos importante en la liturgia, pero posiblemente por ello un lugar idóneo para introducir el estilo más moderno del compositor, que se refleja en muchas de sus lamentaciones, piezas de un enorme virtuosismo vocal escritas para voz solista con violines y bajo continuo.

La Salve Regina es una obra a siete voces dividida en dos coros de tres y cuatro. Este número de voces en composición fue muy poco usual y quizá guarde oculta una relación simbólica entre el número siete y la Virgen María. El uso del texto de la Salve Regina fue muy usual en muchos momentos de la liturgia, por lo que esta obra pudo interpretarse como motete durante la misa en las festividades de la Virgen o quizá pudo destinarse al Rito de la Salve que se interpretaba solemnemente todos los sábados por la tarde en la Capilla Antigua de la Catedral hispalense.

La Misa Simeon Iustus es una obra a ocho voces con violines que se compuso posiblemente en el año 1745 para interpretarse el día de la Purificación de la Virgen (2 de febrero). También durante la ceremonia de la misa en la festividad del Corpus Christi, se interpretaba la secuencia Lauda Sion, una obra a seis voces que mira claramente a la música del s. XVII , concretamente a otro Lauda Sion compuesto por el maestro Alonso Xuárez.

Los salmos Dixit Dominus (Ps. 109) y Laudate Dominum (Ps. 116) se interpretaban en las Vísperas de las festividades más importantes. Sabemos que Rabassa compuso 18 versiones polifónicas sobre el salmo Dixit Dominus, de entre los cuales hemos seleccionado uno a cinco voces (para solista y coro a cuatro) que muestra una plantilla y un estilo ya usado por los maestros del s. XVII . El Laudate Dominum, en cambio, es una obra para solista con violines que al igual que las lamentaciones sigue el estilo más moderno de la época.

La Letanía a Nuestra Señora, compuesta en el año 1724, es una obra a seis voces con violines que demuestra el dominio en el arte de la composición con el que ya contaba el maestro a su llegada a Sevilla. El ceremonial establece varios momentos donde se podían cantar estas letanías, entre ellas, la festividad de la Asunción el 15 de Agosto, después de Sexta, otra de las partes del Oficio Divino.

Pedro Rabassa fue contemporáneo de Bach, Haendel y Telemann, y sin embargo, su música, de una calidad extraordinaria, sigue siendo hoy día bastante desconocida. Es por ello, que este concierto constituye una oportunidad única para saldar la deuda del olvido y adentrarnos en el lenguaje sonoro de este gran compositor, cuyo nombre, sin duda alguna, y sólo es cuestión de tiempo, muy pronto figurará en los libros de historia junto a los grandes genios de su tiempo.
Juan María Suárez Martos

 

PLANTILLA

Violines primeros: Stefano Barneschi (concertino), Valentín Sánchez, Miguel Romero, Elena Borderías
Violines segundos: Oriol Algueró, Antonio Almela, José Manuel Villarreal
Violas: María de Gracia Ramírez, Marina Barredo
Violonchelo: Mercedes Ruiz
Contrabajo: Giancarlo de Frenza
Clave y órgano: Alejandro Casal
Flautas: Guillermo Peñalver, Rafael Ruibérriz de Torres
Oboes: Pier Luigi Fabretti, Jacobo Díaz
Trompas: Rafael Mira, Miguel Aguilar

 

 

 

El concierto de la Iglesia de la Anunciación pudo ser seguido por internet . Asimismo, este mismo programa de concierto se interpretó el día 24 de noviembre en el Gran Teatro Falla de Cádiz, dentro del VIII Festival de Música Española de Cádiz.