Menciones

OBRAS MENCIONADAS (más abajo aparecen todos los proyectos)

Remienda en el puerto de Adra

La sombra de este pescador jubilado proyecta la tibia luz de una mañana de invierno en el puerto de Adra (Almería). Sus saberes, su postura, sus pies y sus manos son las herramientas para rehacer el arte “claro”, llamado así por su amplitud o claro de malla. La fisiología y la cognición humana colaborando como artefactos técnicos clave en las pesquerías artesanales. La flota de pequeña escala, especializada en salidas hacia caladeros próximos y organizada sobre relaciones familiares mayoritariamente, se ha convertido en un sector refugio en muchos puertos pesqueros andaluces. Los marineros de más edad siguen acometiendo tareas insustituibles por su pericia técnica y su resistencia física y psíquica.

Comensalismo

La comida que culmina la montería, bien en la sede de las sociedades y peñas, bien en campo, como atestigua esta imagen, supone el momento de disfrute de los lazos sociales, ampliando la comunidad montera a familiares y amigos de los cazadores. El modelo que atestigua esta imagen es el de lo que se conoce como “montería social”, que se remata con un almuerzo en el campo, dispuesto con las aportaciones de cada grupo familiar. Embutidos, tortillas y carne son alimentos imprescindibles en estos almuerzos, así como guisos monteros, realizados a base de carne de caza. Es una peculiaridad de esta zona la caldereta de jabalí, incluyendo el “corato”, nombre que recibe el duro pellejo de este animal que queda muy gelatinoso en el guiso. Los aficionados de esta sociedad celebran la caldereta con corato por encima de cualquier otra vianda. Conforme pasan las horas, las conversaciones sobre la jornada de caza van dando paso a la recuperación de recuerdos, a las bromas y chanzas. Entretanto, van volviendo los perros de las rehalas y, llegado un punto de la tarde, antes de la oscurecida, la mesa donde se han sentado a comer los perreros inicia el momento del cante. Surgen fandangos de distintas voces que se suceden, cuyas letras recrean el mundo de la caza, haciendo emerger un momento de comunalidad facilitado por la bebida y la música.

Retén

El uso de la ganadería en el control de la vegetación arvense en plantas solares es una práctica bastante extendida. En la imagen, la cabaña bovina realiza el control de una planta solar fotovoltaica en la campiña de Carmona.

El juego del dominó también es una metáfora del éxito y el fracaso en la venta ambulante

Los Gitanos son comerciantes ambulantes de género textil (chaquetas de piel) y otros complementos. Muchas de sus ventas dependen de la "suerte". Vender es como el juego: a veces se gana y a veces se pierde. Es incierto. Nunca se puede prever el resultado. En el dominó se recurre a la astucia y el engaño, como en la venta ambulante se recurre a las habilidades para seducir y persuadir al cliente. Este ejercicio ritual es una pedagogía sentimental. También se lanzan groserías al contrario o al compañero, como un acto de afirmación de la virilidad. Los Gitanos pasan largas jornadas en la tarde jugando al dominó, lo cual es una seña de la vitalidad de esta comunidad. En esta fotografía se muestra a varios hombres jugando al dominó en el reservado de un hotel de la colonia Juárez y al fondo en la pared se observan las fotografías de María Félix o Pedro Infante, iconos de la etapa de oro del cine mexicano. 

Último testemunho

Las azenhas son los últimos testimonios de las construcciones que jalonaban el curso del Guadiana, aguas arriba del municipio de Mértola, en el tramo en que este río deja de servir de frontera con España. Estos molinos ocupan puntos clave en su curso, asociado a bajos y vados que históricamente han sido utilizados como lugares de paso y de aprovechamiento económico. Algunos de ellos se han restaurado aunque otros, como Moinho da Brava, resisten el paso del tiempo como testigos mudos de unas formas de vida ancestrales, hoy desaparecidas.

Transformaciones urbanas (Costa Esuri – Ayamonte, Huelva)

¿Dónde termina la ciudad y empieza el campo? La dificultad para encontrar una respuesta muestra que la distinción clásica entre lo urbano y lo rural ha perdido en muchas partes del mundo su significado. En los límites físicos (y conceptuales) de ambos dominios se localizan nuevos procesos de ocupación espacial —denominados ciudad difusa, urbanización del campo, periurbanización...— surgidos al calor de un modelo económico de desarrollo entregado al hormigón y el ladrillo. Sin embargo, la resaca del boom inmobiliario nos ha dejado con los despojos de aquella borrachera: paisajes desordenados, fragmentados y carentes de identidad; enormes bolsas de suelo inacabado, residenciales medio abandonados, urbanizaciones "fantasma", etc. El ejemplo de la fotografía es paradigmático: se trata de Costa Esuri, un proyecto urbanístico y turístico junto a la desembocadura del río Guadiana de unas 400 ha (casi el doble de la superficie del propio núcleo urbano de Ayamonte). Hoy en día este enorme complejo residencial, hotelero y de golf alterna algunas viviendas en uso con otras muchas en venta, a medio hacer o apenas proyectadas. Las ilusiones por convertir este rincón onubense en otro El Dorado se fueron desvaneciendo como la pintura de la valla publicitaria que lo anunciaba.

Trabajo en equipo

El objetivo central del proyecto La ruta de las Estrímnides es el estudio de las importaciones mediterráneas en los castros gallegos, así como los circuitos comerciales que unieron fachada atlántica y el sur de la Península Ibérica durante la Edad del Hierro (siglos V y I a.C.). Una de las principales líneas de trabajo es la revisión y análisis de los materiales depositados en los museos de Galicia, procedentes de yacimientos especialmente relevantes. Entre ellos destacan las ánforas conservadas en el Museo de A Coruña, donde se tomó la imagen, que representa al equipo de trabajo en distintas tareas de documentación, cuantificación y registro gráfico.

Las semillas del bejuco en el Parque Nacional de Monte Alén

Durante el recorrido de reconocimiento en la selva húmeda de Monte Alén, en el área continental de Guinea Ecuatorial, bajo la vigilancia y cuidado de los guías del Parque Nacional, pudimos identificar algunas de las especies de árboles con diámetros de tronco que sobrepasan los 3 metros, de los cuales cuelgan las lianas o bejucos, algunas de las cuales proporcionan vainas de semillas como las que el guía nos muestra en la imagen. Monte Alén es uno de los espacios protegidos más emblemáticos de Guinea Ecuatorial y de la cuenca del Congo, ya que en él tienen su hábitat los gorilas de llanura del país. En este espacio natural se capturó “copito de nieve”, que fue entregado al investigador español Jordi Sabater Pi (1922-2009). Este gorila albino se llevó en 1966 a la Península y fue el reclamo para los visitantes del zoo de Barcelona hasta 2003, fecha en la que murió.

  • Remienda en el puerto de Adra 
La sombra de este pescador jubilado proyecta la tibia luz de una mañana de invierno en el puerto de Adra (Almería). Sus saberes, su postura, sus pies y sus manos son las herramientas para rehacer el arte “claro”, llamado así por su amplitud o claro de malla. La fisiología y la cognición humana colaborando como artefactos técnicos clave en las pesquerías artesanales. La flota de pequeña escala, especializada en salidas hacia caladeros próximos y organizada sobre relaciones familiares mayoritariamente, se ha convertido en un sector refugio en muchos puertos pesqueros andaluces. Los marineros de más edad siguen acometiendo tareas insustituibles por su pericia técnica y su resistencia física y psíquica.
  • Comensalismo
La comida que culmina la montería, bien en la sede de las sociedades y peñas, bien en campo, como atestigua esta imagen, supone el momento de disfrute de los lazos sociales, ampliando la comunidad montera a familiares y amigos de los cazadores. El modelo que atestigua esta imagen es el de lo que se conoce como “montería social”, que se remata con un almuerzo en el campo, dispuesto con las aportaciones de cada grupo familiar. Embutidos, tortillas y carne son alimentos imprescindibles en estos almuerzos, así como guisos monteros, realizados a base de carne de caza. Es una peculiaridad de esta zona la caldereta de jabalí, incluyendo el “corato”, nombre que recibe el duro pellejo de este animal que queda muy gelatinoso en el guiso. Los aficionados de esta sociedad celebran la caldereta con corato por encima de cualquier otra vianda. Conforme pasan las horas, las conversaciones sobre la jornada de caza van dando paso a la recuperación de recuerdos, a las bromas y chanzas. Entretanto, van volviendo los perros de las rehalas y, llegado un punto de la tarde, antes de la oscurecida, la mesa donde se han sentado a comer los perreros inicia el momento del cante. Surgen fandangos de distintas voces que se suceden, cuyas letras recrean el mundo de la caza, haciendo emerger un momento de comunalidad facilitado por la bebida y la música.
  • Retén
El uso de la ganadería en el control de la vegetación arvense en plantas solares es una práctica bastante extendida. En la imagen, la cabaña bovina realiza el control de una planta solar fotovoltaica en la campiña de Carmona.
  • El juego del dominó también es una metáfora del éxito y el fracaso en la venta ambulante
Los Gitanos son comerciantes ambulantes de género textil (chaquetas de piel) y otros complementos. Muchas de sus ventas dependen de la "suerte". Vender es como el juego: a veces se gana y a veces se pierde. Es incierto. Nunca se puede prever el resultado. En el dominó se recurre a la astucia y el engaño, como en la venta ambulante se recurre a las habilidades para seducir y persuadir al cliente. Este ejercicio ritual es una pedagogía sentimental. También se lanzan groserías al contrario o al compañero, como un acto de afirmación de la virilidad. Los Gitanos pasan largas jornadas en la tarde jugando al dominó, lo cual es una seña de la vitalidad de esta comunidad. En esta fotografía se muestra a varios hombres jugando al dominó en el reservado de un hotel de la colonia Juárez y al fondo en la pared se observan las fotografías de María Félix o Pedro Infante, iconos de la etapa de oro del cine mexicano. 
  • Último testemunho 
Las azenhas son los últimos testimonios de las construcciones que jalonaban el curso del Guadiana, aguas arriba del municipio de Mértola, en el tramo en que este río deja de servir de frontera con España. Estos molinos ocupan puntos clave en su curso, asociado a bajos y vados que históricamente han sido utilizados como lugares de paso y de aprovechamiento económico. Algunos de ellos se han restaurado aunque otros, como Moinho da Brava, resisten el paso del tiempo como testigos mudos de unas formas de vida ancestrales, hoy desaparecidas.
  • Transformaciones urbanas (Costa Esuri – Ayamonte, Huelva)
¿Dónde termina la ciudad y empieza el campo? La dificultad para encontrar una respuesta muestra que la distinción clásica entre lo urbano y lo rural ha perdido en muchas partes del mundo su significado. En los límites físicos (y conceptuales) de ambos dominios se localizan nuevos procesos de ocupación espacial —denominados ciudad difusa, urbanización del campo, periurbanización...— surgidos al calor de un modelo económico de desarrollo entregado al hormigón y el ladrillo. Sin embargo, la resaca del boom inmobiliario nos ha dejado con los despojos de aquella borrachera: paisajes desordenados, fragmentados y carentes de identidad; enormes bolsas de suelo inacabado, residenciales medio abandonados, urbanizaciones "fantasma", etc. El ejemplo de la fotografía es paradigmático: se trata de Costa Esuri, un proyecto urbanístico y turístico junto a la desembocadura del río Guadiana de unas 400 ha (casi el doble de la superficie del propio núcleo urbano de Ayamonte). Hoy en día este enorme complejo residencial, hotelero y de golf alterna algunas viviendas en uso con otras muchas en venta, a medio hacer o apenas proyectadas. Las ilusiones por convertir este rincón onubense en otro El Dorado se fueron desvaneciendo como la pintura de la valla publicitaria que lo anunciaba.
  • Trabajo en equipo 
El objetivo central del proyecto La ruta de las Estrímnides es el estudio de las importaciones mediterráneas en los castros gallegos, así como los circuitos comerciales que unieron fachada atlántica y el sur de la Península Ibérica durante la Edad del Hierro (siglos V y I a.C.). Una de las principales líneas de trabajo es la revisión y análisis de los materiales depositados en los museos de Galicia, procedentes de yacimientos especialmente relevantes. Entre ellos destacan las ánforas conservadas en el Museo de A Coruña, donde se tomó la imagen, que representa al equipo de trabajo en distintas tareas de documentación, cuantificación y registro gráfico.
  • Las semillas del bejuco en el Parque Nacional de Monte Alén 
Durante el recorrido de reconocimiento en la selva húmeda de Monte Alén, en el área continental de Guinea Ecuatorial, bajo la vigilancia y cuidado de los guías del Parque Nacional, pudimos identificar algunas de las especies de árboles con diámetros de tronco que sobrepasan los 3 metros, de los cuales cuelgan las lianas o bejucos, algunas de las cuales proporcionan vainas de semillas como las que el guía nos muestra en la imagen. Monte Alén es uno de los espacios protegidos más emblemáticos de Guinea Ecuatorial y de la cuenca del Congo, ya que en él tienen su hábitat los gorilas de llanura del país. En este espacio natural se capturó “copito de nieve”, que fue entregado al investigador español Jordi Sabater Pi (1922-2009). Este gorila albino se llevó en 1966 a la Península y fue el reclamo para los visitantes del zoo de Barcelona hasta 2003, fecha en la que murió.

 

PROYECTOS CON MENCIONES

 

Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz. Usos Económicos, Gobernanza y Patrimonialización

Investigador responsable: David Florido del Corral, Dpto. de Antropología Social

La imagen se enmarca en el trabajo etnográfico del proyecto: Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz. Usos Económicos, Gobernanza y Patrimonialización (2043/0073), Consejería de Fomento, Agencia de Obra Pública. 2013-2015. Diferentes fotografías, entre las que se encuentra la que aquí se expone, fueron tomadas durante las tareas de trabajo de campo etnográfico del equipo de investigación (Marta Farré, David Florido, Inmaculada Martínez y Sandra Poblet), realizado entre 2015 y 2016. Pudimos recorrer los 17 puertos de interés pesquero del litoral andaluz dependientes de la Junta de Andalucía, con el objetivo de inventariar los elementos, materiales e inmateriales, de interés patrimonial de los puertos y sus entornos. Imágenes, descripciones y entrevistas constituyeron las técnicas fundamentales de este periplo, que dio como resultado el Atlas del Patrimonio Cultural en los Puertos de Interés Pesquero de Andalucía, publicado vía web: https://grupos.us.es/puertosandaluces.

 

Remienda en el puerto de Adra

La sombra de este pescador jubilado proyecta la tibia luz de una mañana de invierno en el puerto de Adra (Almería). Sus saberes, su postura, sus pies y sus manos son las herramientas para rehacer el arte “claro”, llamado así por su amplitud o claro de malla. La fisiología y la cognición humana colaborando como artefactos técnicos clave en las pesquerías artesanales. La flota de pequeña escala, especializada en salidas hacia caladeros próximos y organizada sobre relaciones familiares mayoritariamente, se ha convertido en un sector refugio en muchos puertos pesqueros andaluces. Los marineros de más edad siguen acometiendo tareas insustituibles por su pericia técnica y su resistencia física y psíquica.

Entre el trabajo y el ocio

Los cuartos de armadores de los puertos son mundos abigarrados de pertrechos y chismes de pesca, de recuerdos…, sobre los que se pueden hilar historias pasadas y recientes de la Andalucía marinera. El visitante curioso puede disfrutar de cómo el tiempo teje simultáneamente la labor del experimentado pescador que “monta” un trasmallo y el ocio de sus amigos y compañeros jubilados que pasan la mañana jugando a los naipes. Este cuarto de Garrucha (Almería) es un lugar lleno de vida, de saber, de expectativa, de tiempo.

Postal marenga: jábega

Desde hace varios siglos el arte de la jábega ha dominado en las playas andaluzas, siendo su perfil, su trajín y sus artefactos los que más se repetían en nuestras costas. En la Andalucía mediterránea, la “marenga”, se denominaba rebalaje a ese espacio colonizado por este arte de tiro desde la playa, prohibido desde los principios de los años ochenta. Sin embargo, en la playa a poniente del puerto de Atunara (Línea de la Concepción), todavía se puede disfrutar de esta estampa, injertada en el presente. Las betas (sogas) para las faenas de tiro del arte de jábega se hallan dispuestas en esta playa solitaria de amanecida, a la espera de que empiece el lance para la captura de pequeños pelágicos que se acercan al rompiente de las olas. La modesta embarcación impresiona en su altiva sencillez, quizá consciente de que es la última de las jábegas andaluzas que pueden seguir pescando.

El descanso de los barcos

Andalucía se ha significado históricamente por la importancia de sus  astilleros y carpinterías de ribera para la fabricación de barcos. De esa industria apenas quedan algunos testigos aislados, pero los barcos siguen necesitando sus períodos de descanso, para lo cual en cada puerto pesquero existen instalaciones donde varar las embarcaciones: al menos una vez al año, el pescador ha de faenar en seco. Esto significa limpiar el caso de “escaramujo”, pasar la patente, pintar, arreglar desperfectos, revisar la mecánica y equipos hidráulicos…., en definitiva, disimular el paso del tiempo y del esfuerzo sobre las herramientas de trabajo. La mayor parte de estas tareas son realizadas por los mismos tripulantes de las embarcaciones. Algunos varaderos, como el de Atunara (La Línea de la Concepción), nos permiten disfrutar de la plasticidad que resulta del varamiento de los buques custodiados por los artes de rastro para la pesca del corruco, la principal pesquería en esta localidad.

  • Remienda en el puerto de Adra 
La sombra de este pescador jubilado proyecta la tibia luz de una mañana de invierno en el puerto de Adra (Almería). Sus saberes, su postura, sus pies y sus manos son las herramientas para rehacer el arte “claro”, llamado así por su amplitud o claro de malla. La fisiología y la cognición humana colaborando como artefactos técnicos clave en las pesquerías artesanales. La flota de pequeña escala, especializada en salidas hacia caladeros próximos y organizada sobre relaciones familiares mayoritariamente, se ha convertido en un sector refugio en muchos puertos pesqueros andaluces. Los marineros de más edad siguen acometiendo tareas insustituibles por su pericia técnica y su resistencia física y psíquica.
  • Entre el trabajo y el ocio 
Los cuartos de armadores de los puertos son mundos abigarrados de pertrechos y chismes de pesca, de recuerdos…, sobre los que se pueden hilar historias pasadas y recientes de la Andalucía marinera. El visitante curioso puede disfrutar de cómo el tiempo teje simultáneamente la labor del experimentado pescador que “monta” un trasmallo y el ocio de sus amigos y compañeros jubilados que pasan la mañana jugando a los naipes. Este cuarto de Garrucha (Almería) es un lugar lleno de vida, de saber, de expectativa, de tiempo.
  • Postal marenga: jábega
Desde hace varios siglos el arte de la jábega ha dominado en las playas andaluzas, siendo su perfil, su trajín y sus artefactos los que más se repetían en nuestras costas. En la Andalucía mediterránea, la “marenga”, se denominaba rebalaje a ese espacio colonizado por este arte de tiro desde la playa, prohibido desde los principios de los años ochenta. Sin embargo, en la playa a poniente del puerto de Atunara (Línea de la Concepción), todavía se puede disfrutar de esta estampa, injertada en el presente. Las betas (sogas) para las faenas de tiro del arte de jábega se hallan dispuestas en esta playa solitaria de amanecida, a la espera de que empiece el lance para la captura de pequeños pelágicos que se acercan al rompiente de las olas. La modesta embarcación impresiona en su altiva sencillez, quizá consciente de que es la última de las jábegas andaluzas que pueden seguir pescando.
  • El descanso de los barcos
Andalucía se ha significado históricamente por la importancia de sus  astilleros y carpinterías de ribera para la fabricación de barcos. De esa industria apenas quedan algunos testigos aislados, pero los barcos siguen necesitando sus períodos de descanso, para lo cual en cada puerto pesquero existen instalaciones donde varar las embarcaciones: al menos una vez al año, el pescador ha de faenar en seco. Esto significa limpiar el caso de “escaramujo”, pasar la patente, pintar, arreglar desperfectos, revisar la mecánica y equipos hidráulicos…., en definitiva, disimular el paso del tiempo y del esfuerzo sobre las herramientas de trabajo. La mayor parte de estas tareas son realizadas por los mismos tripulantes de las embarcaciones. Algunos varaderos, como el de Atunara (La Línea de la Concepción), nos permiten disfrutar de la plasticidad que resulta del varamiento de los buques custodiados por los artes de rastro para la pesca del corruco, la principal pesquería en esta localidad.

 

Declaración de la Montería y la Rehala como BIC de Andalucía

Investigador responsable: David Florido del Corral, Dpto. de Antropología Social

Diferentes imágenes fueron tomadas durante el trabajo etnográfico del proyecto: Declaración de la Montería y la Rehala como BIC de Andalucía. Informe Técnico (2921/0819). Noviembre 2016-Mayo 2017, bajo la dirección de Pablo Palenzuela Chamorro, Catedrático del Departamento de Antropología Social. Las instantáneas, entre las que se encuentra la que aquí se expone, corresponden a las realizadas en el curso del trabajo de campo de esta investigación, llevada a cabo en pueblos monteros de las serranías andaluzas (Huelva, Cádiz, Sevilla, Córdoba y Jaén), en los distintos momentos de la organización de monterías: juntas para el sorteo, batidas en la mancha, juntas de carne y comidas sociales con las que se cierran este tipo de actividades cinegéticas.

 

Camino al cazadero (Los Barrios, Cádiz)

Una vez que se ha realizado el sorteo, los cazadores dispuestos en las armadas son llevados por el “postor” hacia cada una de las puertas. Si antes eran las caballerías las encargadas de realizar esta labor, hoy la regla consiste en que los monteros acudan motorizados hasta que la inaccesibilidad de los terrenos obliga a poner pie en tierra para llegar a cada puesto de caza. El postor, que encabeza el grupo, irá situando a cada quien en el puesto que le tocó en suerte, en armadas que, o bien se sitúan en las zonas limítrofe de la finca (armadas de cierre), o bien en zonas de travesía interior (“traviesas”). La visibilidad, la pendiente, la posición relativa de los puestos en relación a las veredas por donde transitan habitualmente las reses o la dirección del viento, serán los factores que el cazador tendrá en cuenta para tener una mejor o peor predisposición con la “puerta” que le ha tocado en suerte.

Una vez carguen los rifles, esperaran silenciosos en sus puestos, pasando lo más desapercibidos posibles, a pesar de las inclemencias del tiempo. Las voces de los perreros y los ladridos de las rehalas cuando atisban un rastro serán señales que los mantendrán alerta, a la espera de que entre una res entre la vegetación. Describen el momento en el que la presienten como un momento de máxima tensión por la descarga de adrenalina. Pero deben seleccionar su disparo en función de la edad de la red, su sexo y de si existe algún peligro para los cazadores de puestos próximos.

Tendrán que esperar a ser recogidos de nuevo por el postor, acompañado por los monteros que han compartido armada, y todos se dirigirán a la comida con la que se cierra la montería.

A la voz

La suelta de la rehala de perros da inicio a la montería propiamente dicha. En posiciones previamente acordadas por el capitán de montería, varias rehalas de aproximadamente una veintena de perros va cubriendo la “mancha”, el territorio sobre el que va a discurrir la caza. Los perros “campean” siguiendo las voces de los perreros. El voceo, además, sirve como vehículo de comunicación entre éstos, para localizarse mutuamente e ir cubriendo la mancha de forma acompasada. El elemento sensorial más reconocible en los días de montería es este diálogo de voces, rompiendo la espesura de encinares, pinares, coscojeras…. El perrero gusta de investigar las pistas de las reses, comprobar que las pisadas y camas están frescas (indicio de que hay animales en la mancha); así como de leer el comportamiento de sus perros: si están excitados ante la presencia de algún rastro, si merodean cerca o se alejan, si vuelven con sangre en los hocicos, si se aburen al no encontrar reses y vuelven a menudo junto al rehalero… En algunos momentos, el perrero descansa, otea el horizonte y echa el cigarro, mientras sigue voceando a sus perros.

Es el perrero y su rehala quienes hacen posible, técnicamente, la montería. Para ello, ha de atravesar la espesura del matorral mediterráneo, lo que exige un equipamiento adecuado: zahones de cuero, polainas, botas… Las normativas de seguridad recientes los distinguen con gorras y chalecos reflectantes, rompiendo así toda la estética de camuflaje que rodea a la caza. Y, sobre todo, tiene dos instrumentos para enfrentarse a las reses cuerpo a cuerpo, si es necesario: el cuchillo y el perro de presa, que no se separa de él y que es el que protagoniza el “agarre”.

Comensalismo (Paterna del Campo, Huelva)

La comida que culmina la montería, bien en la sede de las sociedades y peñas, bien en campo, como atestigua esta imagen, supone el momento de disfrute de los lazos sociales, ampliando la comunidad montera a familiares y amigos de los cazadores. El modelo que atestigua esta imagen es el de lo que se conoce como “montería social”, que se remata con un almuerzo en el campo, dispuesto con las aportaciones de cada grupo familiar. Embutidos, tortillas y carne son alimentos imprescindibles en estos almuerzos, así como guisos monteros, realizados a base de carne de caza. Es una peculiaridad de esta zona la caldereta de jabalí, incluyendo el “corato”, nombre que recibe el duro pellejo de este animal que queda muy gelatinoso en el guiso. Los aficionados de esta sociedad celebran la caldereta con corato por encima de cualquier otra vianda.

Conforme pasan las horas, las conversaciones sobre la jornada de caza van dando paso a la recuperación de recuerdos, a las bromas y chanzas. Entretanto, van volviendo los perros de las rehalas y, llegado un punto de la tarde, antes de la oscurecida, la mesa donde se han sentado a comer los perreros inicia el momento del cante. Surgen fandangos de distintas voces que se suceden, cuyas letras recrean el mundo de la caza, haciendo emerger un momento.

El sorteo (sede de la Sociedad de Cazadores en Paterna del Campo, Huelva)

La montería tiene un ritual con una serie de actos secuenciados, el primero de los cuales es el sorteo. Mediante este acto, los cazadores serán ubicados en los distintos “puestos” o “puertas” de las “armadas” (serie sucesiva de puestos dentro de la “mancha” o territorio de caza). Será la suerte la que dirimirá las posiciones en las que, eventualmente, entrarán las reses. Después, será la pericia de cada cazador la que garantizará que se consiga o no abatir al animal.

Los sorteos se realizan tanto en el campo, como en las sedes de las sociedades de cazadores. En este caso, los socios han acudido temprano para desayunar (migas, tostadas y café, anís), haciendo del momento previo a la salida al campo un espacio ritualizado de encuentro y concentración de la expectativa de la partida de caza. El sorteo se escenifica desde una mesa alargada desde donde el secretario de la sociedad va llamando a cada socio para que extraiga la papeleta que le ubicará en la puerta correspondiente. A continuación, el presidente dará unas indicaciones sobre seguridad, las especies que pueden ser capturadas, si es posible descastar hembras o no, normas de comportamiento del buen cazador o sobre la comida con que se cerrará la jornada.

A pesar de lo temprano de todo este proceso, los niños imitan a sus mayores: se visten de montería, acuden al sorteo y van conociendo los tiempos y ritmos de la actividad. Sólo algunos de ellos acompañarán, pasados unos años, a algún familiar o amigo a los puestos desde donde aprender en la práctica el hábito de montear.

  • Camino al cazadero (Los Barrios, Cádiz)
Una vez que se ha realizado el sorteo, los cazadores dispuestos en las armadas son llevados por el “postor” hacia cada una de las puertas. Si antes eran las caballerías las encargadas de realizar esta labor, hoy la regla consiste en que los monteros acudan motorizados hasta que la inaccesibilidad de los terrenos obliga a poner pie en tierra para llegar a cada puesto de caza. El postor, que encabeza el grupo, irá situando a cada quien en el puesto que le tocó en suerte, en armadas que, o bien se sitúan en las zonas limítrofe de la finca (armadas de cierre), o bien en zonas de travesía interior (“traviesas”). La visibilidad, la pendiente, la posición relativa de los puestos en relación a las veredas por donde transitan habitualmente las reses o la dirección del viento, serán los factores que el cazador tendrá en cuenta para tener una mejor o peor predisposición con la “puerta” que le ha tocado en suerte.
Una vez carguen los rifles, esperaran silenciosos en sus puestos, pasando lo más desapercibidos posibles, a pesar de las inclemencias del tiempo. Las voces de los perreros y los ladridos de las rehalas cuando atisban un rastro serán señales que los mantendrán alerta, a la espera de que entre una res entre la vegetación. Describen el momento en el que la presienten como un momento de máxima tensión por la descarga de adrenalina. Pero deben seleccionar su disparo en función de la edad de la red, su sexo y de si existe algún peligro para los cazadores de puestos próximos.
Tendrán que esperar a ser recogidos de nuevo por el postor, acompañado por los monteros que han compartido armada, y todos se dirigirán a la comida con la que se cierra la montería.
  • A la voz
La suelta de la rehala de perros da inicio a la montería propiamente dicha. En posiciones previamente acordadas por el capitán de montería, varias rehalas de aproximadamente una veintena de perros va cubriendo la “mancha”, el territorio sobre el que va a discurrir la caza. Los perros “campean” siguiendo las voces de los perreros. El voceo, además, sirve como vehículo de comunicación entre éstos, para localizarse mutuamente e ir cubriendo la mancha de forma acompasada. El elemento sensorial más reconocible en los días de montería es este diálogo de voces, rompiendo la espesura de encinares, pinares, coscojeras…. El perrero gusta de investigar las pistas de las reses, comprobar que las pisadas y camas están frescas (indicio de que hay animales en la mancha); así como de leer el comportamiento de sus perros: si están excitados ante la presencia de algún rastro, si merodean cerca o se alejan, si vuelven con sangre en los hocicos, si se aburen al no encontrar reses y vuelven a menudo junto al rehalero… En algunos momentos, el perrero descansa, otea el horizonte y echa el cigarro, mientras sigue voceando a sus perros.
Es el perrero y su rehala quienes hacen posible, técnicamente, la montería. Para ello, ha de atravesar la espesura del matorral mediterráneo, lo que exige un equipamiento adecuado: zahones de cuero, polainas, botas… Las normativas de seguridad recientes los distinguen con gorras y chalecos reflectantes, rompiendo así toda la estética de camuflaje que rodea a la caza. Y, sobre todo, tiene dos instrumentos para enfrentarse a las reses cuerpo a cuerpo, si es necesario: el cuchillo y el perro de presa, que no se separa de él y que es el que protagoniza el “agarre”.
  • Comensalismo (Paterna del Campo, Huelva)
La comida que culmina la montería, bien en la sede de las sociedades y peñas, bien en campo, como atestigua esta imagen, supone el momento de disfrute de los lazos sociales, ampliando la comunidad montera a familiares y amigos de los cazadores. El modelo que atestigua esta imagen es el de lo que se conoce como “montería social”, que se remata con un almuerzo en el campo, dispuesto con las aportaciones de cada grupo familiar. Embutidos, tortillas y carne son alimentos imprescindibles en estos almuerzos, así como guisos monteros, realizados a base de carne de caza. Es una peculiaridad de esta zona la caldereta de jabalí, incluyendo el “corato”, nombre que recibe el duro pellejo de este animal que queda muy gelatinoso en el guiso. Los aficionados de esta sociedad celebran la caldereta con corato por encima de cualquier otra vianda.
Conforme pasan las horas, las conversaciones sobre la jornada de caza van dando paso a la recuperación de recuerdos, a las bromas y chanzas. Entretanto, van volviendo los perros de las rehalas y, llegado un punto de la tarde, antes de la oscurecida, la mesa donde se han sentado a comer los perreros inicia el momento del cante. Surgen fandangos de distintas voces que se suceden, cuyas letras recrean el mundo de la caza, haciendo emerger un momento.
  • El sorteo (sede de la Sociedad de Cazadores en Paterna del Campo, Huelva)
La montería tiene un ritual con una serie de actos secuenciados, el primero de los cuales es el sorteo. Mediante este acto, los cazadores serán ubicados en los distintos “puestos” o “puertas” de las “armadas” (serie sucesiva de puestos dentro de la “mancha” o territorio de caza). Será la suerte la que dirimirá las posiciones en las que, eventualmente, entrarán las reses. Después, será la pericia de cada cazador la que garantizará que se consiga o no abatir al animal.
Los sorteos se realizan tanto en el campo, como en las sedes de las sociedades de cazadores. En este caso, los socios han acudido temprano para desayunar (migas, tostadas y café, anís), haciendo del momento previo a la salida al campo un espacio ritualizado de encuentro y concentración de la expectativa de la partida de caza. El sorteo se escenifica desde una mesa alargada desde donde el secretario de la sociedad va llamando a cada socio para que extraiga la papeleta que le ubicará en la puerta correspondiente. A continuación, el presidente dará unas indicaciones sobre seguridad, las especies que pueden ser capturadas, si es posible descastar hembras o no, normas de comportamiento del buen cazador o sobre la comida con que se cerrará la jornada.
A pesar de lo temprano de todo este proceso, los niños imitan a sus mayores: se visten de montería, acuden al sorteo y van conociendo los tiempos y ritmos de la actividad. Sólo algunos de ellos acompañarán, pasados unos años, a algún familiar o amigo a los puestos desde donde aprender en la práctica el hábito de montear.

 

Renewable energy and landscape quality (RELY)

Investigador responsable: Juan José González López, Departamento de Geografía Humana

Las fotografías, entre las que se encuentra la que aquí se expone, se enmarcan en el proyecto europeo COST Action TU1401. Renewable energy and landscape quality (RELY): los paisajes energéticos. El objetivo principal del proyecto es propiciar una mejor comprensión de cómo la protección y gestión del paisaje europeo y la expansión de la explotación de las energías renovables pueden ser reconciliadas a fin de contribuir social y ambientalmente a la transformación sostenible de los sistemas energéticos. La Acción investiga las interrelaciones entre la producción de energía renovable y la calidad paisajística, así como el papel desempeñado por la intervención pública en la integración de sistemas energéticos renovables. Pretende mejorar los presupuestos en la toma de decisiones, así como desarrollar directrices para la participación pública en la planificación de sistemas de energía renovable. Todo ello pone de manifiesto las enormes posibilidades del desarrollo de un paisaje sostenible, con la introducción de usos innovadores del territorio (manteniendo, por ejemplo, los usos tradicionales), capaces de producir sinergias entre la calidad del paisaje y las propias energías.

 

Paisaje energético

Vista de la Campiña de Osuna y Écija desde la zona conocida como “Las Viñas” en Osuna. La presencia de los aerogeneradores salpica las teselas de vegetación forestal, pequeños huertos y retazos de vid y olivo, y viviendas ligadas a 2ª residencia.

Retén

El uso de la ganadería en el control de la vegetación arvense en plantas solares es una práctica bastante extendida. En la imagen, la cabaña bovina realiza el control de una planta solar fotovoltaica en la campiña de Carmona.

Tres

La incorporación de grandes infraestructuras en el paisaje de Campiña genera impactos notables. Poco habituales en la provincia de Sevilla, por la escasez de recurso eólico, estos aerogeneradores marcan la visibilidad en la Campiña de Osuna – Écija, siendo avistados desde gran parte de la comarca.

  • Paisaje energético
Vista de la Campiña de Osuna y Écija desde la zona conocida como “Las Viñas” en Osuna. La presencia de los aerogeneradores salpica las teselas de vegetación forestal, pequeños huertos y retazos de vid y olivo, y viviendas ligadas a 2ª residencia.
  • Retén
El uso de la ganadería en el control de la vegetación arvense en plantas solares es una práctica bastante extendida. En la imagen, la cabaña bovina realiza el control de una planta solar fotovoltaica en la campiña de Carmona.
  • Tres
La incorporación de grandes infraestructuras en el paisaje de Campiña genera impactos notables. Poco habituales en la provincia de Sevilla, por la escasez de recurso eólico, estos aerogeneradores marcan la visibilidad en la Campiña de Osuna – Écija, siendo avistados desde gran parte de la comarca.

 

Gitanos americanos en Ciudad de México

Investigador responsable: David Lagunas Arias, Departamento de Antropología social

El estudio de la migración de Gitanos españoles a México se enmarca en el proyecto GOVDIV-IRSES-612617 Multilevel governance of cultural diversity in a comparative perspective: EU-Latin America Project, del 7º Programa Marco de la Unión Europea (20142017). Básicamente se ocupa de analizar realidades cercanas a la vida cotidiana de una pequeña comunidad de Gitanos españoles "americanos", que residen en la colonia Juárez de la “Zona Rosa” de la Ciudad de México, un vecindario de un status socioeconómico de nivel medio y alto. Interesa destacar cómo los Gitanos afirman su presencia en el mundo al observar las relaciones que establecen las personas en la vida cotidiana. Esta identidad es la vida misma de los Gitanos, el amor a su tiempo y espacio, y su respeto a los antepasados. La especificidad entre los Gitanos consiste en la articulación de elementos de sus ritmos sociales (lúdicos, económicos, etc.). Estos responden a una necesidad interna de oscilación de la sociedad que construyen el gusto por la vida social y el cultivo del consenso social: el reencuentro cada tarde-noche en la plaza del barrio, en las cafeterías, en los hoteles, en los salones de juego, y en los restaurantes como MacDonald’s. Allí, cotidianamente se subraya la importancia de los lazos y vínculos sociales así como la importancia de vivir en sociedad, el reconocimiento existencial y vivencial de la necesidad de contar con la sociedad. En ello radica la importancia de la vida cotidiana en comunidad y la necesidad de contacto y de reencuentro continuados para la reproducción cultural. Para los Gitanos "ponerse de acuerdo” es también jugar al dominó y a las cartas; y también cenar juntos cada noche en MacDonald's. En ello radica la vida.

 

Vidas ordinarias en MacDonald's

El restaurante MacDonald's de la colonia Juárez no es solo un fast food sino el lugar habitual para reunirse y estar juntas las familias cada noche. Una especie de ágora griega. Los Gitanos son una cultura connotativa. Agregan continuamente significados a otros materiales culturales que ya poseen un significado en el mundo Payo (no-Gitano). Es decir, "gitanizan" el mundo. MacDonald's, así, es re-significado y "gitanizado": las familias se reúnen en la noche, se cena, se habla, se conversa y se pierde el tiempo por el puro placer de estar juntos. También se escuchan relatos y narraciones del pasado y del presente, una memoria vívida sobre la vida de los Gitanos en el universo Payo de hace años, de la semana anterior, del día de ayer o de la mañana del día corriente de forma que el pasado y el presente se fusionan en un evento continuo. Es el espacio privilegiado donde la frecuentación intensiva del reencuentro nocturno se convierte en la esencia de la sociabilidad. La vida en última instancia. Y eso solo lo saben los Gitanos.

El juego del dominó es como el juego de las nutrias: una meta-comunicación

Durante el juego del dominó las jugadas se analizan, se vuelve atrás, se reinicia, se modifica, se muestra qué hubiera ocurrido si otra ficha se hubiera puesto en lugar de otra...y los hombres discuten acaloradamente. El dominó es como el juego de las nutrias que estudia Gregory Bateson y cómo necesitan indicar que lo que están haciendo solo es un juego y no un peligro o algo amenazante. Una meta-comunicación. Muy raramente, se prende la chispa y estalla el conflicto. En una ocasión dos contrincantes se enfadaron en el juego del dominó y se pelearon entre las dos familias. Hoy estas dos familias siguen peleadas y viviendo lejos una de la otra.

El juego del dominó también es una metáfora del éxito y el fracaso en la venta ambulante

Los Gitanos son comerciantes ambulantes de género textil (chaquetas de piel) y otros complementos. Muchas de sus ventas dependen de la "suerte". Vender es como el juego: a veces se gana y a veces se pierde. Es incierto. Nunca se puede prever el resultado. En el dominó se recurre a la astucia y el engaño, como en la venta ambulante se recurre a las habilidades para seducir y persuadir al cliente. Este ejercicio ritual es una pedagogía sentimental. También se lanzan groserías al contrario o al compañero, como un acto de afirmación de la virilidad. Los Gitanos pasan largas jornadas en la tarde jugando al dominó, lo cual es una seña de la vitalidad de esta comunidad. En esta fotografía se muestra a varios hombres jugando al dominó en el reservado de un hotel de la colonia Juárez y al fondo en la pared se observan las fotografías de María Félix o Pedro Infante, iconos de la etapa de oro del cine mexicano.

Juego profundo: el billar y el honor masculino

El billar se juega solo los domingos. El salón de los billares es un tugurio ubicado en un edificio viejo y sórdido, el cual contrasta con los edificios más nobles y modernistas de la colonia Juárez. Los hombres beben y comen juntos. La dieta es grasa: tacos, hamburguesas y patatas, refrescos con azúcar, cerveza y whisky; también café negro. La comida y la afirmación de la hombría y la virilidad van unidas así como los embates del juego donde lucirse en el billar es también un signo de reconocimiento y estima social del honor masculino, como Clifford Geertz señala sobre las riñas de gallos en Bali, supeditada a un principio ideológico de igualdad entre  varones.

  • Vidas ordinarias en MacDonald's
El restaurante MacDonald's de la colonia Juárez no es solo un fast food sino el lugar habitual para reunirse y estar juntas las familias cada noche. Una especie de ágora griega. Los Gitanos son una cultura connotativa. Agregan continuamente significados a otros materiales culturales que ya poseen un significado en el mundo Payo (no-Gitano). Es decir, "gitanizan" el mundo. MacDonald's, así, es re-significado y "gitanizado": las familias se reúnen en la noche, se cena, se habla, se conversa y se pierde el tiempo por el puro placer de estar juntos. También se escuchan relatos y narraciones del pasado y del presente, una memoria vívida sobre la vida de los Gitanos en el universo Payo de hace años, de la semana anterior, del día de ayer o de la mañana del día corriente de forma que el pasado y el presente se fusionan en un evento continuo. Es el espacio privilegiado donde la frecuentación intensiva del reencuentro nocturno se convierte en la esencia de la sociabilidad. La vida en última instancia. Y eso solo lo saben los Gitanos.
  • El juego del dominó es como el juego de las nutrias: una meta-comunicación
Durante el juego del dominó las jugadas se analizan, se vuelve atrás, se reinicia, se modifica, se muestra qué hubiera ocurrido si otra ficha se hubiera puesto en lugar de otra...y los hombres discuten acaloradamente. El dominó es como el juego de las nutrias que estudia Gregory Bateson y cómo necesitan indicar que lo que están haciendo solo es un juego y no un peligro o algo amenazante. Una meta-comunicación. Muy raramente, se prende la chispa y estalla el conflicto. En una ocasión dos contrincantes se enfadaron en el juego del dominó y se pelearon entre las dos familias. Hoy estas dos familias siguen peleadas y viviendo lejos una de la otra.
  • El juego del dominó también es una metáfora del éxito y el fracaso en la venta ambulante
Los Gitanos son comerciantes ambulantes de género textil (chaquetas de piel) y otros complementos. Muchas de sus ventas dependen de la "suerte". Vender es como el juego: a veces se gana y a veces se pierde. Es incierto. Nunca se puede prever el resultado. En el dominó se recurre a la astucia y el engaño, como en la venta ambulante se recurre a las habilidades para seducir y persuadir al cliente. Este ejercicio ritual es una pedagogía sentimental. También se lanzan groserías al contrario o al compañero, como un acto de afirmación de la virilidad. Los Gitanos pasan largas jornadas en la tarde jugando al dominó, lo cual es una seña de la vitalidad de esta comunidad. En esta fotografía se muestra a varios hombres jugando al dominó en el reservado de un hotel de la colonia Juárez y al fondo en la pared se observan las fotografías de María Félix o Pedro Infante, iconos de la etapa de oro del cine mexicano.
  • Juego profundo: el billar y el honor masculino
El billar se juega solo los domingos. El salón de los billares es un tugurio ubicado en un edificio viejo y sórdido, el cual contrasta con los edificios más nobles y modernistas de la colonia Juárez. Los hombres beben y comen juntos. La dieta es grasa: tacos, hamburguesas y patatas, refrescos con azúcar, cerveza y whisky; también café negro. La comida y la afirmación de la hombría y la virilidad van unidas así como los embates del juego donde lucirse en el billar es también un signo de reconocimiento y estima social del honor masculino, como Clifford Geertz señala sobre las riñas de gallos en Bali, supeditada a un principio ideológico de igualdad entre  varones.

 

O Baixo e Médio Guadiana (sécs. VIII a.C. – I d.C.): percursos de uma frontera (ANA-lise / ANA-lisis)

Investigadores responsables: Francisco José García Fernández y Pedro Albuquerque, Dpto. de Prehistoria y Arqueología

Se trata de un proyecto de investigación financiado por la Fundação para a Ciência e a Tecnologia de Portugal, coordinado por el Dr. Pedro Albuquerque y desarrollado entre la Universidade de Lisboa y la Universidad de Sevilla. Su principal objetivo, como su nombre indica, es el estudio arqueológico del Bajo y Medio Guadiana durante la Protohistoria y los primeros siglos de la presencia romana como espacio de frontera desde una perspectiva histórica, paisajística y patrimonial. Las tres coinciden en la dimensión cultural de este fenómeno, más allá de los aspectos estrictamente sociopolíticos o territoriales, lo que implica concebir la frontera no sólo como límite, sino también como lugar de confluencia y negociación. Una de las líneas de trabajo planteada es el estudio del paisaje de frontera a través del análisis de la estructura del poblamiento, los modelos de ocupación, las formas de aprovechamiento del territorio y su evolución a lo largo del tiempo, con el fin de detectar las continuidades y discontinuidades, así como de explorar los procesos sociopolíticos, económicos y culturales que contribuyen a su construcción. Esta línea de trabajo, en la que participan como codirectores Francisco J. García Fernández (Universidad de Sevilla) y Mª de Fátima Palma (Campo Arqueológico de Mértola), se inició el verano de 2016 con la prospección de ambas márgenes del Guadiana, aguas arriba de Mértola, en la zona conocida como azenhas do Guadiana. Esta se caracteriza, además, por un importante patrimonio natural y etnográfico, resultado, por un lado, de las formas de vida tradicionales de estas poblaciones y, por el otro, de la condición fronteriza secular de sus territorios. Las fotografías obtenidas, entre las que se encuentra la que aquí se expone, corresponden a este aspecto de la investigación: el paisaje como síntesis perceptiva de la huella humana sobre el territorio.

Aguas mansas

El Guadiana aguasarriba de Mértola, donde ya no se deja sentir el efecto de las mareas.

Azenhas do Guadiana

Estructura de Moinho da Brava junto al cauce del Guadiana.

Último testemunho

Las azenhas son los últimos testimonios de las construcciones que jalonaban el curso del Guadiana, aguas arriba del municipio de Mértola, en el tramo en que este río deja de servir de frontera con España. Estos molinos ocupan puntos clave en su curso, asociado a bajos y vados que históricamente han sido utilizados como lugares de paso y de aprovechamiento económico. Algunos de ellos se han restaurado aunque otros, como Moinho da Brava, resisten el paso del tiempo como testigos mudos de unas formas de vida ancestrales, hoy desaparecidas.

Una pausa en el camino

 El cauce del Guadiana, con un caudal bajo mínimos, durante los meses de verano.

  • Aguas mansas
El Guadiana aguasarriba de Mértola, donde ya no se deja sentir el efecto de las mareas.
  • Azenhas do Guadiana
Estructura de Moinho da Brava junto al cauce del Guadiana.
  • Último testemunho
Las azenhas son los últimos testimonios de las construcciones que jalonaban el curso del Guadiana, aguas arriba del municipio de Mértola, en el tramo en que este río deja de servir de frontera con España. Estos molinos ocupan puntos clave en su curso, asociado a bajos y vados que históricamente han sido utilizados como lugares de paso y de aprovechamiento económico. Algunos de ellos se han restaurado aunque otros, como Moinho da Brava, resisten el paso del tiempo como testigos mudos de unas formas de vida ancestrales, hoy desaparecidas.
  • Una pausa en el camino
 El cauce del Guadiana, con un caudal bajo mínimos, durante los meses de verano.

 

Las periferias urbanas: los cambios de usos de suelo y la emergencia de los paisajes fragmentados

Investigadores responsables: Miguel García Martín y Gonzalo Barroso Peña, Dpto. de Geografía Humana


La distinción clásica entre lo urbano y lo rural ha perdido en muchas partes del mundo su significado. En el límite físico y conceptual de ambos dominios espaciales se localizan nuevos procesos de ocupación espacial —denominados ciudad difusa, urbanización del campo, periurbanización...—, que se caracterizan, entre otras muchas cosas, por generar paisajes desordenados, fragmentados y carentes de identidad. Estas piezas urbanas latentes, en constante estado de inminencia, son el retrato de un modelo de desarrollo económico y territorial basado en el ladrillo, con consecuencias que aún hoy son difícilmente mesurables. El proyecto urbanístico y turístico de Costa Esuri, junto a la desembocadura del río Guadiana, es un enorme complejo residencial, hotelero y de golf que ocupa unas 400 ha (casi duplica la superficie del núcleo urbano de Ayamonte). Por su parte, en los municipios del Aljarafe, en el sector occidental de la aglomeración urbana de Sevilla, existen numerosos casos de promociones residenciales que han quedado paralizadas, lo que se ha dado en llamar urbanizaciones fantasma. Ambos ejemplos suponen un retrato significativo de los anacolutos territoriales que jalonan las áreas litorales y la periferia de las grandes ciudades andaluzas.

Transformaciones urbanas 1

El proyecto urbanístico y turístico de Costa Esuri, junto a la desembocadura del río Guadiana, es un enorme complejo residencial, hotelero y de golf que ocupa unas 400 ha (casi duplica la superficie del núcleo urbano de Ayamonte). Por su parte, en los municipios del Aljarafe, en el sector occidental de la aglomeración urbana de Sevilla, existen numerosos casos de promociones residenciales que han quedado paralizadas, lo que se ha dado en llamar urbanizaciones fantasma, como la correspondiente a las fotografías, en Camas. Ambos ejemplos suponen un retrato significativo de los anacolutos territoriales que jalonan las áreas litorales y la periferia de las grandes ciudades andaluza .

Transformaciones urbanas 2 (Costa Esuri – Ayamonte, Huelva)

¿Dónde termina la ciudad y empieza el campo? La dificultad para encontrar una respuesta muestra que la distinción clásica entre lo urbano y lo rural ha perdido en muchas partes del mundo su significado. En los límites físicos (y conceptuales) de ambos dominios se localizan nuevos procesos de ocupación espacial —denominados ciudad difusa, urbanización del campo, periurbanización...— surgidos al calor de un modelo económico de desarrollo entregado al hormigón y el ladrillo. Sin embargo, la resaca del boom inmobiliario nos ha dejado con los despojos de aquella borrachera: paisajes desordenados, fragmentados y carentes de identidad; enormes bolsas de suelo inacabado, residenciales medio abandonados, urbanizaciones "fantasma", etc. El ejemplo de la fotografía es paradigmático: se trata de Costa Esuri, un proyecto urbanístico y turístico junto a la desembocadura del río Guadiana de unas 400 ha (casi el doble de la superficie del propio núcleo urbano de Ayamonte). Hoy en día este enorme complejo residencial, hotelero y de golf alterna algunas viviendas en uso con otras muchas en venta, a medio hacer o apenas proyectadas. Las ilusiones por convertir este rincón onubense en otro El Dorado se fueron desvaneciendo como la pintura de la valla publicitaria que lo anunciaba.

Transformaciones urbanas 3

La distinción clásica entre lo urbano y lo rural ha perdido en muchas partes del mundo su significado. En el límite físico y conceptual de ambos dominios espaciales se localizan nuevos procesos de ocupación espacial —denominados ciudad difusa, urbanización del campo, periurbanización...—, que se caracterizan, entre otras muchas cosas, por generar paisajes desordenados, fragmentados y carentes de identidad. Estas piezas urbanas latentes, en constante estado de inminencia, son el retrato de un modelo de desarrollo económico y territorial basado en el ladrillo, con consecuencias que aún hoy son difícilmente mesurables.

Transformaciones urbanas 4

La distinción clásica entre lo urbano y lo rural ha perdido en muchas partes del mundo su significado. En el límite físico y conceptual de ambos dominios espaciales se localizan nuevos procesos de ocupación espacial —denominados ciudad difusa, urbanización del campo, periurbanización...—, que se caracterizan, entre otras muchas cosas, por generar paisajes desordenados, fragmentados y carentes de identidad. Estas piezas urbanas latentes, en constante estado de inminencia, son el retrato de un modelo de desarrollo económico y territorial basado en el ladrillo, con consecuencias que aún hoy son difícilmente mesurables.

  • Transformaciones urbanas 1
El proyecto urbanístico y turístico de Costa Esuri, junto a la desembocadura del río Guadiana, es un enorme complejo residencial, hotelero y de golf que ocupa unas 400 ha (casi duplica la superficie del núcleo urbano de Ayamonte). Por su parte, en los municipios del Aljarafe, en el sector occidental de la aglomeración urbana de Sevilla, existen numerosos casos de promociones residenciales que han quedado paralizadas, lo que se ha dado en llamar urbanizaciones fantasma, como la correspondiente a las fotografías, en Camas. Ambos ejemplos suponen un retrato significativo de los anacolutos territoriales que jalonan las áreas litorales y la periferia de las grandes ciudades andaluza .
  • Transformaciones urbanas 2 (Costa Esuri – Ayamonte, Huelva)
¿Dónde termina la ciudad y empieza el campo? La dificultad para encontrar una respuesta muestra que la distinción clásica entre lo urbano y lo rural ha perdido en muchas partes del mundo su significado. En los límites físicos (y conceptuales) de ambos dominios se localizan nuevos procesos de ocupación espacial —denominados ciudad difusa, urbanización del campo, periurbanización...— surgidos al calor de un modelo económico de desarrollo entregado al hormigón y el ladrillo. Sin embargo, la resaca del boom inmobiliario nos ha dejado con los despojos de aquella borrachera: paisajes desordenados, fragmentados y carentes de identidad; enormes bolsas de suelo inacabado, residenciales medio abandonados, urbanizaciones "fantasma", etc. El ejemplo de la fotografía es paradigmático: se trata de Costa Esuri, un proyecto urbanístico y turístico junto a la desembocadura del río Guadiana de unas 400 ha (casi el doble de la superficie del propio núcleo urbano de Ayamonte). Hoy en día este enorme complejo residencial, hotelero y de golf alterna algunas viviendas en uso con otras muchas en venta, a medio hacer o apenas proyectadas. Las ilusiones por convertir este rincón onubense en otro El Dorado se fueron desvaneciendo como la pintura de la valla publicitaria que lo anunciaba.
  • Transformaciones urbanas 3
La distinción clásica entre lo urbano y lo rural ha perdido en muchas partes del mundo su significado. En el límite físico y conceptual de ambos dominios espaciales se localizan nuevos procesos de ocupación espacial —denominados ciudad difusa, urbanización del campo, periurbanización...—, que se caracterizan, entre otras muchas cosas, por generar paisajes desordenados, fragmentados y carentes de identidad. Estas piezas urbanas latentes, en constante estado de inminencia, son el retrato de un modelo de desarrollo económico y territorial basado en el ladrillo, con consecuencias que aún hoy son difícilmente mesurables.
  • Transformaciones urbanas 4
La distinción clásica entre lo urbano y lo rural ha perdido en muchas partes del mundo su significado. En el límite físico y conceptual de ambos dominios espaciales se localizan nuevos procesos de ocupación espacial —denominados ciudad difusa, urbanización del campo, periurbanización...—, que se caracterizan, entre otras muchas cosas, por generar paisajes desordenados, fragmentados y carentes de identidad. Estas piezas urbanas latentes, en constante estado de inminencia, son el retrato de un modelo de desarrollo económico y territorial basado en el ladrillo, con consecuencias que aún hoy son difícilmente mesurables.

 

La ruta de las Estrímnides. Comercio mediterráneo e interculturalidad en el Noroeste de Iberia

Investigador responsable: Eduardo Ferrer Albelda, Departamento de Prehistoria y Arqueología

Se trata de un proyecto de investigación correspondiente a la convocatoria de 2015 del Plan Estatal 2013-2016. Como tantos otros temas de la protohistoria hispana, el comercio mediterráneo con el noroeste de Iberia ha sido conocido y analizado durante décadas a partir de la documentación literaria griega y latina. Este heterogéneo conjunto de noticias esporádicas e indirectas es cuantitativamente poco importante, pero desde el punto de vista cualitativo muy significativo. En este discurso, no obstante, apenas se ha prestado atención a la documentación arqueológica, a pesar de que desde los años 20 del siglo XX se hallaron restos en algunos castros que podían haber proporcionado argumentos para un estudio crítico. Así pues, hasta los años 80 de ese mismo siglo, con algunas excepciones, no ha habido un interés por las evidencias materiales de contactos comerciales y los procesos que se esconden tras ellas. Nuestro principal objetivo es, por tanto, analizar las importaciones halladas en los castros gallegos y atribuirles un origen y una función dentro del circuito económico que afecta a la fachada atlántica y sur mediterránea de Iberia entre los siglos V y I a.C. Para ello, una de las líneas de investigación propuestas es la revisión y análisis de los materiales depositados en los museos de Galicia, procedentes de yacimientos especialmente relevantes, y estudiarlos en el marco de los contextos donde se utilizaron y amortizaron con el fin de entender su papel en el marco de estas comunidades. La primera campaña de estudio, de donde procede la fotografía que aquí se expone, se desarrolló en el Museo de Pontevedra, el Museo del Mar de Vigo y el Museo de A Coruña, consistiendo principalmente en el examen, documentación, cuantificación y registro gráfico de estos materiales.

Momentos de intimidad con el pasado

Registro gráfico de materiales en el Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña

Testimonios de las profundidades

Ánfora púnica de origen gaditano hallada en las aguas de la bahia de A Coruña.

Trabajo en equipo

El objetivo central del proyecto La ruta de las Estrímnides es el estudio de las importaciones mediterráneas en los castros gallegos, así como los circuitos comerciales que unieron fachada atlántica y el sur de la Península Ibérica durante la Edad del Hierro (siglos V y I a.C.). Una de las principales líneas de trabajo es la revisión y análisis de los materiales depositados en los museos de Galicia, procedentes de yacimientos especialmente relevantes. Entre ellos destacan las ánforas conservadas en el Museo de A Coruña, donde se tomó la imagen, que representa al equipo de trabajo en distintas tareas de documentación, cuantificación y registro gráfico.

Una pausa para la reflexión

Pausa para la reflexión en las instalaciones del Museo do Mar de Vigo

  • Momentos de intimidad con el pasado
Registro gráfico de materiales en el Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña
  • Testimonios de las profundidades
Ánfora púnica de origen gaditano hallada en las aguas de la bahia de A Coruña.
  • Trabajo en equipo
El objetivo central del proyecto La ruta de las Estrímnides es el estudio de las importaciones mediterráneas en los castros gallegos, así como los circuitos comerciales que unieron fachada atlántica y el sur de la Península Ibérica durante la Edad del Hierro (siglos V y I a.C.). Una de las principales líneas de trabajo es la revisión y análisis de los materiales depositados en los museos de Galicia, procedentes de yacimientos especialmente relevantes. Entre ellos destacan las ánforas conservadas en el Museo de A Coruña, donde se tomó la imagen, que representa al equipo de trabajo en distintas tareas de documentación, cuantificación y registro gráfico.
  • Una pausa para la reflexión
Pausa para la reflexión en las instalaciones del Museo do Mar de Vigo

 

Guinea Ecuatorial, 2015: Proy. GEF-UNDP 4185

Investigador responsable: Fernando Díaz del Olmo, Departamento de Geografía Física y Análisis Geográfico Regional


El proyecto ha consistido en la revisión y actualización de los Planes de Manejo validados del Parque Nacional Monte Alén, Reserva Natural de Río Campo y Reserva Natural de Estuario de Rio Muni y el establecimiento de directrices para una propuesta de Reserva de la Biosfera de la Región Continental y la Isla de Bioko (Guinea Ecuatorial). El proyecto, entre otros objetivos, también ha pretendido la elaboración de una guía de actividades y recomendaciones generadoras de ingresos en beneficio de la población de las Áreas Protegidas de la zona de trabajo, como alternativas sostenibles para la conservación de la biodiversidad (alternativas de caza, a prácticas agrícolas habituales como la quema, etc.), adaptadas a las propuestas de las zonas de gestión. Del mismo modo, se trataba de elaborar un modelo de coparticipación público-privado en la gestión de la biodiversidad en las áreas protegidas objeto del proyecto, adaptado a las dos propuestas de Reservas de la Biosfera de Guinea Ecuatorial y sus zonas de gestión. Para ello se ha desarrollado una metodología dirigida a obtener información directa acerca del territorio y sus recursos (trabajo de campo, interpretación de imágenes Landsat ETM+ y multiespectral, bases de datos, tratamiento de la conectividad biogeográfica y análisis de documentación bibliográfica) y de la población local a través de la evaluación participativa en talles y reuniones técnicas a partir de los documentos elaborados.

Las semillas del bejuco en el Parque Nacional de Monte Alén

Durante el recorrido de reconocimiento en la selva húmeda de Monte Alén, en el área continental de Guinea Ecuatorial, bajo la vigilancia y cuidado de los guías del Parque Nacional, pudimos identificar algunas de las especies de árboles con diámetros de tronco que sobrepasan los 3 metros, de los cuales cuelgan las lianas o bejucos, algunas de las cuales proporcionan vainas de semillas como las que el guía nos muestra en la imagen. Monte Alén es uno de los espacios protegidos más emblemáticos de Guinea Ecuatorial y de la cuenca del Congo, ya que en él tienen su hábitat los gorilas de llanura del país. En este espacio natural se capturó “copito de nieve”, que fue entregado al investigador español Jordi Sabater Pi (1922-2009). Este gorila albino se llevó en 1966 a la Península y fue el reclamo para los visitantes del zoo de Barcelona hasta 2003, fecha en la que murió.

La cascada de Ureka

En el extremo sur de la isla de Bioko, en Guinea Ecuatorial, y en un conjunto biogeográfico de selva monzónica con más de 10.000 mm de precipitación anual, uno de los records del mundo, se encuentra esta cascada de alto valor cultural para los bubis, etnia local de Bioko. Hasta hace tres años, su acceso era fundamentalmente por mar, hasta que el gobierno guineano implementó una carretera asfaltada para llegar al sur de la isla. La isla de Bioko, antigua Fernando Poo del período español, es de naturaleza volcánica y forma parte del cinturón volcánico del Golfo de Guinea, que se extiende desde la Isla de Santo Tomé al Sur hasta el Monte Camerún en el Continente. En Bioko, en concreto, el edificio volcánico más importante lo constituye el Pico Basilé, con 3000 m. de altitud. La isla fue recorrida y estudiada botánicamente en los años 60 por el profesor Emilio Guinea (1907-1985). En sus apuntes de campo dibujó en acuarela esta cascada. Desde entonces quedo inmortalizada en la memoria histórica de la ciencia.

La selva más antigua sobre las rocas y relieves más antiguos del continente africano

Esta selva del Monte Alén, en el área continental de Guinea Ecuatorial, se extiende al pie de un inselberg de grande dimensiones. Este relieve residual del escudo africano sobre rocas del precámbirco, sirvió de refugio de las selvas húmedas durante el último período frío del Pleistoceno (125.000-18.000 BP), durante el cual la actual vegetación de selva de la cuenca del Congo fue sustituida por una extensa sabana bajo condiciones de aridez. Al ser refugio de vegetación también lo fue de fauna. Y por el ello es uno de los más importante hotpost de África, contando con especies emblemáticas como el elefante de selva, el gorila, el chimpancé, el búfalo de bosque y el leopardo, entre los mamíferos, así como numerosas especies endémicas de batracios, reptiles e insectos, entre otros grupos del reino animal.

Escondida cascada del río Wele

En el área continental de Guinea Ecuatorial, el río Wele, antiguo río Benito de la Colonia Española en la Provincia de Rio Muni, discurre en dirección Nordeste-suroeste hasta desembocar en Mbini, en la costa atlántica del país. Es la red hídrica más importante del país, junto al río Mitemele, que se encuentra al sur y que desemboca en el gran manglar del Estuario del Muni. La cascada del Wele se encuentra al occidente del macizo de Monte Alén, discurriendo por el contacto del cratón del Congo con la fosa del Rift de Uoro. A lo largo del contacto se producen cambios bruscos de pendiente que originan cascadas, una de las cuales es la de la foto. Se trata de un lugar recóndito, al que sólo se puede acceder a pie a través de la selva y con la ayuda de un guía local.

  • Las semillas del bejuco en el Parque Nacional de Monte Alén
Durante el recorrido de reconocimiento en la selva húmeda de Monte Alén, en el área continental de Guinea Ecuatorial, bajo la vigilancia y cuidado de los guías del Parque Nacional, pudimos identificar algunas de las especies de árboles con diámetros de tronco que sobrepasan los 3 metros, de los cuales cuelgan las lianas o bejucos, algunas de las cuales proporcionan vainas de semillas como las que el guía nos muestra en la imagen. Monte Alén es uno de los espacios protegidos más emblemáticos de Guinea Ecuatorial y de la cuenca del Congo, ya que en él tienen su hábitat los gorilas de llanura del país. En este espacio natural se capturó “copito de nieve”, que fue entregado al investigador español Jordi Sabater Pi (1922-2009). Este gorila albino se llevó en 1966 a la Península y fue el reclamo para los visitantes del zoo de Barcelona hasta 2003, fecha en la que murió.
  • La cascada de Ureka
En el extremo sur de la isla de Bioko, en Guinea Ecuatorial, y en un conjunto biogeográfico de selva monzónica con más de 10.000 mm de precipitación anual, uno de los records del mundo, se encuentra esta cascada de alto valor cultural para los bubis, etnia local de Bioko. Hasta hace tres años, su acceso era fundamentalmente por mar, hasta que el gobierno guineano implementó una carretera asfaltada para llegar al sur de la isla. La isla de Bioko, antigua Fernando Poo del período español, es de naturaleza volcánica y forma parte del cinturón volcánico del Golfo de Guinea, que se extiende desde la Isla de Santo Tomé al Sur hasta el Monte Camerún en el Continente. En Bioko, en concreto, el edificio volcánico más importante lo constituye el Pico Basilé, con 3000 m. de altitud. La isla fue recorrida y estudiada botánicamente en los años 60 por el profesor Emilio Guinea (1907-1985). En sus apuntes de campo dibujó en acuarela esta cascada. Desde entonces quedo inmortalizada en la memoria histórica de la ciencia.
  • La selva más antigua sobre las rocas y relieves más antiguos del continente africano
Esta selva del Monte Alén, en el área continental de Guinea Ecuatorial, se extiende al pie de un inselberg de grande dimensiones. Este relieve residual del escudo africano sobre rocas del precámbirco, sirvió de refugio de las selvas húmedas durante el último período frío del Pleistoceno (125.000-18.000 BP), durante el cual la actual vegetación de selva de la cuenca del Congo fue sustituida por una extensa sabana bajo condiciones de aridez. Al ser refugio de vegetación también lo fue de fauna. Y por el ello es uno de los más importante hotpost de África, contando con especies emblemáticas como el elefante de selva, el gorila, el chimpancé, el búfalo de bosque y el leopardo, entre los mamíferos, así como numerosas especies endémicas de batracios, reptiles e insectos, entre otros grupos del reino animal.
  • Escondida cascada del río Wele
En el área continental de Guinea Ecuatorial, el río Wele, antiguo río Benito de la Colonia Española en la Provincia de Rio Muni, discurre en dirección Nordeste-suroeste hasta desembocar en Mbini, en la costa atlántica del país. Es la red hídrica más importante del país, junto al río Mitemele, que se encuentra al sur y que desemboca en el gran manglar del Estuario del Muni. La cascada del Wele se encuentra al occidente del macizo de Monte Alén, discurriendo por el contacto del cratón del Congo con la fosa del Rift de Uoro. A lo largo del contacto se producen cambios bruscos de pendiente que originan cascadas, una de las cuales es la de la foto. Se trata de un lugar recóndito, al que sólo se puede acceder a pie a través de la selva y con la ayuda de un guía local.

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